De unos meses a esta parte, un tema se ha instalado en la prensa en español: los esfuerzos del Secretario de Estados Unidos, John Kerry, para restablecer las negociaciones entre la Autoridad Palestina e Israel. El problema, es que los inconvenientes que se presentan en el camino entre la mesa de negociación y la laboriosidad de Kerry son, salvo excepciones contadas, atribuidos a Israel.
Así, por ejemplo, el 1 de julio de 2013 la agencia de noticias Europa Press informaba:
“Las autoridades palestinas han denunciado que la actitud “intransigente” del Gobierno de Israel ha impedido que los esfuerzos del secretario de Estado norteamericano, John Kerry, hayan servido para restablecer las negociaciones de paz…”.
“Una de las razones por las que la misión de Kerry ha fracasado ha sido que el Gobierno israelí no haya aceptado detener la construcción de 930 viviendas en el barrio de Har Homa, en Jerusalén Este, según las autoridades palestinas.”
Las voces:
“… el jefe negociador de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat”; “Dos altos mandos de Al Fatá (integrado en la OLP), Azam al Ahmed y Mahmud al Alul”; “Un dirigente de la OLP y del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP), Taysir Jaled”.
¿Alguna voz israelí? No.
¿Contextualización, al menos? Tampoco.
Europa Press, cuando se trata del conflicto palestino-israelí, parece haber decidido fungir de portavoz de la postura palestina, en lugar de desempeñar la labor periodística de una agencia de noticias.
Por su parte, El País publicaba el 27 de junio de 2013 un artículo donde se señalaba:
“El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, regresa este jueves a Jerusalén en su quinta visita a la zona desde que asumió el puesto en febrero, con la intención de forzar a israelíes y palestinos a que retomen unas negociaciones que se encuentran en punto muerto desde hace tres años. Pero pesar de declaraciones de buenas intenciones y de recientes reafirmaciones por parte del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu de su compromiso con la creación de un Estado palestino, soberano y en paz con Israel, sus socios de Gobierno se han afanado en hacerle la labor de volver a la mesa de negociaciones extremadamente complicada.
El miércoles, antes de la llegada de Kerry a Israel, el gobierno de Jerusalén concedió permisos para 69 nuevas viviendas en el vecindario judío de Har Homa, en la zona ocupada de Jerusalén oriental, que los palestinos reclaman como capital”.
“En las pasadas semanas, diversos políticos en el propio partido y en la coalición de Gobierno de Netanyahu han roto filas y han dejado en evidencia la debilidad interna del Primer Ministro en lo que respecta al proceso de paz. Danny Danon, viceministro de Defensa, aspira, con muchas posibilidades de éxito, a la presidencia del Likud, el partido de Netanyahu, que se decidirá el domingo. El pasado 9 de junio dijo en una entrevista a The Times of Israel que la coalición ‘se opone firmemente a la solución de los dos Estados y bloqueará la creación de un Estado palestino [si] esa propuesta se llegara a someter[se] a votación en algún momento’.
El ministro de Economía y Asuntos Religiosos, Naftalí Bennett, del partido Casa Judía, dijo el 17 de junio en una conferencia ante el consejo que representa a los colonos judíos que el único camino para los líderes políticos de Israel es “construir, construir y construir” asentamientos”.
Todo el peso del fracaso (o posible fracaso) de la reanudación de las negociaciones recaía sobre Israel. Y, mientras rescataba las declaraciones de un ministro y un viceministro israelíes, olvidaba las abundantes declaraciones de los ministros de la Autoridad Palestina.
¿O acaso, lo que dicen unos tiene más peso que lo que declaran otros?
Por ejemplo, Jibril Rajoub,alto funcionario de la Autoridad Palestina y miembro del Comité Central de Fatah – presidido por Mahmoud Abbas -, entre otros cargos, dijo que todo Israel es Palestina “ocupada”, según informó Palestinian Media Watch el 10 de julio de 2013.
Es más, Rajoub había declarado con anterioridad que las negociaciones se llevan a cabo por la falta de poderío militar de los palestinos:
“Juro que si tuviéramos un bomba nuclear la habríamos usado esta misma mañana”.
¿Un ministro israelí dice “construir, construir, construir”, y resulta más relevante – desde un punto de vista negativo – para las negociaciones de paz, que un alto funcionario palestino diciendo “juro que si tuviéramos un bomba nuclear la habríamos usado esta misma mañana”? ¿Con qué lógica se llega a esta escala de prioridad informativa?
Pero, ¿es así? ¿Es Israel el culpable del estancamiento de las negociaciones?
Palestinian Media Watch (PMW) daba a conocer, el 3 de julio de 2013, que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas entregó la “más alta distinción de la Estrella de Honor” al terrorista Nayef Hawatmeh. PMW señalaba que “esto representa una continuación de la política seguida por Abbas y la Autoridad Palestina de glorificar a terroristas responsables del asesinato de israelíes”.
