Niños Palestinos, el último artículo de Ilan Pappe en el diario El País es una denuncia de las, según él, espeluznantes condiciones a las que son sometidos los niños palestinos a manos de un salvaje sistema israelí que comete un “lento infanticidio”.
La descripción que hace Pappe de la captura y posterior tortura de los niños palestinos, sólo por tirar piedras, es de un doloroso dramatismo, en el que se permite poetizar sobre los sueños de esos niños con una vida mejor:
Serán brutalmente interrogados: golpes en la cara y el abdomen, privación de sueño, pinchazos de aguja en manos, piernas y pies, amenazas de violencia sexual y, en algunos casos, electrochoques. Suelen confesar enseguida, están aterrorizados, pero solo cuando aceptan convertirse en colaboradores les sueltan, si es que les sueltan.
El lector, horrorizado ante tanta crueldad, no puede sin embargo dejar de preguntarse qué interés puede tener un sistema judicial en torturar pequeños cuyo única amenaza es la de tirar piedras a las fuerzas armadas israelíes. Todo un despliegue económico e infraestructural para conseguir que los niños acepten convertirse en colaboradores. Absurdo y ridículo. Y más ridículo resulta cuando seguimos leyendo el artículo de Pappe, que a la vez que afirma aquello, también asegura que:
después de años de cacería diaria, miles de niños palestinos han terminado por convertirse en una generación de tenaces resistentes, una generación que no sucumbirá jamás ante la presión de Israel aunque sus líderes sí lo hagan.
Así que además de crueles, los israelíes son tontos y gastan dinero y energías en reforzar a la resistencia.
Pero ¿en qué basa Pappe su denuncia?Varias son las fuentes que él señala:
Ofra Ben-Zevi, una de las pocas y valientes mujeres israelíes que trabaja sin descanso por el despertar nacional e internacional de las conciencias dormidas, dice que a esta política criminal y odiosa hay que llamarla la cacería del niño.
¿Quién es Ofra Ben Zvi aparte de alguien que goza de las simpatías de Ilan Pappe? ¿Por qué su opinión merece ser destacada? ¿Porque criminaliza a Israel? No parece un argumento suficientemente sólido como para ocupar un lugar de referencia.
Pappe también menciona a dos ONG:
Según la ONG Adamer, desde que Israel sobrepasó las fronteras que le fueron adjudicadas antes de 1967, ocupando Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este, han sido detenidos aproximadamente unos 700.000 palestinos, es decir el 20% de la población total de estos territorios. Según esta misma fuente, siguen en sus cárceles más de 5.600 y por eso los abusos que aquí relatamos constituyen solo un pequeño ejemplo de una realidad acumulativa, una escena de una película que todavía no se estrenó y que probablemente no se estrene nunca.
1- La ONG Adamer es en realidad la ONG Al-Dameer que fue de las más activas en la conferencia de Durban, cuya finalidad era la de demonizar al Estado de Israel. Tiene un largo historial de descontextualizaciones que ha sido denunciado por organizaciones internacionales como NGO Monitor. Al -Daameer ha calificado de “mártires” a los terroristas a los que además reconoce su “derecho a la lucha”. Recordemos que esa “lucha” se ha cobrado la vida de miles de israelíes, su campo de batalla principal han sido las cafeterías, los centros de ocio y los autobuses, y sus objetivos civiles. Según B’Tselem, otra ONG nada sospechosa de tener un sesgo pro-israelí, desde el estallido de la Segunda Intifada (29/9/2000) hasta el 30/11/2008, fueron asesinados en atentados perpetrados por palestinos 1062 israelíes, entre ellos 727 (el 68,5%, casi 7 de cada 10), civiles.
2- Israel no se levantó un buen día y decidió invadir Gaza, Cisjordania y Jerusalén. Estos territorios pasaron a control israelí después de la Guerra de los Seis Días, resultado de una guerra defensiva de Israel con los países árabes colindantes, que jamás han aceptado la existencia de un Estado judío en la región.
