El artículo 33 de la Carta fundacional de Hamas exigeque:
“Deben respaldarlo y apoyarlo [al movimiento], como Alá quiere que hagan, facilitándole más y más fondos hasta que se cumpla el propósito de Alá, cuando se cierren las filas, combatientes se unan a combatientes y en todo el mundo islámico las masas den un paso al frente en respuesta a la llamada del deber, proclamando en alta voz: Gloria a la Yihad”.
Es decir, que hace falta mucho dinero.
La edición del 13 de diciembre de 2012 del New York Times informaba en un artículo que:
“Hamas necesita dinero, no sólo para salarios, actividades gubernamentales y de beneficencia, sino para las Brigadas Qassam, que algunos expertos estiman en 20.000 hombres – la mayoría de los cuales estaban en uniforme con buenas botas y pasamontañas negros y armados con rifles y otro equipamiento, algunos de los cuales fueron contrabandeados desde Libia, para la visita de Meshal”.
Zakat (caridad) y financiación
Matthiew Levitt, Senior Fellow y director del Programa Stein en Contraterrorismo e Inteligencia en el Washington Institute , libro Hamas: Politics, Charity, and Terrorism in the Service of Jihad
¿Cómo se reconcilian y entienden las actividades política, caritativa y terrorista de Hamas? ¿Son éstas actividades dispares llevadas a cabo por ramas separadas e inconexas de un movimiento mayor, o es Hamas una organización unitaria que ve las obras de caridad y los asesinatos como medios igualmente legítimos para conseguir su no negociable fin?
Matthiew Levitt, Senior Fellow y director del Programa Stein en Contraterrorismo e Inteligencia en el Washington Institute , se hacía estas preguntas en su libro Hamas: Politics, Charity, and Terrorism in the Service of Jihad, y aseguraba que:
“… Hamas depende de sus activistas y organizaciones políticas y sociales para construir la base de apoyo para el movimiento, para detectar y reclutar a futuros operativos, para proporcionar trabajos diarios y para darle cobertura a los operativos y servir como la red de apoyo logístico y financiero de las células terroristas del grupo. Muchas veces los operativos de Hamas que dirigen las oficinas políticas y de beneficencia… son, ellos mismos, actuales o ex miembros de células terroristas. Hamas es capaz de utilizar sus organizaciones públicas políticas y de beneficencia como una red de apoyo logístico y financiero para sus operaciones terroristas”.
En tanto, el portal de las Naciones Unidas para la acción contra el terrorismo enumera, entre las herramientas para combatirlo:
El Convenio Internacional para la represión de la financiación del terrorismo, de 1999:
· Insta a las partes a que adopten medidas para prevenir y contrarrestar la financiación de terroristas, ya sea directa o indirectamente, por medio de grupos que proclamen intenciones caritativas, sociales o culturales o que se dediquen también a actividades ilícitas, como el tráfico de drogas o el contrabando de armas;
· Compromete a los Estados a exigir responsabilidad penal, civil o administrativa por esos actos a quienes financien el terrorismo;
· Prevé la identificación, congelación y confiscación de los fondos asignados para actividades terroristas, así como la distribución de esos fondos entre los Estados afectados, en función de cada caso. El secreto bancario dejará de ser una justificación para negarse a cooperar.
Levitt, a su vez, señalaba que algunas de las formas en que las instituciones sociales y políticas apoyan el terrorismo de Hamas es a través de la glorificación de actos de violencia, islamizando a la sociedad palestina, proporcionando una red de seguridad de asistencia social para los activistas de Hamas y sus familias. La asistencia financiera proporcionada a las familias de los “mártires” también se canaliza a través de las organizaciones de la dawa de Hamas bajo el estandarte de la asistencia humanitaria. La dawa, explicaba Levitt, es la red de asistencia social y de proselitismo.
El experto estadounidense apuntaba que, como resultado de la mayor atención en exponer las redes terroristas luego de los atentados del 11 de septiembre de 2001, los investigadores han revelado cómo los grupos terroristas sistemáticamente ocultan sus actividades detrás de fachadas políticas, sociales o de beneficencia. Y así, Hamas se aprovecha de una ostensible distinción hecha por varios analistas y por una gran mayoría de medios de comunicación, entre sus alas “política”, “militar” y “social”, mirando rara vez a las conexiones entre estas actividades y los ataques a civiles.
Levitt aseguraba que las organizaciones de asistencia social de Hamas responden a los mismos líderes políticos que también juegan un papel en los ataques terroristas de Hamas.
Dentro de los territorios controlados por los palestinos, puntualizaba el director del Programa Stein, la batería de mezquitas, escuelas, orfanatos, campamentos de verano y ligas deportivas patrocinadas por Hamas son partes integrales del aparato general de terror. Estas entidades de Hamas se ocupan de la incitación y radicalización de la sociedad, y comprometen sus esfuerzos de reclutamiento incluso de los niños más jóvenes para que aspiren a morir como mártires. Proveen apoyo logístico y operativo para el contrabando de armas, para el reconocimiento y para los ataques terroristas. Proporcionan trabajos para los comandantes de campo y refugio para los operativos fugitivos.
