Domingo 17 de septiembre de 2018, el israelí Ari Fuld (45 años) era asesinado en un centro comercial de Gush Etzion, en un atentado perpetrado por un palestino de 16 años (17 años según otras fuentes).
Medios relevantes como el diario El País o El Mundo, no cubrieron los hechos.
El Mundo, haciéndose eco de un teletipo de la agencia EFE, decidía centrar su información en la muerte de un palestino que había sido herido unos días antes durante los violentos enfrentamientos organizados por Hamás en la frontera con Gaza.
El País tampoco publicó ni una sola palabra acerca del atentado. Hecho especialmente destacable en un diario que suele hacer especial hincapié en cualquier noticia que incluya a Israel. Siempre y cuando el Estado judío salga mal en la foto.
Por ejemplo, unos días atrás, este medio publicaba un artículo acerca de 12 judíos norteamericanos que (entre unos 40.000) decidieron protestar por una visita a Israel de la organización Birth-Right (hecho sucedido en junio/julio, ni más ni menos). Y en los últimos tres días, dedicaba dos artículos al Festival de Eurovisión que habrá de celebrarse el próximo año en Israel.
Pero, lo dicho: nada acerca del atentado (y no es la primera vez que El País no informa de las muertes de israelíes a manos de palestinos). Y es que, así como se sobre expone cualquier información que pueda perjudicar la imagen de Israel, se oculta o ensombrece cualquier dato que pudiera explicar su realidad más completa. De esta manera, Israel resulta un país que actúa respondiendo a perversos caprichos.
Por otra parte, los diarios ABC y La Vanguardia sí se hicieron eco de la información… O casi. Porque en lugar de enfocarse en la noticia en sí, optaron por dar protagonismo al hecho de que posiblemente la casa del “atacante” palestino será demolida en un futuro. Así, empleando información y titular de la agencia Efe, publicaban:
“Israel demolerá la casa del atacante palestino que mató ayer a colono”
Es decir, estos medios no consideraron relevante informar del atentado, pero sí de la demolición de una casa. ABC incluyó otra escueta nota de 5 líneas y un video sobre el funeral del “colono”.
Porque mención aparte merece el término escogido por Efe para definir a la víctima desde el propio titular: “colono”. Un modo de deshumanizarlo y convertirlo de algún modo en “objetivo” del criminal. Es “colono”, ergo responsable de su propia muerte. Justificación del terrorismo.
Por otra parte, así como el judío es adjetivado con el fin de despertar sospechas, desconfianza, el palestino no recibe la calificación de “terrorista” a pesar de estar cometiendo una acción que se encuadra en tal descripción. Se ensombrece a la víctima, se pinta una definición aséptica del “atacante”. Equidistancia con el criminal.
Ocultación del crimen. Si se borran las amenazas que se ciernen sobre los israelíes, sus respuestas nunca podrán ser comprendidas. De tal manera, si el lector no es informado de a qué se enfrenta diariamente Israel, sólo podrá “ver” como decíamos, un Estado que comete pérfidas arbitrariedades, que se aboca a sobreactuaciones.
Escribía Marcelo Wio en un reciente artículo, que un modo de desinformar es aplicando la “Técnica del reflector”, definida en su día por Erich Auerbach en su libro Némesis:
“Consiste en iluminar potentemente una pequeña parte de un conjunto muy amplio, dejando de lado empero en la oscuridad todo lo restante, que podría explicar y ordenar aquella parte, y que acaso serviría también de contrapeso a lo que se hace resaltar. Así, parece que se dice la verdad, ya no que puede negarse que se dice y, sin embargo, todo está falseado, pues la verdad no puede ser más que enteriza y con la exacta coordinación de sus partes”.
Este fenómeno, aplicado al conflicto palestino/israelí, campa a sus anchas por el periodismo hispano.