Es difícil imaginar lo que lleva a un periodista serio a sentarse frente a su ordenador portátil – después de la alocución de Hassan Rouhani ante las Naciones Unidas – a escribir la frase, “El primer discurso del presidente iraní a los dirigentes de todo el mundo no contenía retórica anti-Israel”.
Cuando el periodista especializado en seguridad nacional de Associated Press Lara Jakes escribió este pasaje, el presidente iraní acababa de decir en la Asamblea General que Israel es culpable de “represión brutal”, “violencia estructural” y “agresión institucionalizada” contra inocentes, al punto, insistió Rouhani, que el concepto de “apartheid” no es una descripción lo suficientemente fuerte.
La retórica anti-israelí estaba claramente presente.
También es difícil imaginar por qué un periodista serio, viendo la entrevista que Christiane Amanpour le realizó a Rouhani en la CNN, podría concluir que este último expresó un “franco reconocimiento del Holocausto y su condena” al mismo. Incluso, según las traducciones más benévolas, Rouhani respondió a la pregunta de Amanpour acerca del Holocausto, insistiendo, de forma clara y repetida, que no podía hacer comentarios sobre la “dimensiones” de las atrocidades cometidas por los nazis contra los judíos porque él no es un historiador. En otras palabras, los Nazis hicieron algo malo, pero él no lo sabía exactamente qué era.
Ello llevó a Marc Tracy, columnista de New Republic, a hacer la siguiente analogía:
“Imagine que una compañía o algún otro tipo de organización con una historia de creer que el mundo es plano, nombra a un nuevo gerente general que es más abierto a otras creencias acerca de la forma del mundo. “El mundo no es plano”, afirma. Pero, entonces, él no dice: “De hecho, el mundo es una esfera con una circunferencia de 24.901 km”. Dice, en cambio: “No sé si es un globo terráqueo. Puede que lo sea. O tal vez es curvo. Tal vez es irregular, como una de sus muchas cadenas montañosas. Tal vez se deprime, como un cráter. Tal vez se trata de una serie de pasos que se precipitan a través del cosmos. No estoy cualificado para emitir un juicio”.”
El punto central de Tracy: Uno no diría que la visión de esta persona se ajusta a los hechos conocidos de la tierra, y no se puede decir que Rouhani reconoció el Holocausto. “Es la negación del Holocausto”, concluyó sin rodeos.
Por su parte, Chemi Shalev – periodista del diario israelí Ha’artez – señaló que, según los criterios establecidos por el Proyecto de Historia del Holocausto, “Rouhani podría ser aún considerado un negacionista del Holocausto, aunque mucho más blando que Ahmedinejad”.
De la misma manera, Michael Moynihan – editor de The Daily Beast – concluyó: “Utilizando la definición aceptada por los principales estudiosos del nazismo, Rouhani es un negacionista moderado del Holocasuto”.
Pero para los periodistas del New York Times Mark Landler yd Thomas Erdbrink, la retórica del presidente iraní supuso un “franco reconocimiento”.
Algo terriblemente malsano existe en el periodismo cuando los reporteros de dos de medios estadounidesneses más importante se sienten cómodos informando de forma diametralmente opuesta a lo que presencian. En el espacio que media entre boca de Rouhani y las plumas de los periodistas, una fuerza potente y deformante logró neutralizar, y luego sustituir, la ética periodística y la preocupación por los hechos.
Mas, al menos en los caso de AP y del New York Times, la atención del público provocó una ligera mejoría en el estado de cosas. CAMERA empujó a que Associated Press modificara su artículo quitando la afirmación de que el discurso de Rouhani “no contenía retórica anti-israelí” y afirmando en su lugar, que el presidente iraní había “moderado” su lenguaje. Era un paso necesario para alejarse de una flagrante falsedad. Y tal vez, como resultado de la atención negativa dirigida hacia el New York Times en Twitter, el periódico silenciosamente cambió la frase “franco reconocimiento” del Holocausto, por un mero “reconocimiento”, convirtiendo así una descripción francamente terrible, en una meramente terrible.
Muchos otros periodistas y organizaciones parecen haber contraído la fiebre Rouhani. Pero la principal fuente de contagio parece ser la CNN. Y ellos tienen un caso grave.
