La última versión de Lonely Planet, Chile, la guía turística favorita de mochileros por su énfasis en el turismo económico, ofrece información especial sobre un nuevo problema para el viajero en Chile: los turistas israelíes.
El diario Ynet reporta que Lonely Planet avisa que junto con los peligros de terremotos, erupciones volcánicas, crimen urbano, y moscas de la arena, hay un problema en Chile: el ruidoso turista israelí. Según Lonely Planet, escribe Ynet, el turista israelí no respeta las normas locales y molesta a los otros turistas.
También según Ynet, Lonely Planet asegura que el turista israelí recibe tratamiento especial, seguramente aludiendo al caso del incendio de Torres del Paine, del cual el imputado, el israelí Rotem Singer, fue liberado de su juicio pendiente por el fiscal tras un pago de diez mil dólares (7.500 Euros) y la prestación de servicios al bosque por dos años
Lonely Planet, se supone una guía turística, incluye este comentario, tratamiento especial, con el fin de recalcar la peculiaridad y diferencia del turista israelí, insinuando que el fiscal le dio alguna preferencia a Singer por su proveniencia y no por un cálculo legalístico básico. ¿O está Lonely Planet insinuando que el fiscal no actuó con rectitud y de acuerdo a la ley? Estas fueron las declaraciones del fiscal Juan Agustín Meléndez, el que se felicitó por el acuerdo y criticó por “obsoleta” la Ley de Bosques, ya que en caso de condena, la pena máxima habría sido de 150.000 pesos (235 euros) y 60 días de prisión en suspenso (sin ir a la cárcel), y afirmó: “Utilizar una herramienta legal moderna que contempla el Código Procesal Penal, que es la suspensión condicional del procedimiento, supera con creces el escenario punitivo que pudiéramos esperar ante una eventual condena”. Lonely Planet pareciera insinuar, en forma inapropiada, que el fiscal se comportó de manera ilegal.
Los dueños de hostales en Puerto Natales y Magallanes habían emprendido una campaña de discriminación contra los israelíes luego del incendio en Torres del Paine por el que se culpó al mochilero israelí. Muchos hostales colgaron carteles No se aceptan israelíes. El gobierno no ha permitido que esta discriminación continúe y según se informa, estos carteles ya no se encuentran.
Los blogs continúan acusando a los israelíes de ser ruidosos, de no obedecer las reglas, de no pagar, de no comer en los restaurantes, de tomar solamente un café para aprovechar el wi-fi y luego seguirlo usando fuera del establecimiento, de gritar a la gente, y en general de no ser simpáticos con los lugareños y otros turistas.
Lonely Planet se ha hecho eco de las quejas, incluyéndolas en su guía y diseminando la discriminación contra los israelíes a todo turista lector que quizás nunca tenga una experiencia personal con un israelí.
Una visita al blog de Lonely Planet revela que otros turistas, en general, no tienen quejas de los israelíes. Escriben que son como todos los demás turistas, algunos más simpáticos y otros menos. Algunos opinan que cuando están en grupo, se comportan diferente, son ruidosos y desconsiderados. Pero, agrega el mismo bloguista, los japoneses en grupo son iguales. Lo cual me recuerda una experiencia personal, que es la de atravesar Toscana, en Italia, en un tren de pasajeros, en el que un grupo de escoceses se instaló en nuestro coche, y gaitas en mano, se pasaron todo el viaje de fiesta, tocando a todo volumen, bailando y saludándose a los gritos. Uds avergüenzan a su país, le dijo una pasajera norteamericana a uno de ellos al bajar del tren. Nos arruinaron la bella Toscana a todos. Lonely Planet tendría que incluir el problema que son los turistas escoceses en su guía de Italia.
La lectura de numerosos blogs arroja la conclusión que los turistas israelíes resaltan porque tienden a formar grupos más regularmente que otros turistas. Resulta evidente que la conducta de grupos es la culpable de la ruidosidad y la falta de respeto y consideración a los demás, y que esto ocurre con cualquier grupo, no en especial por ser israelíes. Que este pequeño análisis no se le ocurrió a Loney Planet antes de publicar un comentario discriminatorio en su guía, es por demás reprochable y Lonely Planet debería disculparse y eliminar ese comentario en las publicaciones futuras de la guía de Chile.
La revista chilena CARAS, se hace eco de todos los rumores que circulan en el sur de Chile, sumados a los registros de confabulaciones de los judíos y de Israel de apoderarse de la Patagonia. Escribe Caras:
Miles de israelíes que vienen de un largo servicio militar a descansar al sur y empresarios turísticos de la zona viven un soterrado conflicto que saltó a la luz con el reciente incendio en el parque. Porque, independiente de si es o no responsable uno de ellos, los patagónicos tienen una larga lista de quejas contra estos visitantes y sus costumbres. Algunos, incluso, acusan la existencia de un plan para ocupar tierras chilenas.
