La cobertura sobre el conflicto árabe-israelí ha devenido, en su amplia mayoría, en una selectiva omisión de hechos y cronologías. Es decir, la cobertura no es tal, sino una mímica de la habitual propaganda palestina. La Radio y Televisión Española no escapa a ello.
Los recientes atentados contra israelíes se produjeron en un contexto de incitación pocos días antes de que comience el mes sagrado musulmán del Ramadán, y evocan la violencia del Ramadán del año pasado: la "Yihad por Jerusalén" que culminó en la guerra de Hamás contra Israel. Para informar con precisión sobre la incitación y la violencia, los periodistas deben estar gener conocimiento de la historia reciente y pasada.
Inducir a alguien a una acción a la manera palestina implica, además de guiar a sus ciudadanos al odio y la violencia, la impunidad para acometer tales prácticas
La agencia española se apoya fundamentalmente en la “información” facilitada por Wafa, la agencia oficial de la Autoridad Palestina; con lo que, aquello que esta autoridad suprima o tergiverse, será ignorado o erróneamente comprendido por la audiencia en español
Ejerciendo cada defecto del periodismo, cada vicio del activismo, traducía y difundía un informe de la politizada B'Tselem, ONG seriamente criticada “debido sus tergiversaciones del derecho internacional, la inexactitud de sus investigaciones y sus estadísticas sesgadas”
Las omisiones tienen el poder de transformar hechos, de darles un significado completamente distinto. Silenciando datos relevantes, el producto resulta ser algo meramente parecido a la información
¿Cómo es posible que algunas personas que nos encontrábamos a kilómetros de distancia pudiéramos tener un acceso más claro a los hechos que periodistas destacados en el lugar?
La benevolente hipótesis de considerar que el desconocimiento es un elemento central en la crónica del medio español es incapaz de sostenerse ante la perseverancia en la abierta adhesión al léxico del grupo terrorista Hamás
El medio parece abocado a blanquear al terrorismo palestino adhiriendo a la manida fórmula de la “resistencia”, donde resulta que hay “milicianos” que expresan sus “decepciones” lanzando cohetes – entre tantas otras actividades