Hamas utiliza las mezquitas y los hospitales que mantiene como lugares de encuentro; entierran armas y explosivos en los debajo de patios de sus propios jardines de infantes; utilizan coches y hogares de operativos de asistencia social para transportar y ocultar fugitivos; y transfiere y lava fondos para la actividad terrorista a través de comités locales de beneficencia.
El artículo del New York Times también indicaba que Hamas:
“… continua construyendo enormes y fastuosas mezquitas en todas partes (con sótanos fortificados para que los miembros de Hamas se refugien durante los ataques aéreos, según los residentes)…”.
Mezquitas como búnkeres. Llamativo. ¿No es un crimen de guerra utilizar sitioscivilesy civiles como refugios?
Ricki Hollander, analista de CAMERA, relataba en un artículo que los comités de beneficencia, las clases en mezquitas, los sindicatos estudiantiles y los clubes deportivos de Hamás sirven, justamente, como lugares de reclutamiento y para impartir cursos de entrenamiento a terroristas. Los hospitales, escuelas y bibliotecas a cargo de Hamás se utilizan como redes de apoyo logístico, y la recaudación de fondos de beneficencia se utiliza para posibilitar las operaciones terroristas de la organización.
Además, Levitt apuntaba que las instituciones islámicas de la Hermandad, por su parte, sirven como “substitutos funcionales del aparato de asistencia del estado y constituye un entorno familiar y natural en el cual los jóvenes activistas pueden llegar a sus pares”. En otras palabras, las instituciones orientadas a los servicios sociales funcionan como una herramienta ideal para radicalizar y reclutar a jóvenes musulmanes.
De esta manera, la red dawa de servicios, instituciones de beneficencia y empleadores se combina para crear una “economía cerrada”, abierta sólo a los activistas de Hamas que son parte de esta comunidad.
De hecho, los individuos vinculados a Hamas, indicaba Levitt, reciben más asistencia que aquellos no afiliados a la organización; miembros ligados a la actividad terrorista reciben aún más asistencia. Klaus Gensicke, por su parte, en su libro The Mufti of Jerusalem and the Nazis, señalaba que a las familias de terroristas de Hamas en particular, muertos o heridos en ataques terroristas suicidas o mientras perpetraban otros actos de terror, se les dio una generosa asistencia financiera a través de la dawa.
Levitt, en un artículo, explicaba que los palestinos que dependen de la caridad de Hamas, permiten que sus hogares sean utilizados casas francas por fugitivos de Hamas que se desplazan de un lado a otro para evitar su captura. Ayudan a Hamas transportando fugitivos, así como actuando como correos para llevar fondos o armas; almacenando explosivos, etc. Hamas emplea a palestinos no sospechosos que, sin saberlo, lavan y transfieren fondos a nombre del grupo.
El artículo reproducía la descripción hecha por Ibrahim al-Yazuri, un ex participante en la financiación de Hamas, de la filosofía de Hamas a la hora de entregar a ayudas:
“Todos saben que el Movimiento de Resistencia Islámica, Hamas, es un movimiento de yihad palestino que lucha por la liberación de toda Palestina… El trabajo social se lleva a cabo en apoyo de este objetivo, y es considerado una parte de la estrategia de Hamas… El movimiento Hamas se preocupa por su gente y sus elementos, especialmente por aquellos que se dedican a la bendita yihad contra la odiosa ocupación israelí… El movimiento se hace cargo de sus familias… El movimiento proporciona esta ayuda a través del apoyo y asistencia que le da a los comités zakat y a las asociaciones e instituciones islámicas en la Franja de Gaza”.
Más claro, imposible. Por qué será, entonces, que a la prensa le costará tanto informar sobre esto. ¿Tanta facilidad los disuade? ¿Sólo le enfrentan a los grandes desafíos, a lo complejo para desentrañarlos?
La Agencia de Seguridad israelí (Shabak), a su vez, informaba que:
“Desde principios de los 1990, Hamas obtuvo éxito en el establecimiento gradual de un dispositivo financiero dispersos en todo el mundo, destinado a asegurar el flujo de dinero para financiar sus actividades de gran envergadura en los territorios y en el extranjero. La actividad de recaudación de fondos es reservada y discreta tanto como sea posible con respecto a su relación con Hamas”.
Y estas organizaciones de asistencia social, sostenía Levitt en un artículo, apoyadas por numerosas organizaciones benéficas, responden precisamente a los mismos “líderes políticos”. Y que, a pesar de ello, algunos observadores han determinado que estas instituciones no tienen relación con las campañas terroristas autorizadas por los mismos dirigentes. Incluso, en algunos casos, la mera existencia de estas instituciones se invoca para clasificar a Hamas como una organización de bienestar social, en lugar de una organización terrorista.
Por otra parte, Rachel Ehrenfeld, experta en terrorismo y en corrupción, y directora del American Center for Democracy, comentaba en un artículo de 2009 que:
“… desde ya que Gaza se encuentra bajo control de Hamas, hay que preguntarse: ¿La ayuda llegará a la población que sufre? Si el pasado es una indicación, la mayor parte de los fondos y suministros terminarán en manos de Hamas.
