No es una sorpresa leer artículos marcadamente anti-israelíes por parte del corresponsal de Público, pero sin duda García Gascón ha cruzado el límite con un artículo plagado de errores históricos, en el que su pluma parece justificar los ataques terroristas contra Israel.
Que Madsen haga declaraciones absolutamente delirantes y “conspiranoides” no debería afectarle más que a él, si no fuera porque medios como Gran Época se ocupan de difundir sus ideas, confundiendo a sus lectores y cubriéndolo todo con un manto de sospecha, en el que “los malos” son siempre los mismos.
Es de destacar este artículo de Enric González, corresponsal del diario El País, por esforzarse en contar la verdad sin omisiones, por acercarse al drama humano lejos de consignas ideológicas y por poner en contexto todas y cada una de las versiones.
Los juegos semánticos que El Mundo realiza para evitar aclarar las verdaderas identidades de los protagonistas, convierten a los terroristas en milicianos, minimizan la amenaza de los cohetes y responsabilizan a Israel por defenderse.
¿Por qué si los dos protagonistas de esta historia niegan toda evidencia de crisis humanitaria, ciertos medios, y los grupos a los que representan, se empeñan en transmitirnos una imagen deformada de la realidad?
Son muchos los aspectos de este documental en los que se podría incidir, pero básicamente podríamos definirlo cono una distorsión para deslegitimar a Israel y al final de cuentas, apoyar a Hamas.
Llama la atención que el análisis de Birnbaum se centre exclusivamente en conseguir que Israel haga o deje de hacer, y que no se mencione una sola vez la responsabilidad palestina en las relaciones entre ambos.
El periodista Lorenzo Benítez pretende equiparar a los israelíes con los nazis, cuando cualquier persona que haya leído un libro de historia puede ver la diferencia entre un Gueto y lo que sucede en Gaza.