“Breaking the Silence” y los Medios de Difusión

Breaking the Silence


Breaking the Silence: Tendencioso y poco confiable

Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio), es una Fundación israelí sin fines de lucro respaldada por fondos provenientes del exterior*, que se describe a sí misma como “una organización de soldados veteranos de Israel dedicada a reunir testimonios de soldados que sirvieron en los territorios ocupados durante la Segunda Intifada” con el fin de “demostrar la profunda corrupción que existe en el ejército de Israel (IDF)”. La organización consistede un pequeño número de miembros que airean historias de fallas y errores del IDF en las universidades de Estados Unidos y las ofrecen a los medios de difusión internacionales.

El sitio web de Breaking the Silence proclama que ellos “demandan responsabilidad por las acciones militares perpetradas por Israel en los territorios ocupados y realizadas por nosotros y en nuestro nombre”, mientras que se niegan a reportar estos supuestos incidentes a las autoridades correspondientes, y se ocultan tras un manto de anonimidad, encubriendo sus propias identidades, las identidades de otros individuos implicados, y los datos específicos que permitirían a las autoridades corroborar sus testimonios – esto siendo que el ejército mantiene un requerimiento judicial de que todas las violaciones de las regulaciones que resultan en daño a civiles deben ser reportadas.

A la pregunta durante una entrevista de por qué la organización no reporta sus acusaciones a las autoridades, el co-director del grupo, Mikhael Manechin** respondió:

Esa no es nuestra posición. Nosotros nos vemos a nosotros mismos como una agencia mediática. El propósito es generar debates públicos sobre lo que está ocurriendo acá…(Radio de la BBC World Service, 15 de Julio de 2009)

Eso significa que la misión del grupo no es realmente “demandar responsabilidad” como lo indica su sitio web, sino demonizar públicamente al ejército de Israel antes de que las acusaciones sean investigadas, como lo revela el co-director del grupo. Y en esto han tenido mucho éxito, gracias a los solícitos medios de difusión interesados en ignorar el código de ética de la Sociedad de Periodismo Profesional – que predica “examinar la precisión de la noticia en todas las fuentes” – que en cambio difunden una historia sensacionalista que vilipendia a Israel.

El reporte (http://shovrimshtika.org/oferet/ENGLISH_oferet.pdf) de Breaking the Silence, del 15 de Julio de 2009, acusó a Israel de crímenes de guerra durante la Operación Plomo Fundido lanzada para terminar con los bombardeos de misiles de Hamas, en base al testimonio sin verificar de 26 soldados israelíes anónimos que habrían servido en Gaza durante esta operación.

El reporte alega que éstas no son las narrativas de soldados delincuentes sino que reflejan abuso “extenso” y “sistémico”. Las narrativas, alega pretenciosamente el reporte, “son suficientes para cuestionar la credibilidad de la versión oficial del IDF”. Sin embargo, estos informantes anónimos representan menos del 0.005% de los combatientes del IDF.

En realidad, sus pretensions han encolerizado a otros reservistas, lo cual ha generado la creación de otra agrupación de soldados del IDF que “sienten que es una profunda injusticia que otros los representen erróneamente a ellos y al IDF”. En respuesta, este grupo ha coleccionado y filmado sus propios testimonios, publicados en un sitio web llamado Soldiers Speak Out, http://www.soldiersspeakout.com/ (soldados hablan). Aquí, a diferencia de los cuentistas de Breaking the Silence, los soldados que dan testimonio dan su nombre y sus rostros aparecen en la película.

La Respuestade los Medios de Difusión: BBC, Clarín, El País

En marzo de 2009, Ha’aretz cubrió sus páginas con varias historias sensacionalistas sobre testimonios que según decían los artículos, demostraban atrocidades del IDF – incluyendo matanzas a sangre fría. Estos reportes enviados al diario fueron reunidos por Danny Zamir, director de una academia pre-militar, quien fue enviado a la cárcel del IDF por negarse a servir en la Cisjordania.

“El IDF en Gaza: matando civiles, vandalismo, y reglas de combate flojas” proclamaba la primera página en el primero de varios artículos escritos para Ha’aretz por el corresponsal militar Amos Harel. Luego siguieron otras historias condenando al IDF por su conducta en la Operación Plomo Fundido. La historia fue reproducida rápidamente en el New York Times el cual describió: “una actitud permisiva respecto a la matanza de civiles y la destrucción indiscriminada de propiedad”.

Las acusaciones explosivas de matanzas indiscriminadas que aparecieron en Ha’aretz y el New York Times resultaron estar basadas en rumores y habladurías y ser falsas una vez investigadas. A su vez el New York Times publicó una historia para corregir algunos de los errores de los reportes prematuros.

Las historias creadas por Breaking the Silence son similares a las que fueron armadas por Zamir ya que en ambos casos están basadas en habladurías. Pero la anonimidad de los cuentistas de estas historias y la ausencia de detalles identificatorios de los casos hacen que los testimonios de Breaking the Silence contra el IDF sean todavia más turbios. Quizás es por eso que tanto el Ha’aretz como el New York Times, habiéndose quemado la primera vez, han sido más cautelosos en publicar los reportes dudosos de esta organización.

Este no es el caso de otros medios de difusión, cuyo afán por desacreditar al ejército de Israel supera toda cautela periodística. Por ejemplo la BBC esencialemente ha actuado como agente de prensa del reporte de Breaking the Silence. El sitio web de la BBC incluye cuatro artículos diferentes: 1) un artículo sobre el reporte 2) una copia completa del reporte 3) un artículo separado que contiene citas del reporte y 4) un análisis del corresponsal Paul Wood en el que éste trata de imbuir al reporte de credibilidad. Escribe Wood:

La acumulación de detalles es convincente, y para los criticos de Israel, condenatoria…Pero Breaking the Silence tiene una larga- y para muchos, creíble-trayectoria en conseguir que los soldados israelíes cuenten experiencias que no son favorables al ejército.