[…]Pero, mientras condenaba a Israel, la Unión Europea comprometió más de 4 millones de dólares en “ayuda humanitaria” a Gaza. En 2008, proporcionó 55.5 millones a Gaza. Sumado a esto, los estados miembros de la Unión Europea concedieron más de 41 millones, incluyendo 10.5 millones del Departamento para el Desarrollo Internacional perteneciente al gobierno británico”.
Según la Agencia de Seguridad de Israel, Hamas ha construido una red de infraestructura social basada en fondos benéficos de los Territorios y del extranjero como parte del decreto de zakkat islámica (Caridad). Algunos de estos fondos, explicaba la Shabak, son utilizados para apoyar al terrorismo, al llegar a los activistas terroristas y los prisioneros y sus familias. Sumado a esto, desde su fundación, Hamas se ha esforzado por integrar gradualmente a las sociedades de caridad islámica con sede en los Territorios fundadas por los Hermanos Musulmanes como parte de su red (desde principios de 1970). Hamas también se ha estado esforzando por hacerse con el control de sociedad de caridad afiliadas al Waqf (sistema de bienes habices –donación religiosa inalienable – en el islam) y de sociedades privadas, para convertirlas en sociedades afiliadas a Hamas.
Hamas también anexó fondos de beneficencia de la Hermandad Musulmana que operaban en Estados Unidos, tal como la Holy Land Foundation for Relief and Development (Fundación de Tierra Santa para el Socorro y el desarrollo; HLF, por sus siglas en inglés). Esta fundación transfería cada año millones de dólares a sociedades con sede en los Territorios.
Algunos de los fondos que operaban en Europa antes de la segunda intifada eran, según publica el Shabak:
•Interpal – Palestinian Relief and Development Fund en el Reino Unido
•The Al Aqsa Fund y sus sucursales europeas
•Le Comité de Benfaisance et de Secours aux Palestiniens (CBSP) – Francia
•Holy Land Foundation for Relief and Development (HLF) – USA (hasta que Estados Unidos lo declararon ilegal y cesaron su actividad).
•The World Assembly of Muslim Youth (WAMY) – Saudi Arabia
•Otras muchas fundaciones en los Emiratos del Golfo Pérsico.
•Sociedades de Hamas específicas en Europa – incluyendo Suecia (Sanabil Al Aqsa), Dinamarca (The Al Aqsa Fund), Holanda (The Al Aqsa Fund, Al Israa Foundation), Suiza (ASP, SHS), Italia (ABSPP: Associazione Beneficia di Solidarieta col Popolo Palestinese), Austria (PHV: Palestinian Humanitarian Association, PVO) y Bélgica (The Al Aqsa Fund).
Desde 2001, aclara la agencia de seguridad israelí, estas sociedades han cambiado su modus operandi y han formado un marco organizativo internacional que opera bajo la dirección común de la Coalición Benéfica (Union for Good), que engloba a todas las sociedades que apoyan a Hamas. Entre 2001 y 2008, explica el informe del Shabak, la Coalición transfirió cientos de millones de dólares a sociedades dirigidas por Hamas en los Territorios.
El 12 de noviembre de 2008, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos designó a Union for Good como “una organización creada por el liderazgo de Hamas para transferir fondos a la organización terrorista”.
Y señalaba:
“‘Los grupos terroristas como Hamas continúan explotando las organizaciones benéficas para radicalizar a comunidades vulnerables y para cultivar el apoyo para sus actividades violentas’, dijo Stuart Levey, Vicesecretario para Terrorismo e Inteligencia Financiera”.
La agencia de noticias Reuters publicaba el 7 de diciembre de 2011 un cable que informaba que:
“Una Corte Federal de Apelación sostuvo el miércoles las sentencias contra cinco líderes de organización benéfica islámica [con sede en Texas, Holy Land Foundation] bajo la acusación de canalizar dinero y suministros a Hamas…
[…]La corte apuntó a la “voluminosa evidencia” de que la fundación… tenía, desde hacía mucho tiempo, vínculos financieros con Hamas. Una vez la organización benéfica musulmana más grande de Estados Unidos, Holy Land fue cerrada por la administración del ex presidente George W. Bush…
Holy Land argumentó que los millones de dólares que recaudó fueron dirigidos a organizaciones de beneficencia en Cisjordania y Gaza, conocidas como comités zakkat. Aunque dichos comités realizaban funciones caritativas legítimas, también eran instituciones sociales de Hamas, según encontró la corte. Ley Federal establece que es un delito a prestar ayuda material y apoyo a una organización terrorista como Hamas.
‘Al apoyar a este tipo de entidades, los acusados facilitaron la actividad de Hamás al promover su popularidad entre los palestinos y proporcionar una fuente de financiación. Esto, a su vez, permitió que Hamas concentrara sus esfuerzos en actividades violentas”, escribió la Juez Carolyn King en nombre del unánime panel de tres jueces”.
