Y continuaba diciendo que, según las autoridades israelíes, Ahmad Abu al-Nour, de 27 años, entró el pasado con un permiso médico, pero nunca regresó a Gaza, sino que permaneció en Israel ilegalmente durante un cierto “número de meses”. En Israel, se dedicó a buscar personas interesadas en unirse o en prestar asistencia a Hamás, enviando los nombres de potenciales reclutas a sus responsables en Gaza.
El silencio fue captado por sismógrafos en Oceanía.
El siguiente es un silencio a medias, o un silencio aún más notable, según se mire.
A medias, porque una agencia de noticias en español – no la principal -,dio cuenta de él. Aún más sobresaliente, porque a excepción de algún medio menor, los grandes medios en español lo ignoraron completamente, aunque la información estaba incluso traducida.
El 21 de febrero de 2022, Europa Press daba a conocer una sorprendente entrevista a la directora de Amnistía en Israel, Molly Malekar, en la web en hebreo (Zman Yisrael) del diario israelí en inglés The Times of Israel:
“La directora ejecutiva de Amnistía Internacional en Israel, Molly Malekar, ha criticado a la ONG por su reciente informe acusando a las autoridades israelíes de crímenes de apartheid contra la población palestina y ha dicho que esta valoración es ‘un puñetazo en el estómago’“.
“Malekar ha lamentado que el informe haya utilizado lo que ha descrito como una brocha gorda para presentar al país como un bloque uniforme en lugar de detallar qué hay que cambiar y qué se está haciendo bien, lo que podría suponer un obstáculo para el diálogo. En esta línea, ha criticado que se describa a los árabes-israelíes como ‘víctimas perpetuas y pasivas de apartheid, privadas de todo derecho’. ‘Amnistía los convierte en víctimas, en un objeto. Esto no es cierto ni es de ayuda’”.
No resulta pues, llamativo, a esta altura, que los medios hayan esquivado estas declaraciones como, se dice, los gatos evitan el agua.