“La gente casi invariablemente llega a sus creencias no sobre la base de la prueba, sino sobre la base de lo que encuentran atractivo”, Blaise Pascal.
Por ejemplo, la Radio Televisión Española indicaba el 30 de octubre de 2013 que:
“Los veintiún presos palestinos de Cisjordania que Israel ha dejado este martes en libertad, de un total de 26, han llegado esta madrugada a la ciudad de Ramala, donde han sido recibidos por miles de palestinos en una ceremonia festiva en la sede de la presidencia.
Unas horas después, la radio militar israelí anunciaba la construcción de 1.500 viviendas en el barrio de Ramat Shlomo, en los asentamientos de Jerusalén Este…”.
Y agregaba que:
“El Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) rechazó el lunes lo que calificó como ‘medidas engañosas e instigadoras’, y acusó a Israel de exigir nuevas colonias a cambio de la liberación de presos”.
Euronews, por su parte, informaba (el mismo día) que:
“Estas últimas liberaciones coinciden con la decisión de construir nuevas colonias en Cisjordania y Jerusalén Este, 1500 viviendas según un comunicado de la radio militar israelí esta misma noche.
La ANP ya denunció hace unos días que Israel utiliza a los presos palestinos como moneda de cambio para justificar la construcción de más asentamientos”.
El canal europeo apostaba por la versión palestina de los hechos, haciendo de cuenta que la liberación de asesinos convictos era un tema baladí en Israel, y que los familiares de las víctimas no existen.
En Argentina, el diario Página12 señalaba el 30 de octubre:
“Luego de dar una señal de ‘diálogo’ al gobierno de Gaza [sic] al otorgar la libertad a 26 prisioneros acusados de delitos contra el pueblo judío, el premier israelí, Benjamin Netanyahu, anunció la construcción de 1500 nuevas viviendas en Ramat Shlomo, un barrio ultraortodoxo levantado en territorios que Palestina reclama como propios. El titular de la AU, Mahmud Abbas, acusó a Tel Aviv de no cumplir con las leyes internacionales”.
Página12 está muy confundido: no sabe cuál es la capital de Israel, ni tampoco sabe que Abbas es el presidente de la Autoridad Palestina con sede en Ramallah, Cisjordania, con quien Israel (cuya sede del gobierno está en Jerusalén) está en negociaciones.
Y, ¿“delitos contra el pueblo judío”?
¿De dónde saca la información el diario argentino?
¿Palestina? Aún no existe ningún estado que se llame Palestina. Tampoco existió en el pasado.
Masha Gabriel explicaba en un artículo de ReVista:
“Palestina como estado aún no existe fuera del marco de la ONU. Pero la ONU no tiene capacidad para otorgar estadidad. Para ser Estado se debe satisfacer un criterio legal especificado por la Convención de Montevideo de 1933, como poseer un territorio definido o ejercer un control gubernamental independiente y efectivo sobre una población permanente, algo de lo que carece Palestina.
Por otra parte, cuando se presenta al “gobierno de Palestina” como protagonista de la noticia, se están dando por hecho cuestiones nada evidentes: ¿de qué “Palestina” se nos está hablando? ¿De Gaza o de Cisjordania? ¿De Hamas o de la Autoridad Palestina?”
Al día siguiente, Página12 demostraba aún más, si cabe, su parcialidad:
“Veintiséis prisioneros palestinos fueron liberados en las primeras horas de ayer por la mañana por Israel cumpliendo con el acuerdo de paz patrocinado por Estados Unidos, y regresaron como héroes a sus hogares en Cisjordania y la Franja de Gaza. Pero hubo poco tiempo para que el liderazgo palestino saboreara este logro, ya que horas después el gobierno israelí anunció planes para construir nuevos asentamientos en la ocupada Jerusalén Este”.
“Israel anunció hoy sus planes para expandir un asentamiento judío en Jerusalén Este y establecer un nuevo parque nacional en territorio ocupado en esa ciudad, sólo horas después de haber liberado a 26 presos palestinos”.
¿Territorio “ocupado” en Jerusalén? ¿Quién es el “ocupado”?
