Con la autodenominada Segunda Flotilla de la Libertad ha vuelto a ponerse encima de la mesa la situación vivida en la Franja de Gaza. Parte de los medios de comunicación dan por válidos los argumentos de los activistas e insisten en evidenciar las carencias vividas en la zona, hasta el punto de definirlo como una crisis humanitaria y por lo tanto, definen a esta segunda flotilla como portadores de ayuda humanitaria.
Varias voces se han alzado para negar dicha crisis, sin embargo apenas encuentran su hueco en los medios y cuando lo hacen, quienes se manifiestan al respecto son inmediatamente señalados como parte implicada o no neutral, de modo a poner en cuarentena sus declaraciones.
Así, cuando la asociación ASEI (Asociación Solidaridad España Israel) negaba recientemente que existiera un crisis, la cadena española Tele5 titulaba:
Asociación sionista niega que Gaza viva una crisis humanitaria y avisa de que la Flotilla sólo beneficiará a Hamás
Destacar que la asociación es sionista sólo pretende desvirtuar la información desde el mismo titular, alertando al lector de que se encuentra ante una visión parcial.
La cuestión reside en que una vez presupuesta la crisis humanitaria, las intenciones y acciones del Estado de Israel (que tan sólo pretende hacer respetar un bloqueo legal) son puestas sistemáticamente en duda, de modo a presentarlo como un estado despiadado que no contempla los mínimos derechos.
Y cuando tenemos un malo pre-definido, ¿para qué ahondar en la verdad…? ¿Para qué fijarnos en otras versiones que contradicen el mantra que ya hemos asumido como propio? Páginas como la del portavoz del ejército de Israel ofrecen un resumen de la ayuda humanitaria que llega a Gaza a través de los cauces destinados para ello, del que ningún medio se hace eco y que asegura que:
A diario, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) aseguran la transferencia de cerca de 6.000 toneladas de mercancías en la Franja de Gaza. Esto se traduce en aproximadamente 260 camiones, que entran a través del cruce terrestre de Kerem Shalom.
Pero aunque no queramos aceptar la versión del Estado democrático de Israel, son cada vez mayores las evidencias de que Gaza no atraviesa una situación de crisis humanitaria:
– Mathilde Redmatn, subdirector de la Cruz Roja de Gaza, dijo el pasado 20 de abril de 2011, que no hay ningún tipo de crisis humanitaria en Gaza
– Según el FMI su economía creció un 16% en la primera mitad de 2010.
– No se debe ignorar la pobreza de la población, pero tampoco su piscina olímpica o sus restaurantes de lujo apenas mencionados por los medios.
– Algunos medios (en inglés) sí hacen referencia al boom de la construcción en Gaza. Es el caso del New York Times, nada sospechoso de alinearse con Israel, que sin embargo sí destaca el contraste entre lo que nos venden y lo que de verdad existe.
Pero supongamos que no nos fiamos de los israelíes, ni tampoco de la Cruz Roja, ni del New York Times ni de otros organismos internacionales… Entonces ¿por qué no escuchamos lo que dicen quienes están del otro lado del conflicto? ¿Qué dicen los palestinos acerca de la crisis humanitaria en Gaza?
– Si nos fiamos de la página oficial de turismo palestino, descubriremos que en el apartado dedicado a la Franja de Gaza, no es miseria lo que ahí se muestra, sino más bien hoteles, museos, restaurantes, etc…
– Bassem Eid, Director del Palestininian Human Rights Monitoring Group (PHRMG), aseguró que No hay crisis humanitaria en Gaza.
– Mahmud Abas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (y a quien presuponemos una genuina preocupación por el bienestar de los palestinos) manifestó en su día al presidente norteamericano su rechazo a que se suavice el bloqueo naval a Gaza.
¿Por qué, si los dos protagonistas de esta historia niegan toda evidencia de crisis humanitaria, ciertos medios, y los grupos a los que representan, se empeñan en transmitirnos una imagen deformada de la realidad? ¿Por qué, si no hay tal crisis y existen canales abiertos para hacer llegar la ayuda a Gaza, la Flotilla II insiste en violar un bloqueo internacional?
Probablemente sea porque la respuesta a estas preguntas nada tiene que ver con la humanidad y mucho con la politización de una causa, que por lo visto, le importa poco a quienes la enarbolan.