La otra ONG a la que Pappe hace referencia es Machsom Watch. Esta ONG formada por mujeres acudió presta a consolar a la familia, no de las víctimas, sino de los verdugos del terrible atentado de la familia Fogel de Itamar.
Por otra parte Yesh Din, otra ONG conocida por su durísimo tono contra el ejecutivo israelí realizó en 2008 un informe en el que, entre otras cosas, denunciaba que los menores palestinos son juzgados en cortes regulares, en lugar de ante un juzgado de menores. Es decir que, a pesar de no ser tratados específicamente como menores, sí eran juzgados con garantías jurídicas.
Sin embargo el diario Haaretz, también conocido por su tono crítico hacia Israel, destacaba que le parecía exagerado el informe de Yesh Din, ya que en la propia investigación llevada a cabo por el periódico en el campo de Ofer, pudieron observar la mejoría en las condiciones de los presos y lo ejemplificaban con el caso de un palestino sospechoso de posesión ilegal de armas liberado por falta de pruebas.
Es decir que ni una ONG dedicada a la fiscalización más dura del Estado de Israel, ni un medio caracterizado por su severísima mirada sobre el país han llegado a esos extremos que Ilan Pappe catedrático de Historia y director del Centro Europeo de Estudios Palestinos denuncia desde su cátedra en la Universidad de Exeter.
Pappesubraya que ni los abogados de los detenidos saben de qué se los acusa. Entonces ¿tienen abogados? ¿No están solos frente a los torturadores?
Y ¿cómo es que los abogados no denuncian a la justicia israelí esos crímenes contra la humanidad? Si hay algo que precisamente caracteriza a Israel es la independencia del sistema judicial al que no tiembla el pulso a la hora de condenar a militares, encerrar presidentes o desautorizar gobiernos.
Por supuesto, no faltan en su artículo referencias a una carretera prohibida a los palestinos y la consabida acusación de apartheid. Un artículo de Pappe sobre Israel no es de Pappe si no incluye dicha palabra que en nada se puede aplicar a Israel. Ya que éste es un estado en el que el 20% es árabe y disfruta de los mismos derechos que sus conciudadanos judíos y/o cristianos. Otra cosa es que por motivos de seguridad, haya zonas de control y restricciones. Pero son éstas medidas que nada tienen que ver con el racismo ligado al apartheid sino con un conflicto que se prolonga, y sin duda desparecerán cuando lo haga dicha situación de hostilidad.
Más que en un cronista de la realidad, Ilan Pappe se ha convertido en un creador de un mundo delirante y paralelo, en el que no hay palabras para definir las atrocidades que comete Israel. Y cuando la verdad le estorba, la transforma para que encaje en su película de terror. Así, Pappe dedica su artículo a Juliano Mer-Khamis, activista pro palestino asesinado en Jenin y da a entender que probablemente lo mató Israel. Pero Mer Khamis había sido amenazado en numerosas ocasiones por radicales islamistas que veían en él a un traidor y un corruptor que hacía coincidir en el mismo escenario a chicos y a chicas. Pero para Pappe es más cómodo acusar a Israel. Sin pruebas.
Porque el objetivo último de estos artículos es el de sumarse a la lluvia fina y constante que busca deslegitimar al Estado de Israel, aunque para ello haya que reinterpretar y descontextualizar. Porque como dice el refrán:Difama, que siempre algo queda
En resumen, Ilan Pappe no ha hecho sino reproducir el antiguo libelo de sangre, pero en esta ocasión apuntando contra Israel. Su acusación de que niños son torturados no tiene ninguna fuente rigurosa, y Pappe no se ha molestado en confrontar al ejército o gobierno de Israel para averiguar la verdad. Es más, sus propias palabras y las de otras fuentes, en donde se mencionan juicios y abogados para los niños palestinos, conducen a desmentir la acusación básica que hace Pappe, demostrando una vez más su tendencia a inventar falsedades.