El 2 de noviembre de 2022, en el programa de la Cadena Ser “La Ventana”, dentro de su sección Acontece que no es poco, la periodista Nieves Concostrina ofrecía a sus oyentes su visión acerca de los 105 años de la Declaración de Balfour.
La señora Concostrina se ha especializado en contar la historia de modo ameno y con un tono desenfadado y cercano a la hora de abordar grandes acontecimientos. Ha recibido múltiples y prestigiosos premios de periodismo a lo largo de su carrera en algunos de los programas más escuchados en toda España.
En la ocasión del programa dedicado a la declaración de Balfur, acompañada por el conductor del programa, Carles Francino, la periodista aplicaba su humor y su sorna a tergiversar la historia del pueblo judío con el fin de deslegitimizar la mera existencia de Israel, al que tilda en su programa de “charco convertido en un lodazal casi insoportable” y de “disparate”.
La tesis esencial del programa es que Israel surge exclusivamente de una “fantasía religiosa” de “los judíos”, algo en lo que la periodista incide e insiste en recalcar en varias ocasiones. Y en que:
“Es en la segunda mitad del siglo XX cuando los judíos deciden que ya va siendo hora de tomarse al pie de la letra lo que dice esa novela (la Biblia) y empezar a meter la patita y a tomar posesión”.
Aproximadamente los 7.30 minutos primeros del programa, Nieves Concostrina los dedica a negar los vínculos del pueblo judío con la tierra de Israel.
“El único argumento que esgrimen los judíos para decir que la tierra que ahora ocupan es suya es que eso…. se lo dijo Dios.
No existía un tratado internacional que lo respaldara, no existía documentación histórica, no hay pruebas científicas ni arqueológicas, porque siguen buscando como locos vestigios arqueológicos para decir “¿veis? Esta es la prueba de que nosotros vivíamos aquí, esta tierra es nuestra”. Pero no la encuentran porque no la hay”
Es sorprendente que alguien que pretende especializarse en historia, tenga tal desconocimiento de ésta. Parecería que en la línea de las pautas marcadas por la agenda política anti-israelí la periodista prefiere abrazar un negacionismo histórico completamente absurdo, y desmontable por cualquier historiador o arqueólogo.
En su fantasía no existen pruebas “científicas ni arqueológicas”. Entonces ¿cómo puede explicar la existencia de vestigios históricos que saltan a la vista tales como el Kotel (mal llamado Muro de los Lamentos)? El Primer Templo data de unos 1000 años antes de la Era Común y hay incontables trazas arqueológicas, desde monedas, hasta escritos en hebreo que así lo testimonian. Siguiendo la misma lógica, ¿afirmaría la señora Concostrina que los árabes no tienen ningún vínculo con esa tierra sólo porque no llegan ahí hasta el siglo VII de la Era Común? Suponemos que no. Porque sería un disparate. Igual de disparate que negar los vínculos del pueblo judío con Judea.
Y es que la periodista de la Cadena Ser erra desde la propia base del programa: “Los judíos” no basan su reclamo exclusivamente en un libro sagrado, sino en evidencias históricas -que sólo revisionistas ideologizados pueden negar-, en siglos ininterrumpidos de presencia y de desarrollo de la región y en tratados internacionales. Sería interesante comparar en base a qué otras naciones basan sus reclamos territoriales…
Por cierto, respecto a “fantasía religiosa”, hay que señalar que más allá de que la Biblia (Torá para los judíos) sea o no una mera invención, todos los historiadores convienen en explicar que sirve como guía para entender las costumbres de una época. De hecho, y ya que la periodista habla de vínculos con la tierra, el capítulo 23 del Génesis, se relata cómo Abraham (primer patriarca judío) compró ese terreno, unos 2000 años antes de la aparición del cristianismo, y unos 2500 antes del islam. No hay que creer la historia del Lazarillo de Tormes a pies juntillas, pero sin duda, nos habla de una época, su picaresca y sus usos y costumbres. Una persona que valore la historia sería capaz de verlo.
Lo que sucede es que todo el programa intenta arrinconar al judaísmo a una mera identidad religiosa (fanática para más INRI). Interesante que todas las referencias se hacen sobre “los judíos”, y no sobre “el pueblo judío” (lo que le daría la dimensión nacional de dicha identidad).
