Con motivo del 5º aniversario del secuestro del soldado Gilad Shalit, Enric González, corresponsal en Medio Oriente del diario El País publicó un artículo (¿Dónde estás, Gilad Shalit?) en el que explica varios de los motivos que convierten la negociación sobre Shalit, y los prisioneros palestinos encarcelados en Israel, en un complejo entramado de posiciones políticas e ideológicas encontradas.
El reportaje de El País destaca con respecto a otras informaciones más superficiales o politizadas, cuando incide en que Shalit ha sido, en efecto, secuestrado por Hamás. Aunque, como señal de periodismo equilibrado, también menciona la postura de la organización terrorista que consideró la abducción una operación militar en toda regla, Enric González incide en que la supuesta captura pasa a ser un secuestro cuando:
sus captores denegaron a Shalit el derecho de visita de la Cruz Roja e impidieron a sus familiares el derecho a saber dónde se encontraba.
Escribe González:
Y en cuanto Hamás pidió un rescate por el rehén, consistente en la liberación de todas las presas palestinas, de todos los presos varones menores de edad y de otros 1.000 presos más, entre ellos varios condenados por gravísimos delitos de terrorismo, el asunto se convirtió en un secuestro.
Asimismo, el diario español destaca el sufrimiento de la familia y destaca los esfuerzos de los padres de Gilad Shalit por rescatarlo, lo que fomenta la comprensión desde el punto de vista humano respecto al secuestro:
El padre, Noam, y la madre, Aviva, dejaron sus empleos y su casa el año pasado, con motivo del cuarto aniversario de la captura de Gilad, y se establecieron en una tienda de campaña frente a la residencia del primer ministro. El desgaste es muy perceptible en Noam, que se niega a hablar de sí mismo “porque lo único importante es Gilad.
El artículo no deja de mencionar ciertas dificultades de los presos palestinos (juicios sumarios o encarcelamiento preventivo), pero Enric González es tajante a la hora de diferenciar claramente las condiciones de cautiverio en las que aún se encuentra el soldado israelí y las de los presos palestinos en Israel a quienes incluso se les permite estudiar para obtener un título mientras están presos. Sobre los presos palestinos, el diario menciona:
A ellos les puede visitar un delegado de Cruz Roja, conocen (con alguna excepción) la duración de su condena y, en principio, no temen ser degollados por sus carceleros.
De esta forma, se aprecia la desigualdad del tratamiento que reciben los presos palestinos en Israel respecto a Gilad Shalit, lo que contribuye a que los lectores de ese periódico comprendan mejor lo apremiante que es para Israel y, sobre todo, para la familia del soldado- que Gilad Shalit sea liberado, pues Hamás se ha negado a dar cualquier prueba de vida del sargento israelí.
Es de destacar este artículo del diario El País (a quien muchas veces se ha criticado por su tendencia anti-israelí) por esforzarse en contar la verdad sin omisiones de ningún tipo, por acercarse al drama humano lejos de consignas ideológicas y por poner en contexto todas y cada una de las versiones.