En la película ficticia de 1997 “Wag the Dog”, un productor de Hollywood y un asesor de Washington fabrican la violencia en Albania con el fin de desviar la atención del escándalo sexual del presidente. Para persuadir al país de la necesidad de una guerra, graban el vídeo de una niña huérfana huyendo del caos.
En un escenario mediático lejos de Hollywood, en Nabi Saleh, una aldea de Cisjordania, donde cada viernes se reúnen fotógrafos para documentar escenas repetitivas de palestinos residentes y activistas internacionales que se enfrentan con soldados israelíes, los activistas palestinos colocan a sus hijos en papeles cada vez más visibles. A diferencia de las escenas de “Wag the Dog”, una comedia negra, la explotación de los niños por sus padres con el propósito de aumentar el impacto de la propaganda del conflicto israelo-palestino no resulta nada graciosa.
Desafortunadamente, esto fue justo lo que sucedió el viernes 24 de agosto, cuando la agencia France-Presse fotografió a A’hd Tamimi y su prima Marah Tamimi, ambas de 11 años, que lloraban mientras los soldados israelíes las reprimían.
Días más tarde, las fotografías de las perturbadas niñas aparecieron en los medios de comunicación de Fairfax (Australia) junto a un artículo en la primera página que acusaba al ejército israelí de abusar rutinariamente de los niños palestinos. “Un soldado israelí reprime a una niña palestina que llora por el arresto de su madre durante una protesta por la confiscación de tierras en al-Nabi Saleh”, asegura una línea informativa en el Age y en el Sydney Morning Herald.
En una dura crítica a las “fuentes anónimas, los rumores y la propaganda” del artículo, Philip Chester, el presidente de la Federación Sionista de Australia, acusó también a los líderes palestinos de “utilizar descaradamente a niños” y “presentar una fábula donde la restricción de la violencia por parte de Israel es equivalente al abuso de los niños”.
Chester no se refería específicamente a las fotografías de las conmovedoras niñas Tamimi, en manos del ejército israelí, pero bien podría haberlas incluido.
A’hd es la hija de Narimen y Bassem, activistas prominentes de la Resistencia Popular, y el padre de Marah es Naji, otro líder de las manifestaciones semanales.
Es decir, los padres de las niñas están entre los que definen las estrategias de las protestas. En lugar de mantener a sus hijos a una distancia segura, lejos de los frecuentes enfrentamientos, los padres estimulan a sus hijos a representar papeles sumamente notorios en los enfrentamientos con el ejército.
Narimen es una participante en el proyecto de video B’Tselem, en el cual la prominente ONG israelí distribuye cámaras a los palestinos para que “presenten la realidad de sus vidas tanto al público israelí como al internacional”.
Esta no es la primera vez que ella ha utilizado niños y distorsionado la realidad. En un vídeo en 2011 del arresto de un lanzador de piedras de 11 años, Narimen filmaba mientras un palestino instruía a la madre del niño para que no le acompañara en el vehículo de la policía, aunque las autoridades israelíes le pedían reiteradamente que abordara la camioneta. Posteriormente, los reportajes de los medios de comunicación aseguraron erróneamente que la policía israelí prohibió a sus padres que lo acompañaran.
A pesar de las quejas sobre su cínica explotación de los niños palestinos para producir propaganda anti-Israel, Narimen no ha dejado de utilizar a niños como puntales. Por el contrario, desde entonces ha inscrito a su propia hija.
En un vídeo publicado en el blog Nabi Saleh Solidarity, se puede ver que ambas niñas encabezan una muchedumbre que marcha hacia una fuente de agua que el ejército ha declarado zona prohibida. A’hd y Marah se filman en detalle mientras maldicen a los soldados y tratan de esquivarlos. Se puede ver a Marah corriendo una distancia corta para acercarse a los soldados y enfrentarlos. Y cuando Narimen y otras dos mujeres son arrestadas, las niñas rehúsan dejarlas ir y obstaculizan los arrestos. Un portavoz del ejército manifestó después que los detenidos, que fueron detenidos durante algunas horas, habían estado lanzando piedras.
Aunque las fotografías de las llorosas y coartadas A’hd y Marah verdaderamente son el producto de la manipulación y la explotación palestina de los niños, los medios de comunicación australianos las publican sin reparos como una evidencia patente del abuso israelí de los niños palestinos.
Es decir, las niñas Tamimi lograron un golpe fotográfico, tal como sus padres lo esperaban. Gracias a esto, se las recompensó con una reunión con Laila Ghannam, la gobernadora de la Autoridad Palestina en Ramallah y el presidente Mahmoud Abbas, quienes las felicitaron por su “valentía”.
Pero, ¿qué sucedería si la próxima vez que sus padres las envíen hacia un enfrentamiento violento las niñas resultan heridas, o les sucede algo peor? Sería trágico; pero piensen en las fotografías y los artículos que incriminan a Israel en el periódico del día siguiente.