La administración estadounidense decidió congelar parte de la ayuda que otorga desde hace unos 50 años a la UNRWA (agencia que se ocupa exclusivamente de los refugiados palestinos). Siendo los Estados Unidos de lejos el mayor donante para la agencia de la ONU, la UNRWA se ve ahora en una serie crisis económica. Para intentar paliarla, ha iniciado una campaña mediática en la que explica su punto de vista acerca de lo que consideran un error o una injusticia. Algunos medios en español decidieron hacerle los coros a la agencia. Estos son sólo algunos ejemplos: Así, El País publicaba El varapalo de Trump a la agencia que sostiene a cinco millones de palestinos El Mundo, Una agencia para proveer educación y sanidad a más de cinco millones de refugiados palestinos El Huffington Post, por su parte, presentaba una entrevista a Raquel Martí, directora de UNRWA España: “El impacto del recorte para los refugiados palestinos va a ser tremendo” Gaza, Líbano, Cisjordania…Trump corta el grifo a la ayuda humanitaria destinada a los refugiados palestinos vigente desde 1950, publicaba La Sexta (A Tres Media) Mientras, La Vanguardia publicaba El tijeretazo de Trump a la agencia de la ONU pone a los palestinos al límite , con un apetitoso subtítulo a lo judío dominador del mundo: EE.UU. sigue los postulados israelíes para liquidar la UNRWA al cabo de 69 años Ninguno de estos artículos incluía una sola de las serias dudas que existen acerca de la labor de la UNRWA, y se limitaban a plantear la decisión como la enésima dañina excentricidad del presidente norteamericano, guiado por una especie de sed de venganza (La embajadora de EEUU ante la ONU advirtió que su país recordará’ el día de la votación de resolución cuando los países pidan ayuda o cuando la ONU le reclame apoyo económico, afirmaba El Mundo). Pero lo cierto es que el Congreso de Estados Unidos ya había pedido una investigación acerca de la labor de la UNRWA en varias ocasiones. En el año 2012, el entonces senador de Illinois, Mark Kirk, presentó un proyecto de Ley que requeriría que el gobierno de los EE. UU. confirmara el número de palestinos que reciben asistencia de la UNRWA. El propósito de lo que se dio a conocer como Kirk Amendment, según el portavoz del propio Kirk, era la transparencia básica con respecto a quién recibe asistencia del contribuyente de los Estados Unidos. De hecho, recientemente, el medio Free Beacon publicaba una noticia que afirmaba que un informe clasificado del Congreso, y realizado en la era Obama, apuntaría a que el número de refugiados palestinios ha sido inflado por la UNRWA y que estaría más cerca de los 20.000 refugiados que los 5 millones. Es decir, que a pesar de que es más apetitoso apuntar a Trump y a Netanyahu, resulta que hay vida más allá de las explicaciones simplistas. En esta misma línea que señalaría un importante fiasco por parte de la UNRWA, un reciente censo en el Líbano realizado por un comité gubernamental libanés, desvelaba que en dicho país hay 174,000 refugiados palestinos. Es decir muchos menos que los que 469,331 que afirmaba la UNRWA. A pesar de este dato, el artículo de La Sexta anteriormente citado, prefería la falsedad a los hechos. Porque si la UNRWA ha mentido con respecto al número de refugiados en Líbano, ¿por qué no sería legítimo poner en duda la situación que afirman tener en otros países? ¿Y no abriría esta pregunta una importante puerta para comprender más acerca de estos recortes del gobierno de Estados Unidos? Por ejemplo ¿quién es refugiado palestino? ¿Por qué la UNRWA otorga la condición de refugiado a personas que ya tienen otra nacionalidad, o se han reasentado en otro país? ¿Por qué hay refugiados palestinos en Cisjordania y Gaza, en territorios gestionados por Hamás o la Autoridad Palestina? Ningún medio aprovechó las circunstancias para explicar el distinto rasero existente a la hora definir un refugiado en función de su origen. ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) se ocupa de todos los refugiados del mundo y, el la UNRWA, únicamente de los palestinos. En el caso de ACNUR la condición de refugiado no es hereditaria, en el caso de la UNRWA sí. UK Media Watch reproducía en el año 2012 un artículo del periodista Ben Dror Yemini, en el que éste revelaba datos reveladores: UNRWA tienen un equipo de más de 29 mil personas… Esta es la agencia más grande de la ONU. En comparación, ACNUR, el comisionado que se encarga de todo los otros refugiados del mundo, tiene un equipo de 7685 empleados y tiene a su cargo 34 millones de refugiados. En la UNRWA hay un trabajador por cada 172 refugiados. En ACNUR, uno cada 4424 refugiados. El presupuesto de la UNRWA per cápita también es más del doble que el de ACNUR. Pero no busquen estos datos en los medios en español. No entran en el guion. Otro de los interesantes silencios de estos artículos, es que si todos los textos hacen hincapié en la labor educativa de la UNRWA, ninguno explica que sus escuelas han sido objeto de serias polémicas, por haber sido empleadas como bases terroristas o como escudos por parte de Hamás. De hecho, uno de los principales problemas de las escuelas de la UNRWA es que han sido acusadas de incitar al odio y promover el antisemitismo entre sus alumnos. Por ejemplo, la organización UN Watch, que monitorea la labor de la ONU, presentó en Febrero de 2017, en Washington, un informe de 130 páginas bajo el título Poisoning Palestinian Children (Envenenando a los niños palestinos) en el que documentaba 40 casos de incitación a la yihad y al antisemitismo vinculados a las escuelas de la UNRWA, incluyendo negación del Holocausto y dibujos glorificando a Hitler. Y no fue ni la primera vez, ni es UN Watch la única organización que ha alertado de ese problema. Ni la única organización en alertar de ese problema. La defensa de la UNRWA por parte de sus funcionarios es lógica. La necesidad de ayuda para los más desfavorecidos es necesaria. Lo que ya no es aceptable es que los medios salgan de meros coristas y palmeros, y no pongan la información en su debido contexto.