Intentar mantenerse informado respecto a Israel y Medio Oriente empieza a convertirse en una ardua tarea si uno decide fiarse de los medios de comunicación de habla hispana. Gran parte de la actualidad llega desvirtuada desde la propia base y una lectura generalizada termina siendo un compendio de datos difusos y contradictorios.
Así por ejemplo, resulta prácticamente imposible comprender quién inicia una acción y quién responde a la misma, la cifra de muertos y sus identidades oscilan en función del medio, se citan frases inexactas e incluso la geografía se presta a extrañas reinterpretaciones. Por no hablar de los muertos que “resucitan”.
Hagamos un breve recorrido a las informaciones publicadas en los últimos días y que dejan en el aire varios interrogantes.
1 – ¿Quién ataca a quién?
El diario de Miami, Telemundo 51 titulaba una información de la Agencia AFP:
Este incendiario titular parece indicar que los israelíes han iniciado una ataque sobre la Franja de Gaza. Sin embargo, si el lector se adentra en la noticia, descubrirá que no hubo tal “ataque a Gaza” sino que Israel disparó contra unos terroristas que se disponían a lanzar un cohete.
2 – ¿Tregua?
Con respecto a la supuesta tregua existente en la zona la misma nota anterior de AFP informaba de que:
Desde la repentina oleada de violencia que dejó 13 muertos el 29 y 30 de octubre, rige en la zona un alto el fuego quebradizo que no se está cumpliendo estrictamente.
Sin embargo la Agencia EFE aportaba un matiz diferente a la hora de reportar sobre esa supuesta tregua:
Desde entonces impera un alto el fuego no oficial, alcanzado con mediación de Egipto y generalmente respetado por ambas partes.
¿Entonces? ¿Se está respetando o no la tregua?
3- ¿Asentamientos legales o ilegales? ¿Al sur, al este o al oeste…?
Independientemente de la relevancia que tenga, sin duda uno de los temas más recurrentes a la hora de hablar del conflicto israelo-palestino, y en los que la prensa centra mayoritariamente su atención, es la cuestión de los asentamientos. Sin embargo, parece que no terminan de aclararse ciertos términos y la palabra “asentamientos” aparece en la mayoría de las veces acompañada por el adjetivo “ilegales”. Pero no todos los asentamientos son ilegales, tal y como informaba Europa Press recientemente:
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha instado este lunes a no construir asentamientos ilegales en Cisjordania y ha asegurado que su Gobierno trabajará para promover y defender las colonias legalmente establecidas, en algunas de las cuales se procederá a construir nuevas viviendas.
Era también Europa Press quienexplicaba algo más la cuestión:
Los asentamientos en tierras con titularidad del Estado serán considerados legales, mientras que los que estén ubicados en tierra palestina serán considerados ilegales y evacuados antes de finales de este año.
Por otra parte, los medios suelen recurrir a las palabras “asentamiento” y/o “colonia” con demasiada celeridad y sin poner en contexto la información. Por ejemplo, la Agencia AFP denunciaba en septiembre la decisión del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, de construir en Giló:
El Ministerio del Interior de Israel ha anunciado el martes que ha aprobado la construcción de 1.100 nuevas viviendas en la zona del asentamiento judío de Gilo, en Jerusalén Este ocupado y anexionado.
Pero olvidaba AFP explicar que Giló es, tal y como Mónica Cooper y Tamar Sternthal escribían en ReVista de Medio Oriente:
un barrio judío al sur de la ciudad. Gilo se encuentra dentro de los límites municipales de Jerusalén, al sur (o fuera) de la Línea Verde (o línea del armisticio de 1948). Giló no es una “colonia”, sino un barrio judío de Jerusalén
Por otra parte, Giló jamás fue reivindicado por los palestinos. El portavoz Mark Regev explicó recientemente en unas declaraciones a Ynet que no encontraron eco en ningún medio de habla hispana que Giló:
Ha sido considerado como parte de Jerusalén en todos los acuerdos de paz que se han puesto sobre la mesa en los últimos 18 años
4 – ¿Realmente dijo eso?
En este epígrafe podemos encontrar una sorprendente declaración del presidente israelí Shimon Peres, quien según el diario argentino Página/12 habría dicho:
“El mundo está en deuda con nosotros”
La cita aparece entrecomillada, con lo cual entendemos que son palabras literales del presidente Peres cuya arrogancia revanchista venía seguida de un alarmante titular:
Israel vuelve a amenazar con atacar a Irán
El problema es que Shimon Peres jamás realizó esas declaraciones. Las palabras exactas del presidente israelí a la cadena de televisión Channel 2 fueron:
En el tiempo que queda, debemos solicitar al resto de naciones del mundo a actuar y decirles que es el momento de cumplir con la promesa que nos hicieron, de cumplir con su responsabilidad, signifique esto la imposición de sanciones más firmes o una operación militar
Peres se refiere al compromiso adquirido por la comunidad internacional de no permitir a Irán armarse con una bomba nuclear, ya que quien sí ha amenazado no sólo con atacar, sino con borrar a Israel del mapa ha sidoel presidente iraní Mahmud Ahmadineyad.
5 – La resurrección
Y en medio de toda esta des-información contradictoria y difícil de seguir, un experto en la región, quien fuera el Alto Representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea hasta 2009, Javier Solana dio en su Twitter la noticia del fallecimiento del exprimer ministro, Ariel Sharon.
Desde el principio del rumor, los medios de información y las redes sociales dieron por válida la noticia, hasta que al corresponsal de El Mundo en la región se le ocurrió confirmarla con las fuentes: Ariel Sharon no había muerto.
La verdad salió a la luz y Solana justificó su error:
Tras 5 años coma y a su edad me pareció creíble por quienes lo dijeron
Solana no es periodista. Sin embargo, con esta frase resumió un mal que suele afectar a los profesionales de la información y es que consideran que una noticia creíble es por ello una noticia real.
Por desgracia, la realidad no es siempre sencilla, y es su deber contarla en su totalidad, más allá de ideologías o simpatías. Algo que no siempre ocurre en el tan confuso Medio Oriente.