Refugiados

Cobertura del conflicto árabe-israelí: imagen vs realidad

“[Estamos] cada vez menos interesados en si algo es un hecho que en si es conveniente creer en ello... Lo que parece importante no es la verdad sino la verosimilitud”, escribía el historiador estadounidense Daniel Boorstin

Algo no va del todo bien

Cuando los medios hacen suyas las cifras proporcionadas por un grupo terrorista, su terminología y, además, la tarea de “adecentar” su imagen

Silencio, periodistas callando

Ahora toca callar que Abbas y Erekat, entre otros, solicitaron la nacionalidad jordana en los 2000 mientras supuestamente propugnaban por un estado propio… Sería llamativo si no hubiese una abultada historia de huida cada vez que estuvieron cerca de conseguir el fin tan publicitado

ABC retira un artículo erróneo

El texto era una sucesión de errores y despropósitos más propia del trabajo de un flojo estudiante de bachillerato

Señores periodistas, para su conocimiento: genocidio y limpieza étnica

Son términos que definen claramente terribles prácticas. Ninguna de las cuales ha llevado, ni lleva a cabo, el Estado de Israel. Igualmente, dirigentes palestinos, ONG y activistas, se dedican a enarbolar acusaciones en este sentido, con la inestimable ayuda de los medios que no se dignan en aclarar que se trata de una fabricación, ni en explicar por qué

Opinión: El periodismo, Israel, el conflicto, el sesgo

Los medios parecen haber creado “mundo” dentro de este mundo para dar cuenta del conflicto palestino/árabe-israelí y de Israel. Se trata de un “mundo” donde lo imposible es posible, lo falso verdadero y lo malo bueno.

La UNRWA y sus palmeros mediáticos

La defensa de la UNRWA por parte de sus funcionarios es lógica. La necesidad de ayuda para los más desfavorecidos es necesaria. Lo que ya no es aceptable es que los medios salgan de meros coristas y palmeros, y no pongan la información en su debido contexto.

Jerusalén: mucha, muchísima, desinformación

La cobertura de la decisión de la Casa Blanca de reconocer a Jerusalén como capital de Israel -donde, vaya coincidencia, los Podres Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y varios Ministerios del Estado judío ya tenían asiento – fue de todos, menos informativa: un espacio para el activismo habitual