El artículo pone la verdad de cabeza. Lejos de “perder terreno”, durante los treinta años que siguieron a la reunificación de la ciudad (1967 a 1997), la construcción por parte de árabes en Jerusalén superó a la de los judíos.
El País debe dejar de alinearse con aquellos que conspiran en el desmantelamiento del estado judío. Uno de ellos es su propio corresponsal, Juan Miguel Muñoz.
"Esperamos que esa decisión ayude a lanzar negociaciones de paz significativas, para alcanzar un acuerdo de paz histórico que, al final, ponga fin al conflicto entre palestinos e Israel."
La negación de los musulmanes de los lazos históricos y religiosos del judaísmo con Jerusalén y el Monte del Templo, las construcción ilegal que ha emprendido el Waqf y la respuesta violenta que han suscitado las actividades judías en este lugar son obstáculos centrales para la paz.
Los asentamientos establecidos por Israel en territorios capturados en la guerra de 1967 se han vuelto un tema muy controvertido entre los defensores de las posiciones a favor y en contra de los asentamientos, quienes debaten la legalidad de estas comunidades.
No conforme con la práctica de tergiversación de El País de señalar que Tel Aviv es la capital de Israel en cada artículo sobre Israel, Muñoz “instala” los Gobiernos de Israel en Tel Aviv.