query_vars) ){ $term = get_term_by( 'slug', get_query_var( 'topic' ), 'topic' ); $description .= term_description(); } if( array_key_exists('people', $wp_query->query_vars) ) { $term = get_term_by( 'slug', get_query_var( 'people' ), 'people' ); $description .= term_description(); } if( array_key_exists('camera-author', $wp_query->query_vars) ) { $term = get_term_by( 'slug', get_query_var( 'camera-author' ), 'camera-author' ); $description .= term_description(); } if( array_key_exists('outlet', $wp_query->query_vars) ) { $term = get_term_by( 'slug', get_query_var( 'outlet' ), 'outlet' ); $description .= term_description(); } if( array_key_exists('journalist', $wp_query->query_vars) ) { $term = get_term_by( 'slug', get_query_var( 'journalist' ), 'journalist' ); $description .= term_description(); } if( strlen(trim($description)) > 0 ): ?>

Desenmascarados

Con mayor frecuencia, los hechos parecen importar menos y menos; en su lugar, es la “narrativa” la se impone. Es decir, qué contar (qué fabricar, llegado el caso), qué silenciar y cómo contarlo – el marco, las metáforas y las emociones estimuladas que fungirán de código para interpretar lo que se expone, para vincular fácilmente los datos, las insinuaciones, las comparaciones; en definitiva, para unir los puntos que perfilan el dibujo que se pretende difundir

La red de contención de Hamás

Debajo de Gaza, y, claro, de sus ciudadanos, el grupo terrorista palestino Hamás cuenta con una red de túneles en la que se ocultan sus miembros, donde almacena armamento, esconde secuestrados y hace circular contrabandos varios. En la superficie, se ha evidenciado (aún más) una red kafkiana de ignorantes simpatizantes, de laboriosos y confiados altavoces, y de cínicas complicidades (sean voluntarias o de estulta de utilidad)

Imagínese, fulano, mengana

El antisemitismo es el dogma más oscuro y perseverante; es la extrema ausencia de empatía elevada a comprensible, justificada, actitud; vamos, al rango de virtud

Medios y organismos como sellos de certificación occidental para Hamás

Junto a ONG, entre otros, han roto los fieles de la balanza ética para que así pueda imponerse la opinión, la ideología, el capricho, la voracidad, el fanatismo de la minoría. Amplificar, distorsionar y silenciar (desoír la realidad, anularla con ruido o con censura)

La propaganda de Hamás apuesta (otra vez) a las cifras y muchos (otra vez) acatan

Cifras que aporta un grupo terrorista. El mismo que lanzó el ataque contra Israel. Una atrocidad. Que asesinó. Torturó. Violó. Quemó. Secuestró. Destrozó. Hamás. El terror favorecido con eufemismos y silencios. El grupo que controla la Franja de Gaza con puño de hierro. Cifras, pues, que aporta del “ministerio de Sanidad” que controla. O de alguna ONG afín. Las vergüenzas ya no se tapan, se exhiben orgullosamente, como una virtud, como una medalla a la mediocridad y la abyección; un galardón al odio, a los perpetuadores y revalidadores del antisemitismo.

La Gaza de Hamás

Buena parte de los periodistas que informan en español desde Oriente Medio blanquean al grupo terrorista palestino Hamás hasta dejarlo casi transparente, inexistente, como una palabra que denomina un estado de ánimo, un “sufrimiento”. Hamás sin miembros; una abstracción sin responsabilidad que simplemente reacciona.

Altavoces de Hamás

El señalamiento del grupo terrorista que acaba de perpetrar una masacre en la que torturó, violó, quemó, mutiló y asesinó a unos 1400 israelíes y secuestró a más de 200 civiles es, para los autoproclamados adalides de la profesión, más admisible que las evidencias de un estado democrático. O lisa y llanamente eso es lo que sus audiencias consuman: chatarra moral, efluvios terroristas y una emoción que, en muchos casos, llevó a más de uno a pintarrajear o a atacar una sinagoga

Opinión: Nadie puede negar

Nadie puede negar que Hamás se autodefine como un movimiento antisemita genocida, así lo expresa su acta fundacional.

Hospital Al Ahli en Gaza. Guerra informativa

El ataque al hospital Al Ahli en Gaza refleja la guerra informativa en el conflicto de Medio Oriente, pero también la codicia de los medios de comunicación y la bancarrota de la profesión periodística.