La Vanguardia no es el medio más leído en España, pero se ha librado una sólida reputación a base de rigor y profesionalidad.
Por ello sorprendía que el 16 de julio publicara un artículo de John Whitbeck, y por ello la sorpresa aumentaba el 17 de julio al publicar un texto de su colaborador, Tomás Alcoverro, con algunas trampas y distorsiones históricas, a lo largo del cual no se hacía una sola mención a los miles de cohetes que durante años Hamas y grupos afines han lanzado y siguen lanzando sobre los civiles israelíes.
En este artículo de opinión, Hechos consumados, en un ejercicio de malabarismo dialéctico, Alcoverro mezcla la guerra de Líbano con lo que sucede ahora en Gaza. Escribe:
Evocamos ahora una historia de interminavbles sufrimientos e injusticia, desde la matanza de sabra y shatila en Beirut en el verano de 1982 hasta las crueles y devastadoras operaciones israelíes contra Gaza del invierno del 2009 y otoño del 2012.
1 Pero la matanza de Sabra y Shatila no la cometieron los israelíes, sino, como el mismo Alcoverro escribió hace unos años, ésta fue cometida por los hombres de las falanges libanesas -la milicia cristiana extremista- de la familia Gemayel. fuerzas falangistas cristianas a las órdenes de Elie Hobeika. (La Vanguardia- 19 de septiembre de 2012)
2- Las operaciones de 2009 y de 2012 no surgen de la nada, sino que son resultado de meses de lanzamiento de cohetes por parte de Hamas sobre la población civil del sur de Israel.
Prosigue su artículo Alcoverro asegurando, entre otras inexactitudes, que:
el Estado israelí se consolida a expensas de la guerra
El Estado de Israel se consolida A PESAR de las guerras y de los ataques constantes y sistemáticos por parte de los países vecinos, y lejanos como Irán. A las pocas horas de la Declaración de Independencia de Israel (en la que Ben Gurion tendía la mano a los vecinos), cinco ejércitos árabes (Siria, Egipto, Transjordania, Líbano e Irak) invadieron el nuevo estado. Egipto se anexionó la Franja de Gaza, mientras que el Emirato de Transjordania hizo lo mismo con Judea, Samaria y Jerusalén Este.
Pero no son sólo estas inexactitudes históricas las que llaman la atención en el artículo del señor Alcoverro, sino que tilde a Hamas de tragedia heróica. ¿Qué heroicidad tienen sus líderes que se esconden debajo de los hospitales, mientras emplean a sus civiles como escudos humanos y llenan los colegios de armamento? ¿Qué heroicidad tiene un grupo terrorista que se vanagloria de haber asesinado a 1,365 israelíes a través de atentados indiscriminados, de lanzamientos de cohetes y misiles? ¿Qué heroícidad tiene un grupo que gobierna la Franja de Gaza con mano de hierro, que persigue a homosexuales, discrimina a las mujeres, acosa a los cristianos, asesina a los oponentes políticos y mantiene los crímenes de honor?
Si estos son los nuevos héroes para La Vanguardia, que ampara este tipo de escritos, tal vez su prestigio empiece a ponerse en duda.