Hoy les proponemos un juego periodístico.
Hemos construido un texto basándonos en las crónicas periodísticas existentes sobre el conflicto palestino/israelí y lo hemos cambiado de marco histórico.
Hemos recurrido a textos actuales, y los hemos mezclado con diarios de la época, para hablar de la entrada de las tropas británicas en la aldea alemana de Heinsberg.
Centrándose en una realidad sentimental, y omitiendo toda información racional (causa/efecto, contexto histórico, etc…) el resultado es una pieza sentimentaloide, en la que los verdugos pasan a convertirse en víctimas. Si un periodista presente durante las batallas de la Segunda Guerra Mundial hubiera escrito siguiendo el mismo patrón que hoy en día se emplea para cubrir el conflicto palestino-israelí, la información ofrecida a los lectores habría sido completamente opaca y tramposa. Más o menos, habría sido algo así:
“Heinsberg despierta y entre los sonidos del amanecer se oye el crepitar de los incendios que poco a poco se van extinguiendo. Los escasos habitantes que quedan en la ciudad apenas se atreven a asomar de entre las ruinas. A plena luz del día anterior, bombardeos aliados arrasaron el pequeño pueblo agrícola.
Entre los restos de lo que hasta hace unas horas era un techo colorido, Helmut espera encontrar alguna de sus pertenencias. Su habitación es ahora una montaña de escombros de alambre y piedras destrozadas. A sus 10 años, Helmut ha crecido en un ambiente de eterna guerra. Ante el periodista, baja la mirada y habla con voz suave: “Mi casa olía a canela- recuerda- ahora este olor a casa incendiada es todo lo que queda”.
La mayoría de los habitantes huyó días atrás. Los que pudieron, se llevaron con ellos las posesiones más apreciadas, dejando atrás el resto de los bienes, ahora esparcido entre la paja y las ruinas. Esto otorga al pueblo la tétrica apariencia de haber sido desvalijado. Una caja registradora aún marca la última venta realizada, mientras varias fotos de jóvenes apuestos yacen esparcidas por el suelo, testigos de un pasado en el que aún cabía cierta esperanza.
Pero el bombardeo de esta pequeña localidad ha devuelto a sus habitantes a la realidad. Una realidad obstinada, compuesta de frustración y humillación. Steffan Böhm, portavoz de la organización civil NSV para la campaña Winterhilfswerk (“Auxilio de Invierno del Pueblo Alemán”) denuncia que las tropas británicas ocupantes están sometiendo a la población civil a una situación insostenible. Su programa busca aliviar las necesidades de los alemanes más necesitados proporcionando alimentos, ropa, carbón y otros artículos de primera necesidad. “Pero los controles y la ocupación dificultan la entrega de los bienes. No sólo Heinberg, también Düren y Jülich han sido completamente devastados. La población no tiene comida y el agua está contaminada”, alerta Böhm.
Desde el estallido de la Gran Guerra, casi 30 años atrás, y tras el tratado de Versalles, Alemania ha asistido impotente a la pérdida de una parte de su territorio, reduciendo su espacio vital y transmitiendo una sensación de humillación a su población. Esto, unido a unas imposiciones económicas imposibles ha hecho cristalizar la desesperación y la rabia.
La superioridad de la maquinaria bélica británica se hace cada vez más patente, y no son pocas las voces que condenan su desproporcionada respuesta. Desde el principio de esta guerra, los bombardeos aliados han matado a más de 5 millones de civiles alemanes, mientras que, en gran Gran Bretaña, han muerto unos 60.000.
Helmut ha dejado de buscar. Las ruinas no ocultan nada más que la miseria que es su destino. Su mirada se pierde en el horizonte. Ni él ni su familia saben dónde dormirán esta noche.
Ya había advertido, Winston Churchill, el primer ministro del gobierno más derechista de Gran Bretaña, que tan sólo podía ofrecer: “Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”. Helmut, su familia y millones de alemanes pueden dar fe de ello.”
Algunos trucos empleados en este texto para manipular la información:
1- Todo el artículo se centra en un aspecto emocional, y obvia toda información que pueda mostrar la realidad histórica.
2- No se explica en ningún momento que el origen de la guerra es la agresión alemana, ni se da detalle alguno sobre sus acciones.
3- No figura ni una sola mención a los nazis, ni a Hitler
4- Las fuentes empleadas son exclusivamente alemanas
5- El “artículo” oculta información sobre sus fuentes, y no aclara que la organización citada: NSV, es de hecho una organización ligada al partido nazi.
6- Se emplea terminología propagandística nazi sin entrecomillar (“espacio vital”, por ejemplo)
7- La frase de Churchill está sacada de contexto. Se refería a los sacrificios que el pueblo británico debería hacer, no era una amenaza a Alemania, tal y como este texto parece insinuar.
8- Se adjetivita a Churchill como de derechas, de modo a situarlo en un específico espectro político que despierte la antipatía de parte de los lectores.
9- Las cifras se emplean torticeramente. Alemania no sólo bombardeó Inglaterra. Sus víctimas se contaron por millones en múltiples países (incluidos el Holocausto y el Porraimos).
10- La contextualización histórica busca confundir aún más. Apelar al tratado de Versalles sin dar un solo detalle de la II Guerra es buscar exclusivamente victimizar a los alemanes.
Publicado originalmente el 25 de octubre de 2018