Por su parte, Samuel Westrop, Senior Fellow en el Gatestone Institute, y Director Asociado en el Institute for Middle Eastern Democracy, informaba que la organización de beneficencia inglesa Human Appeal International, según un informe filtrado de la CIA de 1996, las ramas de esta organización se encontraban entre varias organizaciones caritativas islámicas utilizadas como conductos para financiar organizaciones terroristas. Mientras que en 2003 el FBI (Oficina Federal de Investigaciones) afirmó que existía una “relación estrecha entre Human Appeal International y Hamas”. Es más, Westrop señalaba que:
“En 2005, una página web perteneciente al grupo terrorista palestino Hamas informó que fondos habían sido transferidos de la organización afiliada Human Appeal en los Emiratos Árabes Unidos a IQRA y Rifdah, dos organizaciones de fachada de Hamas con sede en Cisjordania”.
En tanto, Levitt indicaba que los operativos de Hamas con frecuencia tienen empleos diarios trabajando dentro del sistema dawa del grupo, que provee tanto de un salario para vivir, como de una cobertura para planear y llevar a cabo ataques terroristas.
También se hacía eco de un informe del FBI sobre la Holy Land Foundation, que financia muchos comités de caridad (zakkat), indicaba que estos comités “están controlados por Hamas… Los activistas sociales de Hamas que dirigen estas organizaciones en Cisjordania y Gaza a menudo están estrechamente vinculadas con células terroristas del grupo o incluso puede haber miembros o ex miembros de tales células. Entre los ejemplos citados por el FBI:
· Fadil Muhammad Salah Hamdan, miembro de un comité de caridad de Ramala, estuvo “directamente vinculado con la planificación de atentados suicidas y con la preparación espiritual de aquellos que van a cometer ataques suicidas; incluyendo el ataque Mahane Yehuda en julio de 1997”.
· Ahmad Salim Ahmad Saltana, jefe del comité de caridad de Jenín, estuvo envuelto en la transferencia de material para fabricar bombas para preparar explosivos en 1992 y participó en un atentado con coche bomba en 1993.
El Departamento de Estado de Estados unidos sostenía que:
“En tanto y en cuanto Hamas continue apoyándose en el terrorismo para lograr sus fines políticos, no deberíamos hacer una distinción entre sus brazos militar y humanitario, ya que los fondos suministrados para uno pueden ser utilizados para sostener al otro”.
Porque, en definitiva, ¿qué financia Hamas? ¿Industrias para Gaza? ¿La creación de nuevas universidades, de laboratorios de investigación, programas de desarrollo agropecuario; desalinizadoras?
Terrorismo
Khaled Meshal, líder de la “oficina política” de Hamas, dirigiéndose a una muchedumbre en Gaza, en diciembre de 2012 declaró:
“Qué maravilloso fue vuestro bombardeo de Tel Aviv. Puedan sus manos ser bendecidas. Puedan sus manos ser bendecidas. Estamos orgullosos de lo que habéis hecho [a las Brigadas Qassam].
La yihad y la resistencia son el camino. Esto no es mera retórica. Los acontecimientos nos han demostrado que la yihad y la resistencia son la opción más ventajosa y confiable… Marcha sobre el suelo, dispersando la luz entre su gente y desatando fuego sobre sus enemigos. Eso es la resistencia”.
Resistir es, según Meshaal, “desatar el fuego sobre sus enemigos”, es decir, bombardear de manera indiscriminada y masiva contra la población civil israelí. ¿A qué se resiste Hamas? ¿A la desconexión total y unilateral de Israel de Gaza? ¿A que ningún judío viva en Gaza? Eso es, justamente, mera retórica, dialéctica de la justificación: “resistencia” como eufemismo deterrorismo.
Ernesto Garzón Valdés – filósofo y ex profesor de filosofía del derecho de las universidades de Córdoba y La Plata en Argentina, y, en Alemania, de las universidades de Bonn, Colonia y Maguncia – puntualizaba en un ensayo que:
“… es importante subrayar que el terrorismo es un método o un modo de comportamiento. Consiste precisamente en la realización de un acto o una actividad cuyo resultado intencionado es la creación de un estado psicológico de temor generalizado”.
Y aclaraba que la eventual plausibilidad de sus actos, al igual que el éxito o fracaso en la obtención de los objetivos perseguidos, no altera en absoluto el carácter terrorista del comportamiento en cuestión. Pero que sí son relevantes en la medida en que el método terrorista es utilizado justamente como medio para lograrlos. Además, “el acto o la actividad terrorista cumplen una función instrumental con respecto a esos objetivos que, a su vez, son invocados para explicar o hasta justificar el terrorismo… De acuerdo con esta definición, terrorista es toda persona o institución que recurre a este método”.
Así, Meshaal decía:
“Si el mundo encuentra una manera distinta que no sea a través de la resistencia y el derramamiento de sangre para restaurarle a los palestinos Palestina y Jerusalén, para implementar el derecho de retorno y poner fin a la ocupación sionista repugnante – será bienvenido. Pero le dimos una oportunidad durante 64 años, y no hicieron nada. Por esta razón, optamos por la resistencia. No nos reprochen. Si hubiésemos encontrado otra manera – uno que no implicara la guerra y batalla- habríamos procedido a partir de ella, pero historia y las leyes de Alá nos dicen que la victoria y la liberación no pueden lograrse sin resistencia, batalla y sacrificio”.