Y esto es sólo el primer párrafo. Todos los rumores y las quejas más descabelladas encuentran micrófono en la publicación, sin ningún comentario que arroje luz y fomente la objetividad. Incluído están todos los comentarios antisemitas y mentirosos del congresista Eugenio Tuma (ver previo artículo de ReVista sobre el tema para más detalles):
[Tuma] No considera normal que unos 10 mil jóvenes que han prestado servicios armados en Medio Oriente recorran el sur de Chile y Argentina en planes de turismo pagados por su gobierno.
Y esto proviene de Eugenio Tuma, un miembro de la comunidad palestina de Chile, que cuenta con 400.000 integrantes en ese país. Pareciera que los palestinos, que pudieron haber cumplido servicios armados en organizaciones terroristas, pueden llegar de a cientos de miles y no representan ningún problema para Chile. Los israelíes que vienen a hacer turismo por un mes, sí lo son. Caras parece no notar ninguna paradoja en los comentarios del congresista palestino-chileno.
La actual histeria antisemita en Chile va en crescendo. Caras explica toda la historia del Plan Andinia:
A la polémica se le sumó otro ingrediente: el rumor ya legendario del Plan Andinia, un supuesto complot para desmembrar la Patagonia de la Argentina y de Chile y crear allí otro Estado judío. Estas discusiones sin filtros ni certezas sobre las informaciones propagadas echaron a correr el rumor de que los sabras vienen a instalarse a la Patagonia, vienen a explorar, siempre andan con un instructor , y que vienen a familiarizarse con un territorio montañoso, distinto al de Israel, para estar preparados para cualquier guerra fuera de sus fronteras.
El Plan Andinia deriva de una mención del húngaro Theodor Herzl, intelectual judío del Imperio Austro-Húngaro, padre del sionismo político, que fue divulgada e interpretada profusamente en Chile por el escritor nazi Miguel Serrano, y ratificada en la revista Capital. La historia: a fines del siglo XIX, Theodor Herzl propuso fundar el Estado de Israel en Palestina o Argentina. En 1904, los británicos ofrecen como alternativa un enorme territorio en Uganda. Finalmente, después de la Segunda Guerra Mundial y de los campos de exterminio nazi, se crea el Estado de Israel en el Medio Oriente.
Afortunadamente la Argentina parece que no tiene de qué preocuparse. Sus vecinos chilenos están en guardia por cualquier plan que tengan los israelíes de hacerse del sur argentino. Aunque, si mal no recordamos, los judíos terminaron fundando su país en su patria ancestral, Israel. [Theodor Herzl y su libro fundacional tienen ya 150 años] ¿De qué están entonces preocupados los chilenos? La respuesta es todavía más inverosímil. Incluye al Mosad y a Farenheit 451.
El blog chiwulltun explica que los jóvenes que pasean son agentes del Mossad. No explica qué interés tiene el Mossad en los bosques patagónicos. Ni tampoco explica cómo es que los jóvenes son acusados de venir a descansar y también de trabajar para el Mossad.
El mismo blog explica que todos los incendios han sido intencionales. ¿Por qué? El tema tiene que ver con la mítica historia de los bomberos que prenden fuego predicha por Ray Bradbury en la novela “Fahrenheit 451. Primero queman la Patagonia mediante agentes como este joven y luego el gobierno chileno y el argentino sacarán una ley para protegerla, que dará poder a terratenientes con grandes extensiones de tierra en la Patagonia, para que declaren esa zona “bajo protección de la ONU” y luego permita el establecimiento del estado judío. Como hicieron con Palestina.
Que los terratenientes que tienen vastos campos de la Patagonia no son israelíes o judíos no llama la atención ni tampoco que Palestina nunca estuvo bajo protección de la ONU.
Todo esto no tendría que ser motivo de atención o de escritura. Las teorías y el prejuicio fundados en la ignorancia son tan ridículos que no hay argumentos normales que puedan disuadir a quién está decidido a creer cualquier relato o rumor.
El problema es que las publicaciones, como Caras, y las guías turisticas internacionales, como Lonely Planet, desparraman estos prejuicios y así los calcifican y los convierten en verdades, que toman años y mucho sufrimiento por parte de las víctimas, israelíes o judíos, para desarraigar.
El prejuicio y el odio se han desparramado de las conversaciones a los medios y de allí a las calles de Chile. El 7 de marzo el joven judío-gay, Daniel Zamudio fue atacado por neo-nazis. Éste es el segundo ataque a un joven judío desde el incendio. Daniel Zamudio permanence en un coma inducido por los médicos dado el carácter masivo de las lesiones cerebrales que recibiera. Su cuerpo se encontró tallado con cortes en forma de svásticas.
El gobierno ha respondido introduciendo un proyecto de ley que declare el 16 de noviembre como Día de la Diversidad. Sin embargo, la ley de anti-discriminación continúa parada en el Congreso chileno.
Chile no protege a sus ciudadanos contra la discriminación. La prensa chilena no educa a sus lectores, la televisión no educa a su audiencia. Las publicaciones como Caras o el internacional Lonely Planet se hacen eco del prejuicio y las teorías de odio. Chile se ha convertido en un caldo de cultivo del odio. Sólo la mano fuerte de la legislación y la justicia, sumados a la educación por todos los medios, pueden desarraigar tal mal presagio para la democracia.