¿Cómo arribaba a esa conclusión?
Ligandoel término solución de dos estados de forma exclusiva al término iniciativa árabe. Es decir, creando una falacia:
Jared Kushner, yerno y asesor para Oriente Próximo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reconocido que su propuesta de paz para la región se aparta de la tradicional iniciativa de paz árabe que contempla la creación de un estado palestino en convivencia con Israel.
Para comenzar, la llamada solución de dos estados para dos pueblos (no es baladí este concepto de dosestados para dos pueblos, porque ello implica el reconocimiento de Israel como Estado judío por parte del liderazgo palestino y árabe) no es una iniciativa árabe, es anterior ala misma de hecho, hasta no mucho antes, estados árabes ni siquiera contemplaban el reconocimiento de Israely, de hecho, siguen sin reconocerlo.
Y,por cierto, lainiciativaes tradicional desde 2002.
Pero volviendo a las palabras de Kushner, este sólo dijo que con el plan económico (no político) que proponen, esperan crear un nuevo marco para que los actores encuentren puntos en común para arribar a una solución que ha sido esquiva hasta ahora. En este sentido, comentó:
Creo que todos tenemos que reconocer que, si alguna vez hay un acuerdo, no va a ser en la línea de la iniciativa de paz árabe; sino entre la iniciativa árabe y la posición israelí.
Es decir, no se aparta de la iniciativa o solución de dos estados, sino que sugiere que la solución política del conflicto tendrá que ser, precisamente, un punto intermedio entre las posiciones árabes e israelí. Es decir, negociado. Algo, por lo demás, de sentido común difícilmente la paz pueda ser impuesta por una de las partes; especialmente, por aquella que no sólo inició y prosiguió el conflicto con varias agresiones armadas (la inicial en 1948; seguida de otras dos 1967 y 1973), sino que además resultó derrotada.
Es que, según explicaba el Dr. Joshua Teitelbaum, investigador en el Centro Dayan Center para Estudios Medio Orientales de la Universidad de Tel Aviv, sobre la iniciativa árabe, amén de varios aspectos que representaban avances significativos y positivos en la visión árabe oficial colectiva del futuro de Israel en Oriente Medio, esta era una aproximación del tipo todo o nada: en resumen, una imposición; y la paz, decía, se construye mediante negociación.
Una aproximación que exigía (y ofrecía sólo la promesa de normalización de relaciones a cambio), entre otras cuestiones, que Israel se retirara de todos los territorios capturados durante la Guerra de los Seis Días, algo que ni siquiera la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU hacía, puesto que aquellos que la redactaron entendían que aquellas líneas no eran seguras para Israel (la guerra reciente así lo demostraba). Además, urgía a Israel a aceptar la resolución 194 de la Asamblea General (es decir, no vinculante): ergo, requería que Israel absorbiera generaciones de descendientes de los refugiados palestinos (que la UNRWA y los propios estados árabes se han dedicado a inflar). Es decir, los dos estados que preveía la iniciativa árabe se parecían más a dos estados árabes que a otra cosa.
Demás está decir que los propios líderes palestinos rechazaron generosísimas ofertas de paz que podrían haberlos conducido a la consecución de un estado.
A todo esto, lo peor es que Europa Press recogía las declaraciones completas, pero, aun así, decidía asignarles otro sentido; a la vez que vinculaba casi como términos intercambiables, “iniciativa árabe”y “solución de dos estados”.
¿Por qué?
¿Para qué?