Tan raro todo… para concluir en la “narrativa” de siempre

Es curioso cuando un mismo hecho, narrado desde la misma perspectiva, adquiere elementos centrales disímiles. Es esperable cuando quienes refieren el hecho pertenecen, por decirlo de una manera, a bandos o intereses distintos.

Pero lo más llamativo ocurre cuando, además, entre el relato y el oyente, no hay verificación alguna: periodismo de brazos caídos.

Un texto de Médicos Sin Fronteras (MSF) publicado ayer en Yahoo, entre otros sitios, comenzaba relatando:

“Jana, la hija de Yasser Abu Markhiyeh, tenía dos años y medio cuando la apedrearon y le causaron heridas en la cara y las piernas. Jana estaba sentada en el regazo de su padre mientras este tomaba un café en la terraza de su casa en Hebrón, Cisjordania. De repente, los colonos israelíes de las casas cercanas empezaron a lanzar piedras, desde la calle, contra la casa de esta familia palestina”.

“Los psicólogos de MSF ayudan a Yasser y Jana a superar el episodio, así como los ataques recurrentes que sufren en su casa por su proximidad a las viviendas de los colonos. A sus siete años, Jana padece estrabismo (trastorno en el que ambos ojos no miran hacia mismo sitio al mismo tiempo), por lo que ha tenido que someterse a varias intervenciones quirúrgicas y necesitará al menos una más en los próximos años”.

Es decir, que el supuesto ataque habría sucedido en 2016 o 2015, de acuerdo con lo que dejaba entrever MSF – que, por algún motivo, no especificaba la fecha precisa del suceso (del que tampoco siquiera se establecía una relación causal con el estrabismo de la niña).

En mayo de 2015 la ONG anti-israelí Al Haq – vinculada al grupo terrorista Frente Popular para la Liberación Palestina según el gobierno israelí – decía:

“El 9 de mayo de 2015, aproximadamente a las 18:30 horas, Yasser Rajab Abu Markhiya, de 44 años, estaba en una tienda de comestibles cercana cuando recibió una llamada telefónica de su esposa, que le informó preocupada que colonos israelíes estaban lanzando piedras contra su casa en Tal Al-Rumeida, Hebrón. Cuando se acercaba a su casa, Yasser vio a siete colonos israelíes, de entre 8 y 14 años, que lanzaban piedras contra su residencia, golpeando las ventanas y la puerta”.

“Yasser les gritó a los colonos exigiéndoles que se detuvieran. Tres de los colonos mayores empujaron a Yasser lejos de la casa mientras los otros seguían tirando piedras. A los pocos minutos, seis soldados israelíes llegaron al lugar y escoltaron a los colonos fuera de la casa sin detener a ninguno de ellos. Las ventanas de la casa no se rompieron, ya que Yasser había colocado previamente protectores metálicos alrededor de ellas para proteger a su familia de los recurrentes ataques de los colonos”.

La situación se desarrolló aún más. Pero no decía nada de la hija de Markhiya, lo cual es extraño para un ONG dedicada a demonizar a Israel.

El mismo día, según un informe de PCHR (Centro Palestino para los Derechos Humanos, con sede en Gaza):

“Aproximadamente a las 19:00 del sábado 9 de mayo de 2015, un grupo de colonos atacó varias casas civiles en el barrio de Tal al-Rumaida, en el centro de Hebrón. Detuvieron a los residentes y les negaron el acceso a sus casas. Los colonos lanzaron piedras contra una casa perteneciente a Yasser Abu Markhiya e intentaron asaltar la casa y atacar a sus hijos delante de los soldados israelíes desplegados en el barrio”.

Nada.

Muy extraño tratándose de organizaciones dedicadas a la propaganda anti-israelí para consumo principalmente occidental.

En 2016, por su parte, el Palestine Chronicle hablaba de una supuesta agresión pero contra el padre. Y añadía un dato revelador:

“El portavoz de Human Rights Defenders, Badee Dweik, dijo a Ma’an que los colonos atacaron a Emad Abu Shamsiya y Yasser Abu Markhiya, que trabajan en la oficina del grupo en Hebrón. Los dos estaban filmando a colonos extremistas que llevaban barras cerca de viviendas palestinas en Tel Rumeida, en la Ciudad Vieja de Hebrón”.

Es decir, Markhiya es, o era, un activista…

La búsqueda por internet sobre el hecho relatado por MSF arrojó resultados negativos: es decir, no se encontró nada sobre las lesiones que asegura la ONG que sufrió la niña a causa de la presunta agresión. Es más, lo poco que existe difiere sustancialmente de la escena planteada por Médicos sin Fronteras para abrir su texto.

La verdad quizás se encuentre en algún lugar en el medio. O ni siquiera.

Como sea, desde el vamos – en que se retrataba a los judíos como “colonos”, ajenos a Hebrón – se instalaba una duda: ¿de qué iba realmente el texto? El desarrollo de este ahondaba en esa duda, e, incluso, llegaba al punto de casi despejarla en la peor dirección posible: se trataba de una pieza propagandista más.

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