El 4 de marzo de 206, la agencia argentina Télam titulaba:
El titular no aclaraba que la mujer había atacado a un soldado, y la nota era bastante ambigua al respecto. Sí incluían el comunicado del ejército, aunque en su presentación no dejaban de tildar el ataque de “supuesto”:
“ “Una asaltante estrelló su vehículo contra un soldado de guardia en la intersección de Gush Etzion. El soldado fue herido y evacuado para recibir tratamiento médico. Las fuerzas en el lugar respondieron a la amenaza inmediatamente y dispararon a la atacante, que resultó muerta”, dijo el Ejército en un comunicado, tras agregar que”se encontró un cuchillo en el vehículo” de la agresora.”
Por otra parte, el texto equiparaba las víctimas con los verdugos, al contabilizarlos a la par, como víctimas todos de una “ ola de violencia”. Violencia en general, sin contexto, sin perpetrador, sin víctima. No obstante, al realidad es distinta. No se trata de un “todos contra todos”, sino de una serie de ataques de palestinos contra judíos, civiles o no.