Irónicamente, el diario El País elegía la sección Hechos para publicar el 14 de octubre de 2017, un artículo basado en creencias personales y deseos, bastante alejado de los hechos en sí.
En dicho artículo, el periodista, y por lo tanto el medio, afirmaban tajantemente que el Muro de las Lamentaciones y la Explanada de las Mezquitas están en Palestina.
Para justificar la toma de partido ideológica, el periodista apelaba al derecho internacional y afirmaba que:
De acuerdo al derecho internacional, la ciudad tiene una parte israelí, la occidental, y una palestina bajo ocupación, la oriental.
La explicación proseguía más abajo al explicar que la Línea Verde es la divisoria entre Israel y los territorios palestinos que reconoce la comunidad internacional, trazada tras la primera guerra árabe-israelí de 1948-1949.
¿Dónde aprenden historia y derecho internacional estos periodistas? ¿En el manual de estilo de la Autoridad Palestina?
Porque si tan sólo hubiese leído lo que dice el tratado de armisticio que menciona, el periodista habría descubierto, que precisamente esa línea no es una frontera:
El Acuerdo de Armisticio establece que ninguna disposición de este Acuerdo perjudicará, de ninguna manera, los derechos, reclamos y posiciones de cualquiera de las partes en la solución pacífica de las cuestiones palestinas, las disposiciones de este Acuerdo han sido dispuestas exclusivamente debido a consideraciones militares (Artículo II.2)
De modo que al no ser considerada frontera la Línea Verde, difícilmente el periodista puede otorgar territorios en función de ésta.
De hecho, la cuestión de Jerusalén es particularmente espinosa, teniendo en cuenta que en principio iba a ser un Corpus Separatum, que no llegó a ser debido a la agresión de los países árabes. Antes de la invasión jordana no existía ese concepto de una Jerusalén dividida en dos.
Pero sigamos con ese derecho internacional que cita el autor de la pieza: no existe una posición consensuada respecto a los territorios. Existe un intenso debate, una disputa territorial, y un debate jurídico pero no una ley internacional que haya decidido qué pertenece a los palestinos y qué a los israelíes.
Los únicos acuerdos internacionales al respecto (Oslo, ONU 242, etc…) hablan de que ambas partes deben llegar a un acuerdo. El ex embajador británico ante la ONU, y uno de los autores principales del texto de la resolución 242, pilar sobre el que se basan todos los acuerdos posteriores, Lord Caradon, indicó en 1974:
Habría sido incorrecto exigirle a Israel que retornara a sus posiciones del 4 de junio de 1967 [inicio de la Guerra de los Seis Días] Por ello, no lo hicimos y creo que teníamos razón para no hacerlo.
Por si quedara alguna duda respecto al significado del texto de la resolución 242, debido a sus diferencias entre la redacción en francés e inglés (retirada de territorios vs. de los territorios), Arthur Goldberg, el embajador de Estados Unidos ante la ONU en 1967 y uno de los diplomáticos clave en la redacción de la resolución, declaró:
Los textos francés y soviético difieren del inglés pero fue el texto inglés el que fue votado por el Consejo de Seguridad, y por lo tanto, es el determinante.
¿Y qué dice, concretamente la resolución 242 del Consejo de Seguridad de la ONU respecto a Jerusalén? Nada.
De hecho, el mismo Arthur Goldberg, recién citado, subrayó:
Nunca describí a Jerusalén como un área ocupada… La Resolución 242 no se refiere a Jerusalén en modo alguno, y su omisión fue deliberada.
De modo que una cosa es que los líderes palestinos reclamen un territorio; y otra bien distinta es que los medios se hagan eco de esas exigencias sin contexto alguno, erigiéndose en jueces y parte de una contienda suficientemente compleja.
Por otra parte, es interesante destacar que este texto era el segundo artículo en cinco días respecto al tuit de un futbolista. Mientras, Bélgica cortaba la financiación al sistema educativo de la Autoridad Palestina por incitación a la violencia, en una noticia que no cabía en las páginas de El País
De hecho, invitamos a nuestros lectores a buscar en las páginas del diario, artículos dedicados a la incitación al odio por parte de los líderes palestinos. Nosotros no los hemos encontrado.