El 29 de noviembre de 1947 la Asamblea General, a instancias de las recomendaciones del Comité, adoptó la Resolución 181, en la que la parte III trata de la Ciudad de Jerusalén:
“La Ciudad de Jerusalén se establecerá como un corpus separatum bajo un régimen internacional especial y será administrada por las Naciones Unidas. El Consejo de Administración será designado para desempeñar las responsabilidades de la Autoridad Administrativa en nombre de las Naciones Unidas”.
Es decir, la ciudad no formaría parte ni del estado judío ni del estado árabe proyectados.
Finalmente la resolución de la Asamblea General recibió el consentimiento del liderazgo nacional de la Comunidad Judía en Palestina, pero fue rechazado por los árabes que, en mayo de 1948, intentaron hacerse con el control de todo el territorio mediante una agresión armada contra el recién creado Estado de Israel. El resultado: la ciudad quedó dividida entre Israel (que se hizo con el control la parte oeste de la ciudad en una maniobra defensiva) y Jordania (uno de los agresores, que tomó la parte oriental).
La entrada de Israel en Jerusalén Este, en 1967, luego de otra agresión árabe, explica Julius Stone – renombrado jurista australiano (Israel and Palestine: Assault on the Law of Nations), se produjo en el ejercicio de su derecho a la defensa propia; hecho confirmado por el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de la ONU, por la derrota de las resoluciones – patrocinadas por los árabes y el bloque soviético – que demandaban su retirada y pretendían caratular su acción como agresión.
El propio Stone concluye:
“[Israel] se convierte en un estado con el control legal del territorio respecto del cual ningún otro estado puede presentar un mejor (de hecho ningún) título legal. [Y ya que] la titularidad territorial está basada en una reclamación de validad no absoluta, sino sólo relativa, el resultado parece decisivo en cuanto a Jerusalén Este”.
Stephen Schwebel (What Weight to Conquest?), jurista estadounidense que fue juez de la Corte Internacional de Justicia, hace hincapié en la vital distinción entre una conquista agresiva y conquista defensiva, y entre la toma de un territorio que estaba bajo posesión legal o la toma de territorio que se poseía de manera ilegal. Además, si el estado que posee con anterioridad un territorio se ha hecho con él ilegalmente, el estado que luego se apodere ese territorio en el ejercicio legítimo de su defensa tiene contra el poseedor anterior más derecho al mismo.
El estatus de Jerusalén Este es, de esta manera, bien distinto al del resto del territorio en disputa, y, enconsecuenica,no puede considerarse ocupado.
Prosiguiendo, la Cadena Ser española también veía en el anuncio de construcción de viviendas en un “asentamiento”, una suerte castigo a los palestinos, o de revancha. Así, el 3 de noviembre, sostenía que:
“El pasado sábado, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, avisó del inminente anuncio de la expansión de los asentamientos como medida de contraprestación a la puesta en libertad de 26 presos palestinos la noche anterior”.
Mientras que la agencia de noticias Europa Press advertía, el 30 de octubre, que:
“El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha anunciado este miércoles la construcción de 1.500 nuevas unidades de vivienda en el barrio de Ramat Shlomo, ubicado en Jerusalén Este, como ‘compensación’ a la liberación de un segundo grupo de 26 presos palestinos”.
Por su parte, el diario costarricense La Nación, indicaba el 31 de octubre:
“Israel anunció ayer la construcción de 1.500 viviendas en Jerusalén oriental, zona que los palestinos reclaman para su futuro Estado, pocas horas después de liberar a un grupo de prisioneros palestinos como parte de un acuerdo para impulsar las negociaciones de paz.
Los nuevos asentamientos se ven como un intento del primer ministro Benjamin Netanyahu de contrarrestar las graves críticas internas por la excarcelación de presos, acusados de perpetrar atentados en los que murieron israelíes”.
Pero para la prensa hispana resultaba mejor la versión de la “contraprestación”, sin matices, ya que hace más malo al malo; o al menos le resta al “gesto de buena voluntad” de liberar a asesinos palestinos con el fin de retornar a la mesa de negociaciones.
