Si lo que ha costado fijar, puntualizar, es empleado con la liviandad y el afán de difamación o intimidación con que se emplean las palabras en las gradas de un estadio de fútbol o en un ring de boxeo; pierde toda capacidad de diagnóstico, de potencial capacidad disuasoria
La hipocresía reina entre los mediocres y los proselistas como el tuerto entre los ciegos. La moral es una palabra sin contenido: puro continente para atrapar adeptos, crédulos, despistados
A esta altura sería demasiado necio creer en la negligencia como fuente de unos errores que resultan ser siempre del mismo signo, que acontecen en un sentido determinado de la balanza informativa sobre un conflicto sobre el que, además, tanto y tanto se dice (demasiadas veces, sin sustancia, un puro ruido)
El todo resulta irremediablemente autorreferencial (ONG citándose unas a otras y varios medios refiriéndolas sin más): una inercia que dice y alude a sí misma pretendiendo novedad y variedad donde realmente hay una sola voz ya casi automática en aquello de decir lo mismo. No hay exploración de la realidad ni sus hechos; en su lugar se la niega en el mismísimo acto de producir las imágenes deformadas de lo que se esconde
Lo que en definitiva se pretende es decirle a la audiencia cómo pensar sobre Israel – este estado es el conflicto, el problema, el obstáculo, la intrusa singularidad -, cómo se lo conceptualiza y cómo se problematiza su existencia de manera que la (única) solución sea evidente
Quizás la única manera que tengan buena parte de aquellos que cubren el conflicto de Medio Oriente de auto validarse sea mediante la eterna repetición – aunque se presuma siempre una novedad - de aquello que, pretende, es la realidad o su reflejo veraz
Si algo ha revelado el conflicto árabe-israelí es una suerte de indecorosa sinergia existente entre no pocos medios de comunicación, un grupo de ONG y agencias internacionales cooptadas por la ideología, con el fin de avanzar la “narrativa” o, mejor dicho, una de las estrategias palestinas en particular
“El titular periodístico nos da el texto desde el final, por decirlo así. Nos dice de antemano qué es lo que vamos a encontrar en él y, como consecuencia, cómo debemos leer ese texto”
Esta organización, y la Autoridad Palestina – lideradas por Mahmud Abbas – han dado material suficiente para explicar lo que, pretenden los medios y no pocos organismos internacionales, se considere inexistente: la responsabilidad directa de ambos entes en la generación de tensión, enfrentamientos; de violencia.
La estrategia y finalidad del liderazgo palestino es evidente: recurre a la imitación, primero, y a la apropiación, después, de legítimas y sonadas causas ajenas, de la bandera de los derechos humanos, de la justicia universal