Meshaal está diciendo: no se puede tratar con Israel de manera diplomática, sólo entiende cuando se “derrama sangre”; sólo se acepta la voluntad y el capricho de Hamas; la “resistencia” está justificada y avalada por Alá; no recuerda que Israel se retiró de Gaza y que, en respuesta, sólo creció el número de cohetes lanzados contra Israel desde la franja.
Lo que Meshaal no dice, es que durante la ocupación Egipcia de Gaza (y la Jordana en Cisjordania), ni los palestinos, ni los egipcios, ni nadie, se molestó por crear un estado palestino. Y, por supuesto, que no había “resistencia” a esa ocupación. En definitiva, era una ocupación musulmana.
Justamente, Gazón Valdés indicaba que el terrorista asume la posición de un soberano inescrutable que, al manejar la violencia con intencionada discrecionalidad, promueve en la sociedad una actitud de alerta compartida y desconfianza recíproca siempre ineficaces ante la agresión terrorista.
O se hace lo que dice Meshaal (lo que dice Hamas), portavoz de Alá en la tierra, o habrá un “derramamiento de sangre”.
Pero la coartada de la “resistencia” no se sostiene por ninguna parte. Invocar el vocablo y, a la vez aplaudir los ataques contra civiles, deja en evidencia el valor de dicho vocablo en la retórica: justificación ante occidente.
En este sentido, el académico argentino lo dejaba bien claro:
“… cuando quien combate por la libertad de su pueblo utiliza el método terrorista, convierte una causa cuya legitimidad podría ser objeto de evaluación moral positiva en una empresa inexcusable. Dado que el terrorismo es un método de ejercicio de la violencia, toda persona o grupo de personas que lo utilice se transforma en terrorista, ocasional o permanente, en el respectivo ámbito de su actuación”.
Y hacía una distinción vital en cuanto a la intencionalidad. En el caso del acto terrorista los daños son intencionales (intencionalmente se dispara contra poblaciones civiles) y tienen una función definitoria. Se trata, escribía Garzón Valdés, de la “comisión deliberada de atrocidades que suponen una violación masiva de los derechos humanos”.
Algo bien distinto de los daños colaterales surgidos de operaciones dirigidas, por ejemplo, contra células terroristas que se ubican en áreas densamente poblada con el fin de, o evitar las represalias o de, si se dan, usufructuar las muertes de civiles para señalar la “brutalidad” del “otro”.
Alan Dershowitz, afamado jurista estadounidense y Frankfurter Professor de Derecho en Harvard Law School, decía en su trabajo The Case for Moral Clarity:
“La táctica de Hamas de jugar a la ruleta rusa con las vidas de los niños israelíes mediante el disparo de miles de cohetes [más de 12.800 desde 2001] a un millón de israelíes, en tanto emplea escudos humanos con el fin de maximizar las víctimas fatales civiles palestinas, es pura maldad. La decisión israelí de responder a esta provocación ilegal e inmoral atacando a los terroristas y a sus arsenales es pura auto-defensa, autorizada por el derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y los principios morales universalmente aceptados”.
En este sentido, el politólogo y filósofo franco-argelino Sami Naïr afirmaba en un artículo publicado en 2001 en el diario El País, que:
“Mientras el conflicto militar oponga un Estado a otro Estado o incluso a una constelación de Estados entre sí, es posible controlar relativamente la dialéctica de los enfrentamientos. Pero en el ámbito de un conflicto que opone un Estado a sujetos particulares (grupos o individuos), no identificables y sin territorio localizado, la amenaza del débil al fuerte (aquí, de los individuos frente al Estado) se vuelve más peligrosa -y devastadora- que la potencia del fuerte frente al débil. Dicho de otro modo, la inseguridad posible es siempre superior a la seguridad real”.
Cuando esta “guerra” es llevada a cabo contra sociedades democráticas y liberales, concluía Naïr,los ataques terroristas no sólo destruyen bienes y vidas (algo que por definición de “guerra” siempre sucede) sino que ponen en peligro la estructura política de aquéllas.
Por su parte, Ernesto Garzón Valdés continuaba explicando la lógica interna del terrorismo:
“El acto terrorista se les presenta a no pocos partidarios de supuestas verdades absolutas, es decir, no negociables, como la vía más adecuada para lograr su imposición. Cuando ella parece ofrecer, además, la posibilidad de ser incluido en la categoría del héroe o del santo, el terrorista considera que lo más gratificante que puede hacer es promover su propio ideal, también a costa de su propia vida, y ganar para sí, al mismo tiempo, la memoria eternizante de la historia o la ventura celestial (en el caso del terrorista que alienta convicciones religiosas). El terrorista dispuesto a imponer sus ‘ideales’ a costa de la propia vida y de la de personas inocentes ingresa en la categoría del fanático, es decir, de quien está dispuesto a sufrir ‘los mismos males que para lograr sus propios fines se propone infligir a otros’”.
¿Qué parte será la que no ven o no entienden los medios?
El propio Meshaal declaraba que la “historia y las leyes de Alá nos dicen que la victoria y la liberación no pueden lograrse sin resistencia, batalla y sacrificio”, y que “la yihad y la resistencia son el camino. Esto no es mera retórica. Los acontecimientos nos han demostrado que la yihad y la resistencia son la opción más ventajosa y confiable… Marcha sobre el suelo, dispersando la luz entre su gente y desatando fuego sobre sus enemigos. Eso es la resistencia”.