Una crónica en el blog de Amanpour, que incluía un extracto de la entrevista con Rouhani con una voz en off en inglés, se titula “El nuevo presidente iraní: Sí, el Holocausto ocurrió”. Según la voz en off, Rouhani le dijo a Amanpour:
“Lo he dicho antes, no soy un historiador, y cuando se trata de hablar de las dimensiones del Holocausto, deben ser los historiadores los que reflexionen sobre ello. Pero, en general, le puedo decir que cualquier crimen que ocurra en historia contra la humanidad, incluido el crimen que los nazis crearon contra los judíos, es censurable y condenable. Independientemente del crimen que cometieron contra los judíos, lo condenamos.”
Pero la agencia de noticias iraní Fars rápidamente pitó falta.Insistió en que la CNN tradujo erróneamente a Rouhani, explicando que el presidente nunca se refirió al Holocausto, sino a “eventos históricos”. Además, afirmó que la CNN incluyó la palabra “censurable” aunque Rouhani no dijo tal cosa.
Sin embargola CNN se mantuvo fiel a su traducción. Una fuente anónima de la CNN aparentemente le dijo al Washington Free Beacon que no habían traducido mal los comentarios. Y a la mañana siguiente a la entrevista publicada online, cuando Anderson Cooper le preguntó a Amanpour sobre las afirmaciones de la agencia Fars, la periodista se rió, diciendo que la aseveración de Fars son “tonterías”, añadiendo que no la dignificaría con un comentario. De hecho, no hizo ningún comentario sobre el contenido de la traducción.
Si la CNN efectivamente tradujo erróneamente las palabras de Rouhani de forma tan dramática, esto supondría un gran fracaso del periodismo. Y se requeriría una fuerte dosis de medicina correctiva. Pero si tradujo de manera equivocada a Rouhani y permitió que uno de sus reporteros estrella apoyara alegremente al aire esa traducción, ello puede ser motivo para una cirugía mayor.
Para estar seguros, hay razones para dudar de la fidelidad del compromiso de la agencia Fars. La agencia, después de todo, recogió un artículo de The Onion (agencia satírica de noticias estadounidense) como verdadero, e informó con toda la seriedad que un iraní había inventado la máquina del tiempo. Y, quizás, si sólo fuese la agencia Fars la que impugnó la traducción de CNN, la desdeñosa respuesta de Amanpour, que habla farsi, sería razonable.
Pero otros farsi hablantes, ninguno de los cuales están especialmente alineados con la visión del mundo de la agencia Fars, rápidamente convinieron en que la CNN era culpable de una mala traducción. En Twitter, el editor del Wall Street Journal, Sohrab Ahmari, que habla farsi, insistió repetidamente que la traducción de Fars es precisa. Su periódico apoyó su apreciación en un editorial. “Nuestra traducción independiente de los comentarios del señor Rouhani confirma que Fars, y no CNN, acertó con el farsi”.
Arash Karami, columnista de Al Monitor’s Iran Pulse, proporcionó su propia traducción que, a diferencia de la de la CNN, mostraba a Rouhani refiriéndose a “eventos históricos” y no al “Holocausto”.
Finalmente, el iraní Ali Alfoneh, investigador senior de la Foundation for Defense of Democracies, le comentó a CAMERA que la traducción de Karami, que contrasta marcadamente con aquella provista por la CNN, era esencialmente correcta. También señaló que la transcripción en farsi en el sitio web del presidente iraní es fiel.
Pero Amanpour, al menos, continúa sosteniendo su traducción. Es hora de que los editores jefes de la cadena CNN aborden abiertamente esta controversia. Es preciso que, o bien apoyen su propia traducción revisando palabra por palabra y mostrando dónde la palabra “Holocausto” aparece y dónde aparece la palabra “censurable”. Los televidentes merecen una respuesta directa de la cadena. Si CNN no está en desacuerdo con la agencia Fars – o con las traducciones de Ahmari, Karami y Alfone -, el público se merece una corrección y disculpa públicas destacadas y claras.
Traducción: Grupo ReVista
Original en inglés: CAMERA (26 de septiembre de 2013)