El artículo trata de reforzar los alegatos de que Israel es culpable de crímenes de guerra por usar a palestinos como escudos humanos. Empieza por citar a un palestino que alega haber sido usado como escudo humano por soldados israelíes, y luego dictamina que “este mismo incidente fue descripto por un soldado israelí que hablo con Breaking the Silence”. Wood sugiere que porque el alegato es similar y por tratarse de alguien que dice ser un soldado israelí que estuvo allí (lo cual no es verificado independientemente), se trata de una historia que debe ser verdadera.

En realidad, este testimonio no fue la experiencia original de este soldado sino que el soldado cita un rumor. Además, esta historia ha sido negada por el oficial de la Brigada Golani que ha dicho que una investigación de la conducta de la brigada durante la guerra ha demostrado que ningún incidente de este tipo ocurrió. Sin embargo, el personal de la BBC ha decidido promocionar la narrativa de Breaking the Silence sin investigar la veracidad del contenido.

En forma similar, el corresponsal de Clarín en Jerusalén, Shlomo Slutzky, se explaya en su artículo del 16 de Julio sobre los testimonios en el reporte de Breaking the Silence. En “Soldados israelies admiten que usaron a niños como escudos”, Slutzky cita a “un soldado” y “los soldados”, sin admitir que no tiene sus nombres y no ha corroborado sus testimonios:

Cada vez que teníamos que entrar en una casa mandábamos primero a un ‘Johnnie’ para comprobar que no había hombres armados dentro”, cuenta uno de los soldados, explicando que el sobrenombre se refería a los palestinos usados como escudos humanos por parte del Ejército israelí. Según los testimonios en esta práctica se utilizaban a menudo niños. La Corte Suprema de Israel declaró ilegal esa práctica en 2005. “Apenas se nos dio información sobre cómo actuar en las poblaciones civiles”, afirma uno de ellos dejando entrever la falta de directrices sobre los objetivos militares o la finalidad de las operaciones. “Muchas veces disparábamos sin ver al enemigo delante de nuestros ojos”, coinciden muchos soldados en sus testimonios.

El periodismo responsable no utiliza este tipo de información anónima, pero aparentemente para Slutzky y Clarín el periodismo responsable no importa en el caso de Israel.

Slutzky escribe que en la Operación Plomo Fundido, “murieron 1.400 palestinos, en su mayoría civiles” cuando en realidad, según la investigación oficial del IDF, las muertes en Gaza fueron de 1.004 a 1.166 palestinos de los cuales 709 fueron identificados como militantes. Estos números son muy diferentes a los proveídos por PCHR (Palestinian Center for Human Rights) y otras agencias palestinas que son las únicas que Slutzky usa sin cuestionamiento alguno.

Juan Miguel Muñoz en su artículo Desertores de conciencia en El País del 16 de julio, también se apresura a ofrecer el reporte de Breaking the Silence sin ofrecer ninguna verificación de los testimonios.

Un grupo de 26 militares que participaron en la guerra de Gaza el invierno pasado ha relatado a la ONG Breaking the Silence (Rompiendo el silencio) las atrocidades perpetradas por el Ejército israelí en una campaña diseñada para no sufrir bajas.

Ya desde el primer párrafo Muñoz ha tildado las acciones del ejército Israelí como “atrocidades”, sin haber producido más prueba que el reporte dudoso de esta ONG.

Al igual que Slutzky, Muñoz cita las bajas de la guerra: “Un total de 1.400 palestinos perdieron la vida en 22 días de contienda, una gran mayoría civiles”, siendo que estos números, como se explica arriba, no son correctos.

El artículo de Juan Miguel Muñoz no escatima en detalles citando el reporte, sin embargo, un reportaje basado en habladurías y rumores, sobre soldados que no publican sus quejas para la investigación correspondiente, es escaso material para un artículo periodístico cualquiera que sea su tema. Seguramente Muñoz no escribiría un artículo sobre cualquier otro ejército con información suministrada por soldados anónimos que ni siquiera él entrevista.

El País continúa publicando artículos sobre Israel y el Oriente Próximo que violan la confianza que los lectores depositan en ese periódico.

Con los gobiernos de Inglaterra y de España subvencionando alegatos de un grupo tendencioso (la embajada inglesa en Israel subvencionó el reporte de Breaking the Silence) y los medios de difusión ingleses al igual que El País ayudando a publicarlos, el público debe ser conciente de que las noticias emanadas de estos medios pueden estar mediadas por intereses políticos.

Una historia central en la radio de la BBC (World Service News) del 16 de julio, también presentó el reporte de Breaking the Silence en la voz de Dan Damon. Cuando el vocero de Israel, Mark Regev cuestionó la credibilidad de los testimonios señalando que el reporte “ni siquiera exhibe los estándares mínimos del periodismo tabloide”, Damon se exasperó y trató de defender la validez del reporte, concluyendo:

Uno puede decir, yo supongo, que “bueno, no tenemos evidencia, no hay integridad periodística en todo esto”, pero la gente sí va a creer que estos fueron testimonios reales de soldados reales.

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* Fondos de los gobiernos de Inglaterra, España y Holanda como así también de organizaciones de la UE.

**El co-director del grupo, Michael Manekin fue también activo en otro grupo anti-israelí, Zochrot, que promueve la idea de que Israel no se hace responsable y debe ser condenada por causar la Naqba (catástrofe) palestina.

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