Y es que las agencias afirmaban que “que un comité ministerial ha aprobado… una cifra adicional de 10 años de encarcelamiento sin necesidad de demostrar que el acusado ha lanzado piedras con la intención de dañar a alguien”.
Pero omitían señalar que esas “penas sin necesidad de demostrar intencionalidad de hacer daño” se aplicarían a quienes lancen piedras u otros objetos contra medios de transporte.
Un punto clave para comprender la modificación de la ley.
De hecho, un texto del Jerusalem Post explicaba que, justamente “la ley actual no diferencia entre niveles de peligro en el lanzamiento de piedras -, destacando que lanzar una gran piedra a un vehículo tiene mayor potencial de ser mortal, que lanzar pequeñas piedras a soldados parados”; algo que la nueva legislación pretende subsanar.
Es decir, es más fácil – o probable – darle un piedrazo (y dañar; matar) a alguien en un grupo de personas, que a alguien aislado; y lanzar una piedra contra un vehículo en movimiento es especialmente peligroso, ya que si no daña directamente, lo puede hacer a través deun accidente mortalcomo consecuencia delataque – véase más adelante el caso de Asher Palmer y su hijo Jonathan, de 1 año.
Véase el artículo de la organización UK Media Watch, asociada a CAMERA, donde se muestran las penas por arrojar objetos contra vehículos en Australia (hasta 5 años), Nueva Zelanda (hasta 14 años) y Estados Unidos (hasta 15).
Finalmente, las agencias sostenían que la legislación fue promovida en 2014 después de una “oleada de protestas palestinas violentas… en Jerusalén, con frecuentes lanzamientos de piedras contra el tranvía de la ciudad”. Y explicaban que esas “manifestaciones” se produjeron como consecuencia del “secuestro y asesinato de un joven palestino en Jerusalén en el mes de julio. Tres israelíes fueron acusados de haberlo matado en venganza por la muerte de tres adolescentes judíos asesinados a manos de palestinos en Cisjordania”
Deesta manera, tal como presentaban el muy disminuido contexto, el lanzamiento de piedras fue sólo una “reacción puntual”, “intermitente”, en el marco de “protestas” ante una hecho delictivo cometido por israelíes…
Mas, el diario El Mundo, indicaba que también en el contexto de la decisión de la actual ministra “se encuentra Adele Biton”, la niña israelí (4 años) que “murió el pasado mes de enero por graves complicaciones en su proceso de recuperación tras ser herida de gravedad por una pedrada contra el coche de su madre en marzo del 2013”.
¿Cuál sería la “causa, entonces, para el lanzamiento de esa pedrada?
Y es que, el contexto del lanzamiento de piedras por parte de palestinos, no es, ni por asomo, tan acotado como lo presentaban Europa Press y Reuters, para cuyos lectores resultaba ser un hecho “aislado”, una mera consecuencia de una acción israelí; una parte “frecuente” de unas “protestas”.
Causas del lanzamiento de piedra: incitación, adoctrinamiento y propaganda
Esta llamada “violencia o terrorismo de baja intensidad” (aunque mortal) no es ni mucho menos novedosa, ni puntual, ni esporádica, ni desorganizada.
En octubre de 2014, Khaled Abu Toameh decía que Hamas, Fatah – organización liderada por Mahmoud Abbas – y otros grupos palestinos están utilizando a niños de Jerusalén Este y Cisjordania “en lo que parece ser una nueva intifada contra Israel”. E indicaba que estos niños “están siendo enviados a lanzar piedras y cócteles molotov y fuegos artificiales contra la policía y los soldados de las FDI, así como también contra civiles y vehículos israelíes, incluyendo autobuses y el tranvía en Jerusalén”.
¿Causa o mera correlación?
Toameh explicaba, entonces, que:
“Estos niños son víctimas de una campaña de adoctrinamiento e incitación [y aquí] que está siendo llevada a cabo por varios grupos palestinos como Hamas y Fatah. Es una campaña que se lleva adelante a través de los medios, en las mezquitas, en instituciones educativas y por la encendida retórica de líderes y activistas.
Lo que es aún más preocupante, es que los grupos palestinos a menudo recompensan a las familias de los niños al contratar abogados y pagar las multas que les son impuestas por las cortes israelíes. Como resultado, las familias están menos motivadas a detener a sus hijos de arriesgar sus vidas.
También hay informes que indican que activistas de Fatah y Hamas en Jerusalén han estado pagándoles a los niños pequeñas sumas de dinero para que arrojen piedras y cócteles molotov contra los israelíes y que bloqueen las calles en varios barrios árabes”.
“Rocks Can Kill” (“Las rocas pueden matar”), una entrada del blog del Ejército israelí, explicaba contundentemente que las piedras, efectivamente, matan:
“29 de enero de 1983: Esther Ohana (21)
Asesinada con una roca arrojada contra su vehículo mientras transitaba cerca del pueblo palestino de Dahariya, de camino a Jerusalén desde Be’er Sheva. La roca golpeó su cabeza y la dejó en coma. El 12 de febrero, luego de dos semanas en estado vegetal, falleció.
24 de febrero de 1989: Stf.Sgt Benny Meisner (25)
Asesinado al ser alcanzado con un bloque de concreto en la cabeza, en Nablús.
6 de octubre de 2000: Bachor Jean (54)
Asesinado durante la segunda intifada. Rocas fueron arrojadas contra su vehículo mientras viajaba de Haifa a Rishon Lezion. Las rocas rompieron el parabrisas e impactaron en su pecho. Su hermano, quien conducía el auto, se apresuró al hospital, pero era demasiado tarde. Se descubrió que los autores eran de la cercana aldea árabe Jisar al-Zarka.
7 de mayo de 2001: Koby Mandell (13) y Yosef Ishran (14)
Fueron golpeados con rocas hasta la muerte mientras paseaban por las afueras de su pueblo, Tekoa, en Judea y Samaria. Sus cuerpos fueron encontrados en una cueva, cubiertos de piedras. Los perpetradores aún no han sido encontrados.
2 de junio de 2001: Yehuda Haim Shoham (bebé de 5 meses)
Murió como consecuencia de las rocas que le arrojaron al vehículo de sus padres mientras viajaban cerca del pueblo palestino de Isawiya. La familia regresaba de visitar a parientes de en Ra’anana, a su casa de Shiloh, cuando un palestino arrojó una roca contra el parabrisas, lo atravesó, y golpeó al bebé en el asiento trasero.
23 de septiembre de 2011: Asher Palmer (25) y su hijo Jonathan (bebé de 12 meses)
Asesinados cuando su automóvil se desvió del camino y chocó, luego de que le arrojaran rocas al parabrisas mientras transitaba cerca de Kiryat Arba. Más tarde, dos palestinos del poblado cercano de Halhul admitieron instigar el ataque”.