Teniendo en cuenta las anteriores consideraciones, Garzón Valdés proponía la siguiente definición de terrorismo político no institucional:
“El terrorismo político no institucional es un método expansivo de la amenaza o del uso intencional e imprevisible de la violencia por parte de individuos o grupos no gubernamentales destinado a provocar en una sociedad el temor generalizado infligiendo daños inevitables a personas inocentes con miras a influir en el comportamiento de terceros a fin de obtener objetivos políticos fanáticamente percibidos como no negociables.
Si se acepta esta definición, pienso que no cabe duda alguna acerca de que quienes practican el terrorismo político no institucionalizado son autores de comportamientos criminales en ningún caso excusables y de una de las calamidades más graves que se ciernen sobre el destino de la humanidad”.
Mariam Farhat, ex miembro del parlamento de Hamás en Gaza, crió a sus seis hijos para que cometieran ataques terroristas en contra de los israelíes. Ella esperaba que muerieran en acción, de manera que seconvirtieran en mártires. Ahora, sus nietos propagan el mismo mensaje en el canal televisivo de Hamás.
En marzo de 2002, Muhamed, el hijo de 17 años de Farhat, entró a una comunidad israelí abriendo fuego contra niños de una escuela y tirando granadas contra las instalaciones. Asesinó a 5 alumnos e hirió a otros 23.
En un vídeopublicado después del ataque se puede ver a Farhat despidiendo a su hijo Muhamed, que estaba por salir a la misión suicida. “¿Cómo me siento prometiéndole a mi hijo elparaíso?”se pregunta retóricamente. “Por Allah, hoy es el día más feliz de mi vida”.
En 2009, Farhat le dijo a National Geographic que estaba presionando al resto de sus hijos para que se convirtieran en mártires.
Hamas es una organización terrorista no por capricho de alguien en concreto ni por cuestiones ideológicas o políticas, sino que lo es debido a sus propios actos – por los medios que utiliza y por los fines que persigue con los mismos.
El 20 de agosto de 2012, The Times of Israel informaba que el portavoz del Consejo Legislativo Palestino y alto funcionario de Hamas, Sheik Ahmad Bahr, llamó a la aniquilación de los judíos y de los estadounidenses en un sermón transmitido por Al-Aqsa, la televisión de Hamas:
“[En un video] se lo ve a Bahr orando: ‘O, Alá, destruye a los judíos y a quienes los apoyan’ y a ‘los americanos y a quienes los apoyan’. En un aparente llamamiento para asegurar de que todos los enemigos de Hamas son aniquilados, oró: ‘O Alá, cuéntalos uno por uno, y mátalos a todos, sin dejar uno solo‘”.
La prensa no informó. Sin esta información, que se acumula, es más sencillo designar a Hamas como un mero “movimiento islamista”, y a sus miembros, como “militantes” o “milicianos” y que dicha falacia sea aceptada. De esta manera, la prensa le ofrece un servicio de blanqueo nada despreciable para Hamas.
Start, el Centro de Excelencia del U.S. Department of Homeland Security con sede en la Universidad de Maryland señala que:
“Hamas continua dedicado, con celo, a sus fines violentos e islamistas, y que busca destruir a Israel y reemplazar a la Autoridad Palestina con un estado islámico”.
Por otro lado, el Título 22 del Código de Estados Unidos, Sección 2656f(d) define terrorismo como aquella “violencia premeditada y políticamente motivada perpetrada contra objetivos no combatientes por grupos subnacionales o por agentes clandestinos, usualmente con la intención de influir sobre un público”.
En tanto, la Oficina Federal de Investigación (FBI) lo define como “la utilización ilegal de la fuerza o la violencia contra personas o propiedades con el fin de intimidar o coaccionar al gobierno, a la población civil, o cualquier segmento de los mismos, en cumplimiento de objetivos políticos o sociales”.
El Real Instituto El Cano, publicó un trabajo en 2006 en el que indicaba que:
“…un acto se califica de terrorista si perseguía alguno de los siguientes objetivos: constituir una amenaza para el orden o paz públicos (España, Francia); influir en el buen funcionamiento del gobierno y de las instituciones (España, Reino Unido, Portugal); o intimidar a personas o grupos de personas (Reino Unido, Portugal).”
¿Pero debemos fiarnos de todo lo expuesto hasta aquí?
El portal para la acción contra el terrorismo de las Naciones Unidas – un organismo internacional precisamente no muy pro-israelí – señala, entre los instrumentos para combatir contra el mismo:
La Convención internacional contra la toma de rehenes («Convención sobre los rehenes»), 1979
· Dispone que “toda persona que se apodere de otra o la detenga, y amenace con matarla, herirla o mantenerla detenida a fin de obligar a un tercero, a saber, un Estado, una organización internacional intergubernamental, una persona natural o jurídica o un grupo de personas, a una acción u omisión como condición explícita o implícita para la liberación del rehén, comete el delito de toma de rehenes en el sentido de la presente Convención”.
