Como esos estudiantes que apenas se saben el título del tema del que se examinan, y lo repiten de distintas maneras, añadiendo aquí y allí algún dato anecdótico que recuerdan para rellenar la hoja del examen; así (des)informa hoy la amplísima mayoría de medios de comunicación en español sobre el conflicto árabe-israelí: titulares y poco más.
Cada evento, resulta en un nuevo ejemplo de ello.
Así, ante el nombramiento de la neerlandesa Sigrid Kaag como responsable al frente del mecanismo de supervisión de Naciones Unidas de los envíos humanitarios hacia la Franja de Gaza, además de su nacionalidad, y un currículum incompleto, poco más se le transmitía a la audiencia sobre la elegida por la ONU para desempeñar el novedoso cargo.
Casi como si hubiera algo que esconder, un poco como los hipócritas secretos a voces de familia -, omitían, por ejemplo, su paso por la UNRWA – claro, después de todo es un engranaje del conflicto.
La misma omisión se encontraba en El Periódico, en Radio Francia Internacional en español, en la agencia de noticias española Efe, o en la agencia de noticias Europa Press. Igualmente, en todas sus crónicas faltaba información de suma relevancia sobre quién es Kaag, y los posibles conflictos de interés que pudieran existir.
En este sentido, la cadena estadounidense CNN (27/12/2023) señalaba precisamente la primera de las omisiones señaladas: Kaag trabajó previamente “en cuestiones palestinas como alta funcionaria de la UNRWA”.
Además, según el periódico israelí Ha’artez, la diplomática, que también trabajó en el pasado con la reina de Jordania (YNet), es “una activista por los derechos palestinos que está casada con Anis al-Qaq, que fue viceministro con Yasser Arafat en los 1990, y embajador de la Autoridad Palestina en Suiza”.
En julio de 2020, el diario israelí The Times of Israel informaba que la oficina de Sigrid Kaag, el ministerio de Comercio Exterior y Cooperación al Desarrollo de los Países Bajo admitió ante el parlamento de ese país que la “Unión de Comités de Trabajo Agrícola [UAWC, por sus siglas en inglés], con sede en Ramala, utilizó dinero para pagarle a dos hombres [Samer Arbid yAbdul Razeq Farraj, del grupo terrorista Frente Popular para la Liberación de Palestina] bajo custodia israelí que están siendo juzgados por el asesinato de la menor de 17 años [Rina Shnerb] en un ataque terrorista en 2019”. Ello, a pesar de las advertencias previas – su ministerio continuó contribuyendo financieramente con UAWC, de acuerdo con JNS, con 11,7 millones de Euros entre 2017 y 2020.
No es que esto no sea relevante para que no aparezca en los medios de comunicación que dan cuenta del nuevo cargo de Kaag; sino que lo relevante es la manifiesta necesidad de ocultar la, como mínimo, sospechada parcialidad de la diplomática elegida. En otras palabras, la necesidad de erigirse en una suerte de barrera censuradora entre la realidad y sus audiencias. Eso no es informar. Eso parece antes bien una mezcla de propaganda y de control de daños de imagen pública.