Es más, en una subida a la apuesta del absurdo, y con cierta displicencia, para incidir en el fanatismo religioso de “los judíos” Conscostrina señala que:
“para los judíos hoy no es 2 de Noviembre de 2022, sino 8 de jeshvan 5783 que son los años que han pasado desde que se creó el mundo”
¿Y? ¿Es menos rigurosa esa forma de calcular el tiempo que la basada en el día del nacimiento del hijo de Dios? ¿Menos válido que el que se inicia con la emigración del Profeta y según el cual estaríamos a 23 Rabi Al-Akhar, 1444?
Tras más de la mitad del programa dedicado al revisionismo, claro, apenas queda tiempo para un análisis serio de Balfour que la periodista resume como “una vulgar carta que no fue a ningún lado salvo a manos” del “ricachón judío” conde Rothschild.
Para lo que sí tiene tiempo, la señora Concostrina es para contar las llegadas de los judíos a dicha zona de modo a hacerlo aparecer como una invasión. Algunas perlas:
“Los árabes palestinos veían que los judíos no hacían más que llegar. Llegaban muchos y compraban tierras a los turcos e instalaban asentamientos agrícolas”.
“La comunidad internacional pasa olímpicamente de esa petición: “no os vamos a dar ningún país”. Pero los judíos siguen llegando a Palestina, encajándose y comprando tierras a los turcos”.
“Pasamos de siglo. Entre 1904 y 1914 llegan otros 40.000 judíos procedentes de Europa del Este”.
“¡Y venga a llegar judíos en 1919! ¡Y más judíos en 1920, y más en 1921! Y empiezan a empujar. Y los árabes de aquella franja se mosquean porque cada vez llegan más, y les quitan más tierra. Que los judíos montan un sindicato. Que montan escuelas. Que empiezan a organizarse en núcleos urbanos de población muy estructurados y sobre todo en Jerusalén…”
Ante estos comentarios, el conductor del programa pregunta:
“¿Y en ese momento la comunidad Internacional seguía sin decir nada?
Responde la periodista:
“Nada. Salía de una gran guerra. Nadie salvo los árabes daba importancia a lo que venía pasando desde el siglo XIX. Los judíos siguieron una estrategia de hechos consumados, ocupando colonizando y empujando. Porque ellos se organizan muy bien, ¿no? Mientras que los palestinos pues vivían muy dispersos”.
Falso. Otra vez.
En 1922, la Sociedad de Naciones reconocía “la conexión histórica del pueblo judío con Palestina” y preparaba la división del Mandato de Palestina en dos: Transjordania para un estado árabe (Jordania actualmente), y al oeste del Jordán (o sea los actuales Israel, Gaza y Cisjordania) para el hogar nacional judío.
Pero esto es apenas mencionado de pasada por la periodista, amenazando con hablar de ello en próximos episodios.
Para resumir la señora Concostrina ilustraba la historia de israelíes y palestinos con el refrán: “De fuera vendrán que de tu casa te echarán. Y todo con la excusa de un mito religiosos. Yo insisto tener fe no te convierte en propietario de la tierra”.
“Pues no”, concluía el conductor del programa, cómplice necesario.
Ya hace años, en una conversación por Twitter, la señora Concostrina pretendió deslegitimar mi argumento de que el sionismo no era originariamente un movimiento religioso, con un categórico “Os obnubila la fe”. “Os”. Ese plural revela mucho del prejuicio detrás del adoctrinamiento. Ese mismo prejuicio sobrevuela todo el programa acerca de Balfour.
Y hay más, pero es difícil y tedioso analizar tanto despropósito. La periodista, además, se reviste de ese tono jocoso que le otorga mucha más simpatía y llegada que a estas líneas. O a cualquier otro desmentido, que se arriesga a meterse en el centro de críticas mordaces y chascarrillos ocurrentes.
Pero no por gracioso es verdad. Y en este caso, la manipulación histórica es tan evidente, y llega cargada de tantos pequeños guiños de antisemitismo histórico, que era necesario destacarlo.