No hay que ir muy lejos en la historia para encontrar un caso que se encuadre dentro de este convenio (incluido entre los instrumentos para combatir el terrorismo) y que tenga a Hamas como sujeto activo. ¿El nombre Gilat Shalit no les dice nada?· Crea un régimen de jurisdicción universal respecto de la utilización ilícita e intencional de explosivos y otros artefactos mortíferos en, dentro de o contra diversos lugares de uso público definidos con la intención de matar u ocasionar graves lesiones físicas o con la intención de causar una destrucción significativa de ese lugar.
Los cohetes lanzados por Hamas, difícilmente pueden escapar a lo que define este Convenio.
Además, en una resolución, la ONU indica que:
“Reafirmando que los actos, métodos y prácticas de terrorismo en todas sus formas y manifestaciones constituyen actividades cuyo objeto es la destrucción de los derechos humanos, las libertades fundamentales y la democracia, amenazando la integridad territorial y la seguridad de los Estados y desestabilizando los gobiernos legítimamente constituidos, y que la comunidad internacional debe adoptar las medidas necesarias a fin de aumentar la cooperación para prevenir y combatir el terrorismo…”.
Algunos ejemplos incontestables de terrorismo por parte de Hamas
La analista de CAMERA, Ricki Hollander, explicaba que Hamas, luego de consolidar su poder en Gaza, le permite a otras organizaciones terroristas palestinas ampliar las instalaciones para fabricar cohetes dentro de la Franja de Gaza, así como contrabandear cohetes a Gaza desde Egipto. Los ataques con cohetes y morteros pronto se convirtierpm en el principal método de ataque desde Gaza controlada por Hamas.
Mike’s Place, 30 de abril de 2003: Hamásatacó un bar frente a la playa que mató a 3 personas e hirió a 60.
Así, ¿es Hamas un interlocutor válido, a la luz de lo expuesto? ¿Es posible la paz con una organización terrorista – porque está claro que no es otra cosa que un grupo terrorista? ¿Es posible la paz con una organización que no quiere la paz con Israel, sino su eliminación?
Hudna
Los medios suelen hablar de “alto el fuego” o “tregua” entre Israel y Hamas, pero olvidan mencionar el concepto de hudna, vital para comprender la dinámica del conflicto; y para entender el valor táctico de estas “treguas” para Hamas.
Denis McEoin, Dr. en estudios persas por la University of Cambridge, explicaba en el número de verano de 2008 del Middle East Quarterly que:
“Hudna… puede traducirse con precisión como tregua o alto el fuego. Y retiene un contexto histórico que colorea su sentido, si no en los periódicos Occidentales, sí en el entre los árabes.
No es un término de coránico… es la primera palabra usada en la historia musulmana para significar alto el fuego, expresamente en el contexto de la Tregua del séptimo siglo o Tratado de al-Hudaybiyya, a menudo llamada a Sulh al-Hudaybiyya (la paz de al-Hudaybiyya).
Nombrada por un pueblo fuera de La Meca, la tregua llegó seis años después de que Mahoma y sus seguidores abandonaran La Meca para ir a Yathrib (hoy Medina). Este traslado, conocido como el hijra (emigración), es de enorme significación para la comprensión de la yihad clásica, en la medida que establece un patrón de retirada seguida de un reagrupamiento y rearme, que permite que un ataque contra el territorio antes abandonado… Hudna, en otras palabras, equivale a una tregua temporal.
[…]La yihad se emprende contra el mundo entero, pero Israel se ha convertido en su centro de atención. Ya que la yihad es considerada interminable, y ya que Israel va a quedarse, no habrá ningún final a la lucha de inspiración religiosa”.
En consonancia con lo expuesto por McEoin, el diario español ABC informaba el 7 de junio de 2013 que “la frontera entre Israel y Gaza se mantiene por ahora en una aparente calma. Pero Hamás mantiene una incesante actividad para mejorar su arsenal armamentístico a través de los cientos de túneles que agujerean la frontera con Egipto… Ahora, la cúpula de Hamás busca reforzar su fuerza militar y su arsenal”.
Pero ninguna mención al concepto de hudna.
Meses antes, el diario El País daba cuenta de la tregua entre Israel y Hamas:
“Pasadas las seis de la tarde del miércoles se produjo en El Cairo el esperado anuncio. Palestinos e israelíes se comprometían a dejar de dispararse. Habían alcanzado un acuerdo de alto el fuego gracias a la mediación egipcia y estadounidense. Habían decidido poner fin a ocho días de un sangriento fuego cruzado, que amenazaba con desbordarse y dinamitar los frágiles equilibrios regionales”.
Además de ubicar en un mismo plano las acciones israelíes defensivas y las terroristas palestinas – “Palestinos e israelíes se comprometían a dejar de dispararse”¸ “poner fin a ocho días de un sangriento fuego cruzado” – como si no hubiese una causa inicial (los cohetes lanzados – más de 135 cohetes lanzados contra las poblaciones civiles del sur de Israel entre los días 10 y 12 de noviembre, como informó el diario local Jerusalem Post – por Hamas contra las poblaciones israelíes), el artículo olvidaba mencionar, también, el concepto de hudna, tal como lo entienden los islamistas.