La agencia argentina de noticias Télam apuntaba el 30 de octubre que:
“La Autoridad Nacional Palestina (ANP) del presidente Mahmud Abbas y el secretario general de la ONU condenaron los planes de construcción, y la ANP acusó a Israel de tratar de sabotear las actuales conversaciones de paz iniciadas con los auspicios de Estados Unidos después de cinco años de estancamiento”.
En Perú, el diario La República, el mismo día, señalaba que:
“Luego del anuncio de nuevas construcciones en asentamientos palestinos [sic], el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, deploró esta situación y remarcó que dicha actividad solo pone ‘un obstáculo al proceso de paz’”.
El periodismo, en su práctica totalidad, parece dispuesto a convertirse en mero repetidor. Todos repitieron lo mismo sobre los presos: se trataba de “condenados a penas de cárcel por el asesinato de israelíes, la mayoría de los cuales tuvieron lugar antes de la firma en 1993 de los Acuerdos de Oslo” (con alguna que otra variación).
Es decir, conocían la existencia de los Acuerdos de Oslo, pero no pasaron de mencionarlos como un suceso abstracto, como un mero punto en el tiempo, sin contenido.
El periodista israelí Nadav Shragai, en un artículo de 2009 (Protecting the Contiguity of Israel) explicaba que:
“La construcción israelí y palestina en Cisjordania ha sido gobernada por los términos legales del Acuerdo Interino Oslo II a partir del 28 de septiembre de 1995. […] ninguno de los Acuerdos de Oslo prohibió la actividad de establecimiento (asentamiento) israelí, aunque Israel aplicó auto-limitaciones unilaterales en esta área en años recientes”.
En tanto, Jeffrey S. Helmreich, teórico del derecho, sostenía en un artículo de 2003 (Diplomatic and Legal Aspects of the Settlement Issue):
“…el acuerdo de paz alcanzado por Israel y los palestinos en Oslo, junto con el Acuerdo Provisional de 1995, permiten el crecimiento de los asentamientos así como el crecimiento – y la creación – de comunidades palestinas en los territorios disputados. Los palestinos adquirieron los derechos para la planificación y la división por zonas en el área A; en tanto que Israel retuvo los mismos derechos en área C, donde los asentamientos estaban localizados. El estatuto jurídico se debía alcanzar y decidir sólo en las negociaciones de estatus finales que, lamentablemente, nunca ocurrieron. Hasta que este punto sea alcanzado, el crecimiento de asentamientos [en el área C] permanece dentro del alcance legal de los Acuerdos de Oslo”.
Pero es más, el Acuerdo Interino (Oslo II) estipula – Capítulo I, Artículo XII, Inciso 5:
“A los efectos del presente Acuerdo, ‘los asentamientos’ significa: en la Cisjordania, los asentamientos en la Zona C, y en la Faja de Gaza, los asentamientos de las zonas de Gush Katif y Erez, así como los demás asentamientos en la Franja de Gaza”.
Interim Agreement Joint Coordination Map. Se ven las zonas bajo administración palestina(Fuente: mfa.gov.il )
Pero detengámonos primero, tan sólo un segundo, a analizar los siguientes trinomios:
Liberación de asesinos/terroristas convictos palestinos + construcción de viviendas en “asentamientos” en territorios en disputa + conversaciones de paz.
Liberación de asesinos/terroristas convictos palestinos + glorificación del terrorismo (y la incitación al odio derivada o asociada) por parte de los líderes palestinos + conversaciones de paz.
Ambos comparten todos sus términos menos uno: Construcción vs. Glorificación.
La diferencia entre la construcción de viviendas (que no es ilegal según lo acordado entre israelíes y palestino en el Acuerdo Interino aún vigente) y la glorificación del terrorismo (véase también el siguiente link) es abismal y evidente: mientras que una puede ser cancelada y/o desactivada inmediatamente, lo otra no. ¿Cuál, entonces, es un obstáculo para la paz – pero no para la paz de las noticias y los papeles, sino para la verdadera, sincera y duradera?
