Tendencias: Tercer fin de semana de liberación: la consigna de la equiparación.

Una semana más analizamos las tendencias en redes sociales, que parecen responder a campañas bien ideadas, y que los periodistas activistas amplifican en sus tribunas.

El tercer fin de semana de liberación de secuestrados acordado entre Israel y Hamás (Hamás liberó a otros entre semana, pero no despertó tanta actividad en redes sociales) tuvo como consigna borrar el impacto de las imágenes de unos secuestrados al borde de la inanición, afirmando que los presos palestinos salían en las mismas condiciones.

Las imágenes de Ohad Ben Ami, Eli Sharabi y Or Levy, los tres israelíes sacados de los túneles de Hamás tuvieron un gran impacto no sólo en la población israelí, sino en el mundo judío en general ya que rememoraban las de algunos judíos presos en los campos de exterminio nazis.

Teniendo en cuenta la perfecta orquestación mediática y el cuidado hasta el mínimo detalle escénico del grupo terrorista, es muy probable que esa búsqueda de una estética que recordara a los supervivientes del Holocausto estuviera específicamente buscada. Más como un mensaje a judíos que al resto del mundo, que no parece demasiado preocupado por las salvajadas que estos puedan haber sufrido. La estética fue acompañada de mofas y humillaciones a los tres liberados que apenas se podían tener en pie.

Pero lo más llamativo es que los mismos periodistas que no podían dejar de reconocer el impacto de las imágenes, hacían suya la propaganda paralela de Hamás, que buscaba hacer creer que los presos palestinos salían en las misma condiciones de las cárceles de Israel.

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Lo que en boca de los periodistas quedaba en el aire, era convenientemente acompañado por una campaña en redes en las que los usuarios, periodistas o troles, mostarban imágenes de supuestos presos palestinos en muy malas condiciones, pero algunas pertenecían a presos en huelga de hambre o a personas imposibles de identificar, que otros usuarios afirmaban eran enfermos de cáncer.

Una que se hizo especialmente viral fue la de un supuesto profesor que habría salido terriblemente demacrado. Pero resulta que no se pudo comprobar que hubiera salido en el intercambio de secuestrados israelíes por presos palestinos, y el hecho de que tanto activista reclamara haber sido alumno suyo con un mismo post repetido hasta la sociedad, hizo sospechar de la manipulación detrás.

Hubo más imágenes para vender la mentira de la comparación, que vergonzosamente compraron los activistas.

Simplemente destacar que los presos palestinos son juzgados con todas las garantías de un estado democrático. Que en las cárceles son respetados los derechos hasta el punto que pueden estudiar, comunicarse, o como en el caso de uno de los cerebros del 7 de octubre, ser operados con éxito de operaciones complejas y costosas como un tumor cerebral.

Aquellos que buscan paralelismos entre eso y unos secuestrados y torturados por un grupo terroristas no sólo mienten, sino que en su activismo anti occidentales, se convierten embellecedores de un grupo terrorista.

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