Nayef Hawtmeh es el líder del Frente Democrático para la Liberación de Palestina (FDLP). El FDLP llevó a cabo numerosos atentados terroristas, incluyendo el asesinato de 22 escolares y 4 adultos luego de tomarlos como rehenes en Ma’alot, o el asesinato de 9 niños y 3 adultos en un ataque a un autobús escolar; todos ellos en los 1970. Además, el FDLP ha participado y se ha atribuido la responsabilidad de docenas de otros ataques terroristas, incluyendo un ataque suicida cerca de Tel Aviv, que mató a 4 personas en 2003.
PMW indicaba que:
“El propio Abbas firmó la declaración de la Autoridad Palestina que condecoraba a Hawatmeh con la Estrella de Honor, que elogia los “esfuerzos [de Hawatmeh] para levantar la bandera palestina desde el lanzamiento de la revolución palestina”.
Y en Israel, ¿cómo están las cosas?
El diario Ha’aretz publicó en 1 de julio de 2013 que el Ministro de Defensa, Moshe Ya’alon, anunció el martes que los autores de los llamados ataques “price tag” (literalmente, etiqueta de precio) contra los palestinos – debidos a políticas del gobierno de Israel contra la actividad de construcción judía en Cisjordania, o como venganza por ataques palestinos a judíos que viven en Cisjordania – serán designados, de ahora en más, como “organización prohibida”, lo que le brinda a las autoridades policiales poderes más amplios para investigar dichos incidentes.
El periódico apuntaba, a su vez, que:
“Según el comunicado del Ministerio de Defensa, los representantes de la policía israelí y los miembros del servicio de seguridad, Shin Bet, dijeron en una reunión sobre el tema que las actividades de ‘price tag’ son como las actividades de las organizaciones terroristas modernas en que ambas están inspiradas ideológicamente y que involucran actividades secretas diseñadas para evitar que el gobierno israelí implemente las decisiones políticas y aplique la ley en los territorios palestinos”.
Es decir, para le Ministro de Defensa de Israel, los actos de vandalismo son similares a las actividades de “organizaciones terroristas modernas” y se “le brinda a las autoridades poderes más amplios para investigar dichos incidentes”.
¿No son acaso estas medidas favorables a la paz?
Pero esto, no es digno de mención en la prensa.
Por otra parte, el periodista árabe-israelí, Khaled Abu Toameh, informaba el 3 de julio de 2013 que a principios de semana, Hussam Khader, “un prominente activista de Fatah, se despertó al oír disparos fuera de su hogar, en el campo de refugiados de Balata, en el norte de Cisjordania”. Al salir, descubrió que la puerta de entrada de su hogar y su coche tenían más de 20 balazos.
Abu Toameh explicaba que:
“A pesar de que ningún grupo o individuo se atribuyó el ataque, Khader ha sostenido que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, es el responsable.
[…]Este fue el tercer ataque de este tipo contra destacados representantes de Fatah en los últimos 18 meses.
Unas pocas semanas antes, hombres armados no identificados abrieron fuego contra el automóvil de Maje Abu Shamaleh, un legislador electo de Fatah, afuera de su hogar en Ramallah.
Un tercer funcionario de Fatah, Shami al-Shami, que también es un miembro electo del Consejo Legislativo palestino, tuvo menos suerte. El año pasado fue herido de bala cerca de su casa en Jenin.
Los tres representantes de Fatah tenían una cosa en común: representaban a la joven guardia se facción y son conocidos por ser críticos del liderazgo de la Autoridad Palestina.
Los palestinos consideran estos ataques en el contexto de una lucha de poder entre la vieja guardia y la joven guardia de la facción de Fatah de Abbas que gobierna en Cisjordania
[…]Una muestra de cómo el liderazgo de la Autoridad Palestina utiliza a las fuerzas de seguridad para intimidar a los críticos tuvo lugar nuevamente esta semana cuando otro funcionario de Fatah, Sufian Abu Zayda [también considerado de la nueva guardia de Fatah], publicó un artículo de opinión denunciando fuertemente al gobierno ‘autocrático’ de Abbas.
[…]… la oficina de Abbas emitió una declaración en nombre de los “efectivos de la seguridad palestina” amenazando y condenando al representante de Fatah”.
En este contexto, ¿qué validez tendría un acuerdo de paz firmado con Abbas?
Y ya no sólo porque el presidente de la Autoridad Palestina no represente a todos los palestinos – con Gaza controlada por Hamas, y las divisiones internas en Cisjordania (Judea y Samaria) – , sino porque el mandato de Abbas expiró a principio de 2009. En este sentido, el propio Abu Toameh escribía en junio de 2011:
“Es hora de que alguien en Washington le empiece a preguntar a Abbas si tiene un mandato claro de su pueblo para tomar decisiones históricas, incluyendo la firma de un acuerdo de paz con Israel”.
Ni Washington, ni la “comunidad internacional”, ni la prensa ha formulado esta pregunta.
Pero no es el único olvido. Gaza, como se mencionaba recién, está controlada por la organización terrorista Hamas que, en la introducción de su carta fundacional, aclara:
“Nuestra lucha contra los judíos es muy grande y muy seria”.