Pero, asidos al núcleo de la “narrativa palestina”, ignoraron a las víctimas israelíes y la glorificación al terrorismo que tuvo lugar durante y luego del recibimiento de los presos palestinos excarcelados. Así como también prescindieron de informar sobre los ataques a israelíes durante ese lapso de tiempo. Nada que ensucie la imagen del palestino-víctima.
Mientras la prensa informaba de los “festejos”, como si se tratara del regreso de un equipo de fútbol campeón a su ciudad, la realidad era bien distinta a los pretendían reflejar. Se trata de un acto de exaltación de la violencia y el terrorismo.
El mismo día de la excarcelación de la segunda tanda de 26 presos (30 de octubre de 2013), la televisión oficial de la Autoridad Palestina ofrecía el recibimiento dado por Mahmoud Abbas, a los terroristas.
“… es importante subrayar que el terrorismo es un método o un modo de comportamiento. Consiste precisamente en la realización de un acto o una actividad cuyo resultado intencionado es la creación de un estado psicológico de temor generalizado”.
Según informó la organización Palestinian Media Watch, Abbas, que se encontraba con otros importantes líderes de Fatah y la Autoridad Palestina recibieron a los terroristas como héroes. Abbas, en un escenario, besó y le dio la bienvenida a cada uno de los liberados y se dirigió a la audiencia:
“Le damos la bienvenida a nuestros heroicos hermanos que vienen de detrás de las rejas al mundo libre. Nos felicitamos y los felicitamos a todos ustedes en esta gran celebración que nos une y devuelve con nuestros hijos”.
Uno de esos héroes es Shakir Alifu Musbach Nufal, condenado a cadena perpetua por su papel en el secuestro y asesinato del Shaltiel Akiva, de 21 años, en la noche de Pesaj (Pascua Judía) de 1985.
Abbas e Issa Abed Rabbo (Fuente: Palestinian Media Watch)
“Qué grande y magnífico lo que han hecho; oh, héroes, retornando de la cautividad…”.
Y finalizó su discurso espetando:
“Le decimos a Israel: ¡muere en tu rabia. Ve a tus cementerios y recita sobre tus muertos lo que sea que recitas. Aquí están [los que Israel dijo que] ‘tienen sangre en sus manos’; aquí están [de vuelta] entre su propia gente: luchadores, caballeros, hombres libres!’”.
El periodista Avi Issacharoff hablaba de un nuevo fenómeno en un artículo en The Times of Israel (11/10/2013):
“… un terrorismo que no está cuidadosamente planeado como el de las organizaciones como Hamas o Yihad Islámica; sino más bien, se trata de ataques llevados a cabo por palestinos actuando de manera independiente, empeñados en matar israelíes, sean soldados o civiles”.
Y consideraba que un factor crítico para este nuevo fenómeno es la incesante incitación contra Israel en los medios de comunicación palestinos y en las redes sociales palestina.
Los hechos se parecen demasiado a aquellos que perpetraron quienes son alabados y ensalzados por los líderes palestinos reiteradamente. Algo que se ve magnificado por la incitación al odio hacia los israelíes y los judíos de manera continuada desde hace años y que los medios de comunicación oficiales repiten una y otra vez, junto con la exaltación del martirio (en definitiva, del desprecio por la propia vida como medio para acabar con la vida del “enemigo”).
Pero, si bien la incitación al odio y la glorificación del terrorismo son hechos evidentes, la prensa hispana se las arregla para no verlos, ni ver sus efectos.
De hecho, Khaled Abu Toameh, periodista árabe-israelí indicaba en un artículo publicado por The Gatestone Institute que mientras Abbas estaba “reafirmando su compromiso en pos de la paz durante las recientes reuniones con Kerry, funcionarios y medios palestinos le estaban diciendo a su pueblo que los israelíes debían ser castigados por ‘envenenar’ a Arafat y por perpetrar varios ‘crímenes’ contra los palestinos”. Y la gran mayoría de medios hispanos siguieron fielmente la acusación sin pruebas del liderazgo palestino.
Esta glorificación de la violencia y la incitación al odio van unidas a la negación constante por parte del liderazgo palestinos de la legitimidad de Israel.
