La agencia argentina de noticias Télam, dejando de lado su labor profesional, se inclinó por la versión aberrante de la simplificación en su crónica del 19 de enero de 2014, donde daba cuenta de la respuesta israelí a los recientes ataques terroristas con cohetes disparados desde la Franja de Gaza.
Télam titulaba su artículo de la siguiente manera:
Israel asesinó a un palestino en un ataque selectivo en la Franja de Gaza
Eso sí, para la misma agencia, en 2012, los “civiles israelíes murieron alcanzados por un cohete disparado desde Gaza el jueves pasado”. No fueron “asesinados”, al parecer tuvieron el poco acierto de interponerse en la trayectoria – de otra manera inofensiva – de unos cohetes.
Como fuere, la agencia, en tanto, comenzaba su crónica del 19 de enero de 2014 ubicando erróneamente la capital y oscureciendo lo que estaba muy claro:
“Al igual que sucedió el miércoles pasado cuando la aviación israelí bombardeó parte de Gaza y dejó una mujer y cuatro niños heridos, Tel Aviv justificó el ataque de hoy como un represalia por los cohetes lanzados desde el territorio palestino al sur de Israel, que fueron interceptados sin causar víctimas ni daños”.
Vamos a ver, la municipalidad de Tel Aviv poco puede decir sobre el tema; o, puede decir todo lo que quiera, pero no tiene ningún poder de decisión sobre asuntos que competen al gobierno central en materia de defensa. Sería conveniente que la agencia de noticias argentina se dirigiese al gobierno de Israel, cuya sede, para más inri, está en Jerusalén (para más información, el Parlamento – Knesset – israelí se encuentra en el distrito de Kiryat Ben-Gurion en Jerusalén, código postal 91950), con lo que ésta es la capital del Estado Judío.
Télam parecía decir, básicamente, que Israel “ataca” Gaza y posteriormente se ve en la necesidad de “justificar” de alguna manera dichos “ataques”. Un engaño que puede realizarse si se minimizan los ataques terroristas previos con cohetes desde la Franja de Gaza: en la misma oración se remarcaba que tales cohetes “no causaron víctimas ni daños”, ya que fueron interceptados; como si el “daño” y la “víctima” fuesen requisitos sine qua non para que Israel pueda defender activamente a su población civil.
Entonces, la agencia continuaba afirmando que:
“Según informó el ejército israelí, el objetivo del ataque selectivo era Ahmad Saad, un importante líder de la Yihad Islámica, que según la inteligencia israelí, estaría vinculado a los cohetes lanzados el jueves pasado, informó la agencia de noticias EFE”.
¿“Cohetes lanzados” por quién? ¿Contra quién?
En tanto, el blog de las Fuerzas de Defensa de Israel daba una información más amplia sobre Saad:
“Sa’ad es personalmente responsable del lanzamiento de los 5 cohetes hacia Ashkelon el 16 de enero del 2014 que fueron interceptados por el sistema… Cúpula de Hierro. Las actividades terroristas de Sa’ad a lo largo de los años incluye la dirección encubierta del lanzamiento de cohetes hacia el sur de Israel en numerosos incidentes entre ellos, durante la operación ‘Pilar Defensivo’ en noviembre de 2012. Además, fue responsable de varios lanzamientos durante la escalada de violencia en marzo del 2012. En los últimos días Sa’ad tuvo una participación activa y sustancial en la planificación de lanzamientos de cohetes contra civiles israelíes”.
Mas, Télam seguía maquillando lo evidente: la acción terrorista que supone el acto de disparar cohetes contra la población civil israelí . Y, a la vez que hacía esto, moldeaba un ogro israelí y una víctima palestina empobrecida (es decir, parecía estar fabricando la justificación de los ataques terroristas con cohetes contra la población civil israelí, en lugar de informar):
“Pese a la política agresiva de represalias israelí, la potencia regional hace años que desarrolló un escudo anti misiles, conocido como Cúpula de Hierro, que ha demostrado ser capaz de interceptar los cohetes de mediano alcance que lanzan milicianos palestinos desde la bloqueada y empobrecida Franja”.
Israel y sus “políticas agresivas”…
“Lanzados”, sin más. ¿A dónde se “lanzaban”? ¿Contra quién? ¿Por qué se “lanzaban”? ¿Con qué objetivo?
