¿Por qué si los dos protagonistas de esta historia niegan toda evidencia de crisis humanitaria, ciertos medios, y los grupos a los que representan, se empeñan en transmitirnos una imagen deformada de la realidad?
Son muchos los aspectos de este documental en los que se podría incidir, pero básicamente podríamos definirlo cono una distorsión para deslegitimar a Israel y al final de cuentas, apoyar a Hamas.
Llama la atención que el análisis de Birnbaum se centre exclusivamente en conseguir que Israel haga o deje de hacer, y que no se mencione una sola vez la responsabilidad palestina en las relaciones entre ambos.
Las medias verdades de Saeb Erekat, su manipulación de los datos y sus ocultaciones pueden encontrar el siempre cálido refugio de medios como El País, a pesar de que la realidad en el terreno y los hechos históricos desmienten su discurso.
Incluso ahora, tras la confesión del juez, que afirma que Israel no cometió crímenes de guerra y que no intentó asesinar civiles, algunos periodistas siguen empeñados en sus acusaciones y señalan a Israel como el responsable tras bambalinas de esa decisión individual del juez Goldstone.
Esta muestra de “humor gráfico” contiene una serie de inexactitudes peligrosas, ya que contribuyen a la confusión histórica a la vez que transmiten un mensaje claramente antisemita.