Éxtasis israelí, apocalipsis palestino titula El País su análisis del 24 de enero de 2017, salpicado de errores factuales y notorias omisiones.
La primera frase ya aporta el primer desliz y da una idea de la tónica del mensaje que se quiere transmitir:
Con la kipá negra de los ultrarreligiosos calada sobre la cabeza, Mike Pence acudió este martes a orar al Muro de las Lamentaciones.
¿En serio? La kipá negra no pertenece necesariamente a los ultrarreligiosos. Todo el mundo puede llevar kipá negra. Llevarla es tan sólo cuestión de respeto. Caricaturizar el empleo de una kipá en el Kotel como ultrarreligioso parece una señal de ignorancia o de prejuicio.
En cualquier caso, la idea del artículo parece la de vincular a Israel y a los norteamericanos con el extremismo religioso. De ahí el léxico empleado para caracterizarlos: ultrarreligiosos, profeta, sermón, éxtasis…
Y obviamente, en una estructura como esta, no podía faltar la frase de cortar y pegar: los Gobiernos más conservadores y nacionalistas de los que se tiene noticia reciente tanto en EE UU como en Israel.
Pero más allá del análisis acerca del color político de las administraciones, lo que llama la atención es el trato que se le ofrece a la otra parte. Los lectores de El País no pueden saberlo porque se les ha negado el derecho a estar informado de ello, pero hace apenas unos días, el presidente Mahmud Abbas, revisionista del Holocausto, dio un incendiario discurso lleno de mentiras y afirmaciones antisemitas. El mismo Abbas que rechazó la propuesta de paz más generosa hasta ahora realizada por Israel, que ofrecía la práctica totalidad de sus exigencias. El mismo que en un sólo año pagó 350 millones de dólares a palestinos presos por terrorismo en cárceles israelíes. Sí, el mismo Mahmud Abbas que lleva 13 años aferrado al poder, cuando su mandato de 4 años finalizó en enero de 2009, y que hizo cortar la electricidad a los palestinos de Gaza. Pero, El País sólo tiene esto para decir de él:
el presidente Abbas, de 82 años, se niega a considerar una oferta de negociación que amenaza con arruinar su legado de construcción de las instituciones.
Y como la idea de vender a Abbas como si de un abuelito entrañable se tratara necesita mentiras, El País ofrece a sus lectores una sangrante:
El primer ministro del Likud se mantuvo a la defensiva ante la presión ejercida bajo la presidencia de Barack Obama para que reactivara las negociaciones con los palestinos, suspendidas desde abril de 2014.
Quien se marchó de la mesa de negociaciones y se negó a volver fue precisamente el Abbas. De hecho, Netanyahu no dejó de reiterar que estaba dispuesto a reiniciar las negociaciones.
Pero Abbas no quería negociaciones directas con los israelíes y así se lo hizo saber a medio mundo.
Al parecer, El País no estaba escuchando en ese momento.
Prosiguiendo en la línea de errores que sistemáticamente apuntan hacia un Israel intransigente, El País escribe:
Los únicos palestinos presentes los diputados árabes de la Lista Conjunta acabaron siendo expulsados de la Cámara cuando protagonizaban una protesta contra su discurso
1- Interesante que se refiera a diputados árabe-israelíes como palestinos.
2- Los expulsados no eran los únicos árabes presentes. Hay 13 miembros de la Lista Conjunta (entre ellos Dov Khenin, judío del partido de Hadash) y hay 18 diputados árabes en la Knesset. Luego, al menos 6 árabes presentes no fueron expulsados.
Y así, en el medio más influyente de habla hispana, un día más, un pasito más en el camino de la desinformación y la caricaturización del conflicto.