Un palestino mata a tiros a un israelí en un atentado en la Ciudad Vieja de Jerusalén (21 de noviembre de 2021) titulaba el diario español El País su crónica acerca del atentado en Jerusalén que se cobró la vida del joven Eli Kay.
Llamaba la atención la contextualización selectiva, y a medias, que ofrecía el periódico a sus lectores, así como el léxico empleado.
Ya en el primer párrafo, El País calificaba el atentado de “inusual”. ¿Por qué ese adjetivo? Si atendemos a los datos, podemos ver que cada mes, los servicios de seguridad israelíes abortan múltiples intentos de atentados. Sin ir más lejos, el mismo diario citaba que cuatro días antes, en el mismo lugar, un palestino de apenas 16 años acuchilló a dos policías. ¿Qué es pues lo inusual? El medio no lo explicaba y dejaba en el aire una sensación de que los ataques palestinos son poco habituales. Algo que por otra parte coincide perfectamente con la costumbre de El País de minimizar la violencia palestina bien omitiéndola, bien distorsionándola como en este caso o bien justificándola.
En otro párrafo, El País, afirmaba que la “Explanada de las Mezquitas” es el “tercer lugar más sagrado del Islam”. Resulta interesante que, por un lado se emplee sistemáticamente el término “Explanada de las Mezquitas” para referirse a un lugar que tiene un nombre distinto para los israelíes (El Monte del Templo), y por otra parte, que dispuestos a entrar en un ranking de importancia, no mencionen que se trata del lugar más sagrado del judaísmo. De modo que, siguiendo la lectura de El País, tenemos terminología y alto grado de importancia de una de las partes, y omisión total de la otra parte.
De hecho, todo el supuesto contexto de la noticia evita acercar al lector a la visión de los israelíes. Es más, a la hora de poner en situación al lector, el diario español vuelve a incidir en que “Jerusalén Este” es “territorio ocupado por el Ejército en la Guerra de los Seis Días, en 1967, y anexionado posteriormente por Israel”.
En primer lugar, la partición de Jerusalén es producto de la invasión jordana de 1948. Jamás antes hubo un Jerusalén Este u Oeste. En segundo lugar, la ONU nunca otorgó ninguna parte de la ciudad a los árabes palestinos. Calificar esa parte de la ciudad con de “territorio ocupado” es otorgar legitimidad a la invasión jordana. Puro activismo.
Siguiendo en la línea de los contextos selectivos, los dos otros heridos en el atentado pertenecían a la Policía de Fronteras, y El País considera reseñable especificar que se trata de un “cuerpo militarizado”.
Pero probablemente lo más desconcertante sea ese momento en el que el diario explica que la mujer del terrorista salió de Israel “presuntamente para ponerse a salvo de eventuales represalias”. ¿Qué son represalias”? ¿Por represalias se refiere el diario a que la justicia la juzgue por cómplice de atentado terrorista, puesto que su salida, antes que nada, parecía responder a la premeditación del ataque?
El caso es que en una noticia sobre un atentado terrorista que se cobró la vida de un civil, El País le ha dibujado a sus lectores un “inusual” ataque contra un cuerpo “militarizado” en el “tercer lugar más sagrado del Islam”, “ocupado” y “anexionado” por unos israelíes que toman “represalias” contra la esposa.