Es difícil no ver la llamativa coincidencia. Muy difícil. El 22 de octubre pasado es decir, hace unos diecisiete días se presentaba una imagen de un musculoso joven palestino fotografiado como muy casualmente. Tanto, que fortuitamente reproducía o evocaba, a la vez, el cuadro de Eugene Delacroix y la imagen de David y Goliat. Todo en uno. E impensadamente. El muchacho rodeado por periodistas gráficos. Y unos quince días después (el 6 de noviembre), ese ícono tan publicitado, tan instalado en la retina de la audiencia, resultaba herido. Pero, ahora, las fotografías fallaban a la hora de retratar, precisamente, la lesión.
Hemos realizado una búsqueda de la cobertura de este suceso, así como también de las fotografías que lo ilustran y dan cuenta de él, y no hemos podido encontrar instantáneas de la herida, como tampoco información de importantes medios. Sólo
El Periódico le
dedicaba un espacio que, lejos de parecerse siquiera a una crónica informativa, se asemejaba a una pieza de propaganda pro-palestina y, sobre todo, anti-israelí, apoyada, como no podía ser de otra forma, en afirmaciones de activistas palestinos y en su narrativa.
No fue posible encontrar fotos de su herida.
De la misma manera, una breve búsqueda en internet arrojó resultados igualmente negativos de la cobertura del suceso por parte de medios internacionales relevantes.
Por lo demás, El Periódico repetía los habituales lugares comunes de la cobertura sesgada: dando por sentado aquello que activistas palestinos enunciaban (sin contrastación alguna, sin fuente alternativa), y haciendo suyos el léxico, el relato y el dictamen de éstos.
han resultadoheridas 23.000 personasen las protestas de laGran Marcha por el Retornode los refugiados desde que empezaron el pasado 30 de marzo. Los muertos a manos del Ejército israelí en las manifestaciones son al menos 230.
Poco le importaban al medio que no se tratar de marchas, sino de acciones organizadas por un grupo terrorista: Hamás. Y, ya puesto a realizar una labor muy alejada del periodismo, tampoco mencionaba la fuente de las cifras que ofrecía (¿Ministerio de Sanidad de Gaza? Es decir, ¿Hamás?).
Otros internautas señalaron que la imagen evocaba la historia deDavid y Goliat, una comparación que se ha realizado a menudo entre los jóvenes palestinos que lanzan piedras y los soldados israelís que responden a tiros.
No son piedras contra balas. Las piedras son para la foto, para el relato, para la audiencia que le proporcionan los medios de comunicación. Las piedras, en realidad, acaso no hacen más que poner en evidencia cómo los líderes palestinos utilizan a niños y jóvenes como herramienta de propaganda. Las marchas, entonces, son en realidad el montaje para que aquellos enviados por Hamás intenten abrir brechas en la valla limítrofe para entrar en Israel. Para, según las palabras de Yahya Sinwar, líder de Hamás en Gaza, derribar la frontera y arrancarles los corazones de sus cuerpos [a los israelíes].
Y los medios, como cómplices: silenciando la realidad y exaltando la narrativa.
Son precisamente medios como éste, y de esta manera,los que convierten enicónica cualquier iniciativa palestina destinada a crear un retrato del conflicto que les sea favorable o sencillamente a demonizar a Israel.