A raíz de la reciente masacre en Noruega, Eugenio García Gascón, corresponsal del diario Público, acusó desde su blog Balagán a Israel de haber influido en la matanza.
En su entrada Utoya, el periodista escribe:
Los medios israelíes, poco dados a las noticias internacionales, han recogido la masacre de Utoya con cierta profusión, aunque no han indagado demasiado en el interés del criminal Breivik por la islamofobia y en su filia sionista.
¿Por qué deberían los medios de comunicación israelíes incidir en la filia sionista del desequilibrado asesino o en su islamofobia? Anders Breivik ha matado a sangre fría a sus propios compatriotas y ha atentado contra el Gobierno de su país. ¿No debería entonces el Vaticano indagar en la filiación católica de Breivik? Después de todo, el escudo de guerra utilizado por el noruego consiste en una cruz perforando un cráneo humano, no en una estrella de David. Desde esta lógica utilizada por el corresponsal Eugenio García Gascón, Benedicto XVI es directamente responsable de la locura del terrorista de Utoya.
El Yediot Ahronot ha publicado una fotografía del campamento con una pancarta en la que se leía en letras mayúsculas rojas y gruesas BOICOT ISRAEL, y que aparentemente fue tomada poco antes de la matanza. Se sabe que en el transcurso del campamento, los jóvenes noruegos discutieron el tema del boicot a Israel como respuesta a las tropelías que el Estado judío comete en los territorios ocupados continuamente.
El periodista pretende crear un vínculo entre la matanza en Noruega e Israel, al utilizar el argumento falso- de la conexión entre la filia sionista del terrorista, que es descargada violentamente contra un grupo de personas que promueven el boicot contra Israel, a raíz del artículo en el diario Yediot Ahronot con la foto de la pancarta con letras mayúsculas rojas y gruesas.
En Israel, manifestaciones multitudinarias contra la política de precios del Gobierno recorren las calles de numerosas ciudades, y los manifestantes también llevan pancartas. En ocasiones estas manifestaciones se dirigen en contra de políticas relacionadas con los palestinos. En todos los casos, las fuerzas de seguridad de Israel salvaguardan la integridad física de los manifestantes. Jamás disparan contra ellos por llevar pancartas contrarias al Gobierno. Así, el argumento de que alguien en Noruega mate por Israel a causa de ver pancartas contrarias a ese país es un dislate propio de alguien que ha perdido el contacto con la realidad.
Según los datos que se han filtrado a la prensa, Breivik siente una gran admiración por el sionismo y un profundo odio por el islam. Muchos creen que Israel promueve esta ideología, y hasta es posible que sea cierto si nos atenemos a lo que observamos día a día sobre el terreno, tanto en Israel como en el extranjero.
Cuando García Gascón asevera que muchos creen que Israel promueve esta ideología, está utilizando un viejo truco propagandístico: asegura que son muchos pero no especifica quiénes. Israel promueve el sionismo, lo que resulta lógico y, en ningún caso, racista, segregacionista o discriminatorio. El sionista es aquél individuo que simpatiza con la existencia del estado de Israel, independientemente de si es judío, musulmán, cristiano o hindú.
Por otra parte, Israel nunca ha promovido la islamofobia, muy al contrario, ese país ha procurado, desde su nacimiento, ser un crisol de culturas y un ejemplo de convivencia, como lo demuestra que tanto el hebreo como el árabe sean idiomas oficiales, que todas las señales de tráfico estén escritas en árabe, hebreo e inglés y que en Israel exista una población árabe superior al 20% que disfruta de un nivel de vida muy superior al de la gran mayoría de países árabes y musulmanes. A la vez, esta minoría cuenta con plenitud de derechos civiles, políticos y sociales, a diferencia de otros países en el Medio Oriente en donde los no musulmanes son tratados como ciudadanos de segunda clase o no tolerados del todo.
Uno de los cabos del ovillo de la matanza nos conduce directamente al conflicto israelo palestino, y muy especialmente a la connivencia culposa de Estados Unidos y la Unión Europea con los israelíes y su ocupación.
Aquí, el corresponsal español comete una elipsis inexplicable. ¿Cómo un atentado terrorista cometido por un fanático desequilibrado en Noruega puede estar especialmente relacionado con la supuesta connivencia de EEUU y la UE hacia Israel, un país a miles de kilómetros de distancia del atentado, simple y llanamente no encuentra una explicación realista.
No estoy diciendo que si se lograra la paz, es decir si Israel abandonara los territorios ocupados y cumpliera las resoluciones internacionales, la violencia iba a desaparecer completamente, pero sí que creo que disminuiría significativamente porque no sólo se realizaría un acto de justicia con los palestinos, sino que se les quitarían argumentos a los violentos.
Una vez más, el periodista esconde en sus palabras la parcialidad que suele caracterizar sus publicaciones en el blog Balagán.
Por un lado da por sentada la máxima de los territorios ocupados, cuando en realidad se refiere a Cisjordania, un territorio considerado en disputa según el Derecho Internacional.
Por otro lado, afirma que la paz puede lograrse con base en acciones que dependen única y exclusivamente de Israel, a saber; retirarse de los territorios ocupados y cumplir las resoluciones internacionales. Seguramente el corresponsal se refiere, entre otras, a las 33 resoluciones emitidas por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que condenan exclusivamente a Israel, pero que, en ningún caso, mencionan las acciones terroristas de Hamás o Hezbollah contra la población civil israelí, y, mucho menos, las brutales represiones por parte de los regímenes sirio o iraní contra sus propios pueblos. Y que son precisamente países como Irán y Siria, quienes impulsan esas resoluciones contrarias a Israel en el Consejo.
En todo caso, para el autor de Balagán, sólo Israel es responsable de un conflicto que dura décadas y que ha involucrado a los Ejércitos regulares de al menos siete países en guerras contra el Estado judío. Para García Gascón no hay duda, la paz en Medio Oriente sólo depende de Israel.
Por otra parte, al final de su post, el corresponsal matiza su falsa afirmación y dice que de Israel dependería quitar argumentos a los violentos. Pero, de nueva cuenta, no dice quiénes son esos violentos. ¿Los palestinos de Hamás? Si es así, ellos necesitan un sólo argumento para perpetrar atentados terroristas, a saber, que exista el Estado judío. En ese caso, García Gascón debería ser más claro en su entrada y decir que Israel debería disolverse para que Hamás no tuviera argumentos para lanzar ataques violentos contra Israel. Una proposición absurda. Si, por otro lado, el corresponsal se refiere a los argumentos del indudablemente psicópata Breivik en Noruega, es bien sabido que este tipo de personas se aferra a cualquier ideología para cometer crímenes atroces, y que eso no convierte a la ideología en la causa del crimen.
En resumen, los argumentos de García Gascón sólo conducen al absurdo. Breivik es un enfermo y un terrorista que ha cometido un crimen atroz. Este tipo de asesinos se han presentado en varios momentos y lugares en la historia, y los argumentos que esgrimen tienen vigencia solamente en su enferma imaginación.
Las conexiones que el corresponsal de Público establece entre los actos de Breivik e Israel existen sólo en el mundo imaginario de García Gascón.