Por ejemplo, el 9 de octubre de 2013, la televisión de la Autoridad Palestina emitió un discurso de Jamal Muhaisen, miembro del Comité Central de Fatah, en nombre de Mahmoud Abbas, en el que afirmaba:
“Todos nuestros sitios santos están todavía bajo la ocupación, y hasta ahora no hemos liberado una pulgada de la tierra palestina. Toda la tierra palestina está ocupada – Gaza está ocupada, Cisjordania está ocupada, las tierras de 1948 [es decir, Israel] están ocupadas y Jerusalén está ocupada”.
En nombre de Abbas, mientras éste se sienta a la mesa de negociación.
Estas no son palabras sueltas, vacías. Estas palabras bien pueden asegurar la continuidad del conflicto y, evidentemente, tienen consecuencias inmediatas.
Unos efectos que la prensa, también prefiere ignorar. Así, mientras su mirada estaba tapada detrás de pilas y pilas de ladrillos de una construcción que aún no había comenzado, no informaban sobre un ataque con bomba molotov – arrojada por palestinos – contra un coche que circulaba cerca del poblado judío de Tekoa, al sureste de Belén. Según el diario Ha’aretz (8/11/2013):
“El vehículo en movimiento se incendió rápidamente, y la madre y la hija, que estaban en el auto en el momento del ataque, fueron levemente heridas”.Fuente: The Times of Israel
“… el jueves temprano por la tarde, un hombre palestino abrió fuego contra una parada de autobús en la intersección de Tapuach, en Cisjordania. Soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel estacionados cerca, llegaron a la escena, le dispararon al agresor, matándolo”.
Hay que señalar que el atacante no abrió fuego contra una parada (objeto inanimado), sino contra la gente que esperaba el autobús en esa parada.
El Centro General Meir Amit de Información y Terrorismo, en su informe semanal del 30 de octubre al 5 de noviembre de 2013 indicaba que:
“En Judea y Samaria siguieron los incidentes violentos en el marco de lo que llaman “la resistencia popular”. En ese marco, se arrojaron piedras contra las fuerzas de seguridad y contra ciudadanos israelíes, y se lanzaron bombas molotov”.
Y apuntaba que:
“Según un informe del Servicio de Seguridad General durante el mes de octubre de 2013 se produjo un leve aumento en la cantidad de atentados realizados en Jerusalén. En total, se realizaron en Judea, Samaria y Jerusalén 131 atentados a diferencia de 129 durante el mes de septiembre. En Judea y Samaria se realizaron 99 atentados (contra 104 en el mes de septiembre de 2013) y 32 se realizaron en Jerusalén (contra 25 atentados en septiembre de 2013). La mayoría de los atentados fueron realizados en el marco de “la resistencia popular”.
La mayoría de los atentados fueron del tipo de lanzamiento de bombas Molotov (116 de los 131 atentados). El más destacado de entre los atentados fue el asesinato de un ciudadano israelí (10 de octubre de 2013), en un poblado de los valles. Asimismo, resultaron heridos dos ciudadanos y dos soldados”.
Albin Eser, Director Emérito y Profesor Emérito de Derecho Penal y de Derecho Penal Comparado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Freiburg, sostiene (The law of incitement and the use of speech to incite others to commit criminal acts: German law in comparative perspective) que la incitación es particularmente peligrosa ya que “cuanto más tiempo lleva en la esfera social y entre el público en general”, más “conduce a una… disminución del control de la palabra hablada y escrita”. Una vez que se han diseminado entre el público, las palabras de odio e incitación tienden a propagarse rápidamente y a ser imposibles de controlar.
Por su parte, Jean-François Gaudreault-DesBiens – Profesor Asistente en la Facultad de Derecho e Instituto de Derecho Comparativo de la Universidad Mc Gill – , escribe (From Sisyphus’s Dilemma to Sisyphu’s Duty? A Meditation on the Regulation of Hate Propaganda in Relation to Hate Crimes and Genocide) que lo que a menudo conduce a los crímenes de odio y al genocidio es, precisamente, el uso de discursos de odio y su naturaleza sistemática.