A propósito del titular de la crónica y de los ataques selectivos:
¿Es correcto decir “Israel asesinó”? ¿O corresponde, en su lugar, formularlo de otra manera? ¿Por ejemplo, “Israel mató”? ¿Por qué habrá elegido la agencia la palabra “asesinar” y “agresiva” para definir la acción israelí, y el término “milicianos” y la palabra neutra “lanzar” para referirse a los terroristas palestinos y a los ataques terroristas con cohetes?
¿Asesinar y matar (homicidio) son sinónimos?
Abraham D. Sofaer, ex juez Federal y ex asesor legal del Departamento de Estado Estadounidense, explicaba (26/03/2004) que matar a una persona, incluso en defensa propia, supone un problema complejo y difícil para las sociedades que valoran la vida humana.
Y remarcaba que:
Asimismo, Steven R. David – Profesor de Relaciones Internacionales y Vice Decano en la Universidad Johns Hopkins – señalaba que el término “asesinato” tiene típicamente la connotación peyorativa de “homicidio por medios traicioneros”, y concluía que si el homicidio de presuntos terroristas palestinos, llevado a cabo por Israel, es “traicionero” o no, es una proposición debatible que no debe ser asumida a priori mediante el empleo de términos tales como “asesinato”.
La utilización de uno u otro término puede, sin duda alguna, predisponer o condicionar al lector a formarse una u otra opinión del suceso o del tema. En el caso que compete, la opinión o conclusión siempre termina siendo la misma (porque se reitera la utilización de términos que implican una condena velada, unas veces, y otras, sumamente explícita): hay un país que carga con el peso de todas las culpas; hay un grupo de personas que está exento de responsabilidades.
Pero debajo, o detrás de los términos, se encuentran los hechos desnudos, que las definiciones intentan llevar a la comodidad del salón del lector. Y los sucesos, tal como son, como acaecieron, como sucedieron (y se sucedieron, unos a otros), a veces tienen muy poco que ver con lo que se transfiere a las páginas de un periódico, o a la página web de un medio.
Así, Télam presentaba una crónica donde los cohetes (sin número que indicara cantidad; sin relación con cohetes y morteros anteriores a estos, y antes que estos otros, y antes que estos, otros más, que suponen, desde 2001, más de 12.800 cohetes y morteros que han impactado en suelo israelí; un promedio de 3 ataques diarios;) eran, simplemente, objetos inofensivos “lanzados” por “milicianos”.
Justamente en este contexto, Abraham Sofaer decía que, si bien la utilización de la fuerza en asuntos internaciones siempre es controvertida, los homicidios selectivos son a veces necesarios porque los líderes están obligados a defender a sus ciudadanos, tal como la policía está obligada a defender comunidades. Explicaba, a su vez, que líderes como el Jeque Ahmed Yassin, fundador del grupo terrorista Hamas, tratan de alcanzar sus objetivos a través del uso de la fuerza que está condenada por convenciones suscritas por todos los Estados.
Y aseguraba:
Por su parte, Alan Dershowitz, ex Profesor de Derecho de la universidad de Harvard (se jubiló en diciembre de 2013), apuntaba que los homicidios selectivos “están destinados a limitar el daño colateral al centrarse específicamente en el combatiente”.
Finalmente, Steven R. David, apuntaba que no hay ninguna norma establecida respecto de los homicidios selectivos, pero que sí, en cambio, sí existe contra el asesinato. Y comentaba que el Auditor General de las Fuerzas de Defensa israelíes promulgó tres condiciones bajo las que el homicidio selectivo puede llevarse a cabo. Antes de matar a los presuntos terroristas, la Autoridad Palestina haber ignorado los llamados para su detención, los israelíes deben concluir que serían incapaces de detener a los individuos, y el homicidio debe llevarse a cabo para evitar un ataque terrorista inminente o futuro — no por venganza o represalia. La Corte Suprema de Israel apoyó estas condiciones en una enérgica opinión que rechazó las peticiones para poner fin al homicidio selectivo.
Además, citaba al abogado militar estadounidense, Charles J. Duncan, que afirmaba:
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Evidentemente, no se le puede exigir a un medio que, en una crónica que da cuenta de la muerte de un terrorista en un ataque selectivo, explique las diferentes posturas y visiones – legales y morales – que existen sobre el tema.