Dicen que Oscar Wilde dijo que el hombre es “menos él mismo cuando habla por sí mismo, pero que, con una máscara, dirá la verdad”. Claro que, qué verdad será esa; es difícil saberlo: ¿será la de la máscara o la del rostro que pretende ocultar? Es más, ¿hay verdad posible cuando es preciso tal procedimiento de suplantación o encubrimiento para emplazarla? No parece factible que, de una censura, de un disimulo pueda surgir la veracidad
La desinformación, el doble rasero moral, la falta de contexto, el sesgo y la falta de rigor informativo son sólo algunos de los problemas que revela la cobertura periodística de la crisis en Medio Oriente.
Yo antes, yo solo, yo mejor, yo víctima, yo legitimado…” es necesario para “no hay nada que negociar” y para producir el consecuente “yo tengo el derecho, la obligación de ejercer la violencia (“resistencia”) contra el otro”
El jueves 4 de mayo, la Asamblea Nacional rechazó por 199 votos contra 71, la propuesta de resolución del partido comunista que condenaba "la institucionalización por Israel de un régimen de apartheid".
Quizás la única manera que tengan buena parte de aquellos que cubren el conflicto de Medio Oriente de auto validarse sea mediante la eterna repetición – aunque se presuma siempre una novedad - de aquello que, pretende, es la realidad o su reflejo veraz
Si algo ha revelado el conflicto árabe-israelí es una suerte de indecorosa sinergia existente entre no pocos medios de comunicación, un grupo de ONG y agencias internacionales cooptadas por la ideología, con el fin de avanzar la “narrativa” o, mejor dicho, una de las estrategias palestinas en particular
“El titular periodístico nos da el texto desde el final, por decirlo así. Nos dice de antemano qué es lo que vamos a encontrar en él y, como consecuencia, cómo debemos leer ese texto”
La estrategia y finalidad del liderazgo palestino es evidente: recurre a la imitación, primero, y a la apropiación, después, de legítimas y sonadas causas ajenas, de la bandera de los derechos humanos, de la justicia universal
Si el mapa – la interpretación, la representación – no se corresponde con la realidad que dice simbolizar, no es tal mapa. Queda, sí, una forma que, en este caso, es proyección de una ideología, de activismo – y que puede ser también de una conveniencia, contemporización, etc. -; mas, el rastro de la realidad que subsiste es meramente anecdótico, apenas el necesario para que algún desprevenido crea que, efectivamente, se trata de una representación cabal del conflicto.