Israel vuelve a ser tema recurrente en el diario El País, que en las últimas semanas ha publicado varios artículos exagerando su aislamiento o criticándolo con un corte propagandístico.
El mismo día que se conmemoraba la Independencia de Israel, el diario español optó por publicar exclusivamente un artículo de opinión dedicado a la otra cara de la moneda: la Nakba.
En la Tribuna de El País, y bajo el título El largo camino de Palestina hacia la libertad (15 de Mayo de 2012) Nabil Shaath narraba los recuerdos de su exilio y aprovechaba para hacer una crítica a Israel, culpándolo del destino de los refugiados. En su artículo, quien fuera uno de los negociadores jefes de la OLP durante las conferencias de Oslo incurre en algunos tópicos falsos a la hora de abordar el conflicto.Shaath habla del compromiso histórico palestino de 1988, reconociendo a Israel sobre el 78% de la Palestina histórica pero sin duda alguna sabe que eso no es así, ya que la Palestina histórica incluye algunas zonas del Líbano, y a Jordania, que representa el 80% de esa tierra histórica.
Por otra parte, jamás ha existido un estado palestino. De hecho, cuando la ONU determinó la partición en 1947 se habló entonces de dividir el 20% restante de esa Palestina histórica en un Estado judío y un estado árabe. No se especificaba la identidad palestina de dicho estado árabe, ya que hasta años después no surgiría propiamente el nacionalismo palestino. Recientemente el ministro de Interior y Seguridad Nacional de Hamás en la Franja de Gaza, Fathi Hammad, declaraba que “la mitad de los palestinos son egipcios y la otra mitad son sauditas“
Por eso es especialmente falaz su aseveración:
los palestinos recordamos esas historias lindas de una Palestina libre y próspera. Hoy aun seguimos luchando porque Palestina retorne al mapa
Nunca existió una Palestina librede la que recordar esas historias lindas ya que la región jamás perteneció al llamado pueblo palestino. El último estado soberano que vio esa tierra fue el reino judío de Judá (587 a E.C.) Tras ser destruido por los caldeos, la región volvió un par de veces más a manos judías, hasta que los romanos decidieron expulsarlos definitivamente y cambiar el nombre por el de Palestina, para que los judíos no volvieran a reclamarla. Grosso modo, tras ser expulsados los judíos, ese territorio pasó a manos griegas, romanas, bizantinas, árabes, otomana y británicas. En 1922, los británicos otorgaron un 80% de esa tierra a Jordania (entonces Transjordania). En 1947 decidieron repartirla entre judíos (Israel) y árabes. Los árabes no aceptaron la partición y a las pocas horas de declarar Israel su independencia, Egipto, Jordania, Siria, Irak y Líbano atacaron al flamante estado.
Por ello, que Palestina retorne al mapa no es sino una épica imagen desprovista de significado alguno.
Por otra parte, Shaath escribe acerca de Gaza:
sigue sufriendo un bloqueo ilegal y a millones de refugiados palestinos se les sigue denegando sus derechos de retorno, compensación y restitución, en línea con el derecho internacional.
1– El bloqueo es legal, y así lo ratificó el reciente Informe Palmer.
2– Respecto al derecho internacional que Shaath meciona, explica la analista de CAMERA, Ricki Hollander, que no existe una base legal con respecto a la repatriación de refugiados hostiles, ni ley internacional codificada que obligue a un estado a repatriar a sus refugiados. No existe nada en la Carta Internacional de Derechos Humanos (que incluye la Declaración Universal, el Convenio Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, y el Convenio Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales) que especifique que un estado debe aceptar refugiados después de que han existido hostilidades.
3– Aceptar el regreso de los millones de refugiados palestinos (descendientes de los 700.000 originarios que salieron de sus casas durante la guerra de 1948) supondría un cambio demográfico que equivaldría a la desaparición de Israel como de Estado judío.
No es de extrañar que Nabil Shaath sostenga estos argumentos. En varias ocasiones, el ex negociador de la OLP ha dejado claras sus posturas respecto a Israel, asegurando que la Autoridad Palestina jamás reconocerá a Israel como un Estado judío o que nunca aceptarán la fórmula de dos estados para dos pueblos.
Sin embargo, sí empieza a resultar llamativa la constante publicación en el diario El País de artículos que trascienden la mera opinión, para tergiversar la historia y endoctrinar al lector, sin ofrecer contrapartida alguna. Es lógico que plumas como Ilan Pappe o Nabil Shaath sean firmas recurrentes en medios como The Electronic Intifada, pero se espera más de un medio que pretende ser un referente mediático en lengua hispana. A menos que The Electronic Intifada sea a lo que aspira a ser El País.