“El Gobierno de Jordania ha condenado este lunes lo que ha descrito como una ‘escalada’ de acciones por parte de Israel en la Explanada de las Mezquitas tras la visita al lugar realizada por el ministro de Vivienda, Uri Ariel, miembro del partido ultranacionalista Bayit Yehudi”.
Y finalizaba diciendo que:
“Por ley, los judíos no pueden rezar en el lugar y, si bien se permiten las visitas por parte de personas no musulmanas, las realizadas por altos cargos del Gobierno israelí al lugar han derivado en ocasiones en un incremento de las tensiones.
En base al acuerdo de paz entre Israel y Jordania, firmado en 1994, el país árabe ejerce la custodia de los lugares musulmanes sagrados en Jerusalén. En febrero, el primer ministro jordano, Abdulá Ensur, advirtió de que Amán podría revisar el acuerdo de paz después de que el Parlamento israelí debatiera permitir el rezo de judíos en el complejo”.
Europa Press le brindaba a sus lectores la versión jordana. La israelí brillaba por su ausencia.
Entonces, ¿cómo iba la agencia a contextualizar; a ofrecer algo del marco histórico necesario para comprender de manera más acabada la situación?
La llamada Explanada de las Mezquitas está sobre el Monte del Templo, el lugar más sagrado del judaísmo. Un dato nada menor que la agencia decide omitir, ofreciendo una imagen errónea de la situación: provocación israelí al mundo musulmán. Al parecer, para Europa Press – adhiriendo a la visión árabe -, sólo la presencia israelí o judía es capaz de incrementar las tensiones, en tanto que árabes y palestinos sólo reaccionarían ante este “estímulo”, su “respuesta” les es impuesta por la acción israelí de “provocación”.
Por supuesto, en este recuento parcial, no puede mencionarse la profanación de lugares judíos por parte de del Waqf que administra el Monte del Tempo.
Ricki Hollander, analista de CAMERA, explica de manera minuciosa la historia y la situación actual del Monte del Templo en un extenso artículo de febrero de 2014. En el mismo, Hollander comentaba que la veneración judía del Monte del Templo (Har HaBayit) es muy anterior a la construcción de la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa en el siglo VII de la Era Común; e incluso precede a la construcción del primer Templo Judío (Beit HaMikdash) por el Rey Salomón casi dos mil años antes de 954 Antes de la Era Común, y que fue destruido en 587 Antes de la Era Común.
El Beit HaMikdash fue construido, según la tradición judía, la piedra fundacional sobre la cual se construyó el mundo. Este lugar es considerado, por ende, el epicentro del judaísmo, donde descansa la Divina Presencia (Shechina), donde el Santo de los Santos y el Arca de la Alianza conteniendo los diez Mandamientos estuvieron alojados una vez; y donde el Templo fue reconstruido en 515 Antes de la Era Común, antes de ser destruido en 70 CE. El Monte del templo es también conocido como Monte Moriah (Har HaMoriah), mencionado con frecuencia en la Torá.
Hollander continuaba explicando que:
“El Muro occidental (Kotel Hama’aravi, conocido como Kotel o Muro de los Lamentos) es el remanente del muro de contención exterior construido por Herodes para nivelar el terreno y ampliar el área para albergar al segundo Templo judío. Su santidad se deriva de su proximidad al emplazamiento del Templo y específicamente su proximidad al muro occidental del sito más Sagrado del Templo (Kodesh Hakodashim – el santuario interior que albergaba el Arca de la Alianza – Aron HaBrit–donde sólo el Sumo Sacerdote –Kohen Gadol – tenía permitido entrar en Yom Kipur). Según fuentes midráshicas, la Presencia Divina nunca partió del Muro occidental del lugar más sagrado del Templo”.
El diario The Times of Israel publicó el 17 de marzo de 2014:
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¿Cambia la interpretación de los hechos?
Durante los últimos cientos de años, los judíos han rezado en el Muro Occidental construido por Herodes porque era el lugar accesible más cercano al lugar más sagrado del judaísmo.
Pero explicar esto queda fuera de toda consideración periodística cuando, en realidad, no se trata de informar sino de que inducir opiniones parciales entre los lectores.
Así, se estima innecesario mencionar justamente en una noticia que habla de los lugares sagrados y que tiene como parte acusadora a Jordania, que, como relataba Hollander, durante la ocupación de Jerusalén Este por parte de Jordania entre 1948 y 1967 (19 años, ni más ni menos), los sitios judíos fueron profanados, saqueados y destruidos. Se les negó el acceso a los judíos a sus lugares sagrados (incluido el Muro Occidental y el Monte del Templo), en violación del artículo 8 del Armisticio entre Israel y Jordania de 1949. Además, se les prohibió a las Iglesias cristianas comprar propiedades en Jerusalén y las organizaciones religiosas cristianas tenían restricciones para poseer propiedades cerca de los lugares sagrados.
En 1967 el ejército jordano, entre otros, agredió a Israel. El Estado Judío, en una guerra defensiva, se hizo con el control de toda la ciudad de Jerusalén. Mas, inmediatamente, se le entregó control total sobre el Monte del Templo al Waqf islámico jordano, y se les prohibió a los judíos rezar allí. Israel, de todas maneras, retuvo la soberanía y el control de seguridad de la zona.
Pero, leyendo la crónica de Europa Press, la imagen que se desprende es una bien distinta, que, desprendiéndose del lastre de la historia, pretende crear una realidad apócrifa, donde Israel, haga lo que haga, siempre pierde en la mesa de la opinión pública.