Y en su artículo 8, anuncia que “la Yihad es su senda, y la muerte por Alá es su más alto anhelo”. Y en el 13 postula que “no hay solución para la cuestión palestina si no es a través de la Yihad”, porque “las iniciativas, y las llamadas soluciones pacíficas y conferencias internacionales, están en contradicción con los principios del Movimiento de Resistencia Islámica”.
Ricki Hollander, analista de CAMERA, apuntaba que ningún representante de Hamas ha renunciado al contenido de la carta y que, por el contrario, los líderes no sólo reiteran los preceptos allí plasmados, llamando a un califato islámico en todo Israel, sino que lo ven como un primer paso para el dominio islámico.
Khaled Meshaal, líder de Hamas declaraba el el 7 de diciembre de 2012 que:
“Ante todo, Palestina – desde el río [Jordán] hasta el mar [Mediterráneo], del norte al sur – es nuestra tierra… No renuncio ni abandono ni a una pulgada o pequeña parte de ella.
Segundo, Palestina fue, continua siendo y será, árabe e islámica…
La yihad y la resistencia son el camino verdadero y apropiado para la liberación y la restauración de nuestros derechos”.
El 4 de febrero de 2013, durante un discurso, Ismail Haniyeh, primer ministro de Gaza, dijo, hablando sobre “la victoria palestina” durante la operación israelí Pilar Defensivo en noviembre de 2012:
“… la resistencia bombardeó las ocupadas Tel Aviv, Jerusalén y Herzliya; y por primera vez, dos millones de israelíes estuvieron bajo tierra y cinco millones experimentaron la supremacía de los misiles…”.
¿Qué implicaría un acuerdo con la Autoridad Palestina? ¿Gaza también entraría en el mismo? ¿Y cómo – puesto que está controlada por Hamas?
Pero no sólo esto. ¿La Autoridad Palestina quiere realmente la paz?
¿La historia no tiene nada que decir a este respecto?
El profesor de derecho de la Universidad de Harvard, Alan Dershowitz, señalaba en un artículo del 28 de septiembre de 2011 que hay que tener en cuenta cómo se llego a la situación presente:
“El rechazo árabe de la recomendación de partición de la ONU [en 1947, que preveía que Jerusalén y Belén fuesen un cuerpo separado de los dos estados previstos] y el ataque contra el nuevo Estado Judío que resultó en la muerte del 1 por ciento de la población de Israel; el ataque emprendido por Jordania y sus soldados palestinos contra Israel en 1967, que terminó con la captura de Cisjordania por parte de Israel; la oferta hecha por Israel de cambiar tierra por paz que fue rechazada en Jartum con los infames tres ‘no’ – no a la paz, no al reconocimiento y no a la negociación [con Israel]; la generosa oferta de estado que hizo Israel en 2000-2001 que fue rechazada y a la que se respondió con violencia; la subsecuente, y más generosa, oferta de Olmert, que no fue aceptada por el presidente Abbas”.
Cuando Arafat abandonó Camp David en 2000, lazó, efectivamente, la segunda intifada.
¿Quién no quiere la paz?
¿No es llamativo que exista un campo de refugiados al lado de la ciudad de Nablús, en Cisjordania? Si existiera interés en formar un estado, ¿no debería esta gente haberse integrado a la sociedad palestina en Cisjordania hace tiempo ya? ¿Cuál es el objetivo de perpetuar esa situación en un área controlada por la Autoridad Palestina?
Un artículo de opinión publicado (15 segundos, 3 de Julio de 2013) por el diario El País, realiza un acercamiento a uno de los obstáculos para la paz que una amplia mayoría no tiene cuenta:
“Quince segundos es aproximadamente el tiempo que un lector emplea en leer una frase como ésta tres veces. Pero para un millón de civiles en el sur de Israel es el lapso de tiempo que, desde hace 12 años, tienen para buscar refugio cuando suena una sirena. De día o de noche. En cualquier momento. Doce años organizando la vida cotidiana en torno a esos 15 segundos. La compra diaria, el traslado al colegio o un simple paseo. Cuando suena la sirena es seguro que a los quince segundos (tres frases) se oirán al menos dos explosiones. No hay un objetivo militar designado, ni un lugar seguro donde las bombas no caerán. Da igual un descampado, el patio de una guardería, una vivienda o un aparcamiento. El ataque es aleatorio con un solo denominador común: es contra población civil”.
“La cuestión es que cuando se colocan sobre la mesa todos los condicionantes que pueden impulsar un proceso de paz entre Israel y los palestinos se tiende a olvidar esos 15 segundos como si fueran un asunto menor. Curiosamente, muchos de quienes proponen soluciones los consideran una parte prescindible de la ecuación. Y cuando los ataques con cohetes se producen contra Jerusalén o Tel Aviv, como de hecho ha sucedido ya, se consideran una mera anécdota. Y un millón de civiles bajo fuego constante merecen, al menos, que se repare en ellos. Aunque sea durante 15 segundos”.
No sólo no se medita sobre este tema. Sino que tampoco se repara en la incitación al odio y la glorificación del terrorismo por parte de Hamas y de la propia Autoridad Palestina – que además realiza un doble discurso, según se dirija a un público occidental o local. Ni siquiera durante 15 segundos.