Final abierto
Hamas pretende regresar y perpetuar un pasado idílico. El presente, así, es mal transitorio; es una atemporalidad de la que se sale luchando.
De esta manera, Hamas niega las posibilidades de progreso histórico y de evolución de la sociedad humana en la Franja de Gaza. De hecho, la historia es una realidad estática, anclada a una edad de oro pretérita a la que hay que retornar o que hay que repetir. El regreso contra el porvenir. El futuro, en esta concepción, se encuentra en el pasado. Y ese tiempo pasado, idealizado, primordial, lo justifica todo: el fin es conocido, in illo témpore el islam gobernaba y era “magnánimo”, la paz reinaba, el paraíso en la tierra casi había sido recuperado. ¿Qué no estará justificado para volver a esa situación?
Pero no sólo eso, sino que su definición, de lo que se desprende de su carta programática, se realiza a partir de su enemigo: el sionismo y, también, los infieles. A fin de cuenta, Hamas es sólo la “punta de lanza” de un movimiento universal que posee la “verdad”. Como es “la” verdad, no puede haber otra; con lo que se lucha se extiende por todo el mundo, por aquellos lugares donde su “verdad” no sea ley.
En el artículo 2 de su carta fundacional Hamas anuncia que:
“El Movimiento de Resistencia Islámica es uno de los brazos de la Hermandad Musulmana en Palestina. El Movimiento de la Hermandad Musulmana es una organización universal que constituye el mayor movimiento islámico de los tiempos modernos. Se caracteriza por su conocimiento profundo, su comprensión exacta y su adhesión completa a los conceptos islámicos de todos los aspectos de la vida, la cultura, el credo, la política, la economía, la educación, la sociedad, la justicia y el juicio, la difusión del islam, la educación, el arte, la información, la ciencia de lo oculto y la conversión al islam”.
De hecho, el artículo 10 sentencia:
“[El Movimiento] No ahorrará esfuerzo por establecer la justicia y derrotar a la injusticia, de palabra y de obra, en este lugar y dondequiera que pueda llegar y tener influencia”.
Por todo el mundo. Porque Hamas (artículo 5) “se remonta a la época del nacimiento del mensaje islámico, de los virtuosos antepasados, porque Alá es su meta, el Profeta es su ejemplo y el Corán es su constitución. Su extensión en el espacio alcanza a todo lugar del mundo donde haya musulmanes que abracen el islam como modo de vida. Por consiguiente, se extiende hasta las entrañas de la tierra y se eleva hasta el cielo”.
Porque, además, (artículo 6), “bajo la protección del islam los seguidores de todas las religiones pueden coexistir con toda seguridad en lo que se refiere a sus vidas, posesiones y derechos. En ausencia del islam abunda la discordia, se extiende la opresión, prevalece el mal y estallan cismas y guerras”.
Isaiah Berlin, politólogo e historiador inglés (de origen letonia), señalaba en su libro The Crooked Timber of Humanity, que ninguna doctrina que encierre en su núcleo la concepción monista (una única causa o sustancia primaria) de la verdad, del bien y de la belleza; o de una teleología (doctrina de las causas finales) según la cual todo conspira hacia una resolución final armoniosa – un orden final donde las confusiones aparentes y las imperfecciones de la vida del mundo serán resueltas -, ninguna doctrina de este tipo, por su propio bien, puede permitirse buscar la variedad como un valor independiente.
Todo debe ser uniforme. Un único valor, una única visión, una misma vestimenta, una misma abnegación.
La posibilidad de concretar ese anhelo, según se desprende de la carta y de la retórica de los líderes de Hamas, precisa de un enemigo poderoso y dedicado a conspirar, precisamente, contra la consecución de ese sueño, de ese ideal. La historia es, así, un ciclo de conflictos que sólo concluirá una vez que el islam surja victorioso sobre el “infiel”. Es una dialéctica de la supremacía: sin dominio, no hay historia, ésta sólo es en tanto se cumple su propósito (el resto es una aberración, una discontinuidad que debe ser subsanada).
Mas, de lo que Hamas cree y quiere, a la realidad, hay un abismo. Pero mientras los medios en español continúen obviando la realidad, ignorando los hechos y disfrazando de verdades a la inexactitud, la duda y el prejuicio, la mayoría seguirá haciendo de cuenta que entiende sin entender – porque no dispone de todos los datos para llegar a una comprensión cabal -; en tanto que otros, que entienden pero fingen no entender, encontrarán en ese silencio mediático la justificación idónea para su actitud: lo que no se publica, no existe.
Hamas presenta una relación de hechos que llega lógicamente a concluir que el universo está sometido a las leyes que ellos mismos representan, y que todo aquel que no las acate, deberá enfrentarse a una infructuosa lucha contra lo inevitable, puesto que, como sostenía el Sheikh Ahmed Yassin, fundador de Hamas:
“Debemos ser pacientes… porque el islam se propagará tarde o temprano y tendrá el control sobre todo el mundo”. (Matthias Küntzel, Jihad and Jew Hatred)
Y, aún así, la prensa, o bien se hace la desentendida o no se ha enterado de cuál es la realidad. Ello, aunque no hace falta mucho para percatarse: los hechos hablan por sí solos. Y la Carta y los líderes de Hamas, también.