Por más que Israel disparó los primeros tiros, se reconoce que Egipto, Siria y Jordania iniciaron la guerra de los Seis Días. La decisión ilegal de Egipto de bloquearle el paso a Israel por el estrecho de Tirán (ruta de acceso comercial a Asia y África) es reconocida por la comunidad internacional como un acto de guerra. Nasser declara: “sabíamos que cerrar el estrecho significaría guerra con Israel, el objetivo es destruir a Israel”. Al igual que la guerra de 1948, fue planeada como una guerra de exterminio.
Las radios árabes convocaban masas y sus ejércitos estaban en las fronteras de Israel listos para atacar. El 5 de junio de 1967, Israel atacó los aeródromos de Egipto, Siria e Iraq. No atacó a Jordania, esperando que no se involucrara en la guerra, se le enviaron repetidos mensajes al rey Hussein diciendo que no los atacarían a no ser que atacaran a Israel primero.
Israel dijo claramente que no le interesaba ni el territorio de Cisjordania (antes del 67 ocupado por Jordania) ni tampoco el cuarto judío de Jerusalén con el histórico muro de los lamentos, añorado por siglos y al cual no se nos permitía el acceso bajo dominio jordano. Jordania ignoró este ofrecimiento de paz y respondió hiriendo a mas de 1000 civiles y 900 edificios. Incluso después de esto, Israel no los atacó, pensando que eran ataques aislados; no fue hasta que Jordania utilizó su fuerza aérea que Israel decidió responder.
Cuando los israelíes aceptaron el cese al fuego propuesto por la ONU, su contraparte siguió atacando. Finalmente, en esta guerra defensiva, Israel toma la totalidad de Jerusalén, incluyendo el muro de los lamentos, y la Cisjordania a Jordania, Gaza y la península del Sinaí a Egipto, y los Altos del Golán a Siria.
La noticia de la victoria de Israel llega a los árabes, y los judíos se ven enfrentados a agresiones severas, ataques e incluso quema de sinagogas. De los 4000 judíos en Egipto, 800 fueron arrestados y se les confiscaron sus propiedades. Fueron alrededor de 7000 judíos los expulsados de países árabes tras la guerra del 67, sin derecho a recompensa o retorno. El odio hacia Israel se mezcla con un odio hacia los judíos.
Luego que los ejércitos árabes hayan planeado aniquilar Israel, el gobierno israelí estuvo dispuesto a cumplir con la resolución 242 de la ONU, que por primera vez en la historia obliga a una nación a devolver territorios legalmente capturados durante una guerra defensiva, con la condición que se reconociera el derecho de Israel a existir con fronteras seguras y libres de amenazas.
Una década más tarde, Israel devolvió la península del Sinaí, territorio tres veces más grande que Israel y rico en recursos naturales, a Egipto a cambio del primer tratado de paz con un país árabe. 15 años más tarde, Israel firma con Jordania su segundo tratado de paz. Israel ofreció a la autoridad palestina el 97% de Cisjordania en Camp David, creando un Estado Palestino y 30 billones de dólares en compensación por los refugiados, a lo que los palestinos respondieron con la segunda intifada, una ola nunca antes vista del más cruel terrorismo contra la población civil.
Israel ha ofrecido muchísima más ayuda que los países árabes hacia sus “hermanos” palestinos. En la misma Jordania, los palestinos son ciudadanos de segunda categoría, no pudiendo ejercer profesiones liberales y teniendo restricciones con la compra de tierra.
Hasta 1967, Jordania y Egipto ocuparon y oprimieron al pueblo palestino en Cisjordania y Gaza, pero curiosamente nadie nunca denunció esta opresión. La Organización para la Liberación de Palestina fue creada por fin en 1964, tres años antes del comienzo de la “ocupación israelí”, ¿de quién se quería liberar?