El 19 de junio de 2012, La Información.com se hizo eco de algunas declaraciones de Frank La Rue, relator de la ONU en las que ponía en duda la libertad de expresión existente en Israel.
El medio publicaba:
“El relator especial de Naciones Unidas sobre la Libertad de Expresión y Opinión, Frank La Rue, recriminó hoy a Israel que limite por ley el espacio a la crítica, que haya multiplicado las penas por delito de difamación, y que restrinja las libertades individuales de los palestinos”
El relator expresaba además:
“su preocupación por los intentos de Israel de disminuir el espacio para la crítica en el propio país en relación a sus políticas y prácticas de ocupación, incluyendo la adopción de una serie de leyes muy restrictivas en el Knesset (Parlamento)”.
Como afirma más adelante, La Rue se refería a la reciente ley aprobada por el Congreso israelí de que los ciudadanos israelíes deben jurar lealtad al Estado de Israel. Aunque quizá también se estuviera refiriendo a otra legislación novedosa que permite a los poderes públicos bloquear fondos destinados a ONG, cuya misión se considere que va en contra del Estado.
Ante estas informaciones, se plantea la pregunta ¿debe el Gobierno israelí financiar a todas las ONGs incluso con fondos públicos, a pesar de que algunas se adhieran al movimiento Boicot Desinversiones y Sanciones (BDS) contra Israel? ¿Sería lo contrario un bloqueo a la libertad de expresión?
La respuesta tiene que ver con el rol social de las ONG, que no debe confundirse con el de los medios de comunicación. Por lo que para limitar la libertad de expresión lo que Israel debería haber aprobado es una prohibición de criticar al gobierno, de manifestarse públicamente en las calles etc. Pero eso no ha ocurrido. Por lo tanto, no queda muy claro a qué se refiere La Rue con ‘limitar la libertad de expresión’.
Israel un país ‘libre’
Según el Press Freedom World Index elaborado por Reporteros Sin Fronteras, el Estado hebreo ocupa el lugar 92 de la lista. Pero, ¿qué puesto ocupan otros países en la región? Jordania (128), Turquía (148), los territorios palestinos (153), Egipto (166). Irán (175), Siria (176). El índice evalúa a 179 países. Por lo tanto, según este índice, Israel se encuentra justamente a la mitad de la tabla y por delante de todos sus vecinos.
Otros reportes, como el de Freedom House, señalan que, en 2012, Israel se encuentra en la posición 65 en el ranking de libertad de prensa. Freedom House clasifica a Israel como el único país con prensa ‘libre’ en todo el Medio Oriente y el Norte de África, mientras que los territorios palestinos, colindantes con Israel, obtuvieron la posición 179.
Sin embargo, el único país de la región que parece preocuparle al relator de la ONU es Israel.
Parámetros de los rankings
El ‘acceso a la información’ es uno de los parámetros que toman en cuenta rankings de libertad de expresión como los citados anteriormente. En este sentido, a pesar de que Israel produce una cantidad significativa de información, existe información secreta que no es publicada por motivos de seguridad nacional. No hay que olvidar que el Estado hebreo está en situación de conflicto, con vecinos como Siria o Gaza, donde gobierna Hamás, lo que le impide revelar información estratégica sobre sus fronteras, su ejército y sus agencias públicas de inteligencia.
No obstante, no se ha coartado la libertad de expresión ni siquiera en circunstancias extremas como la guerra del Líbano en 2006, donde los informadores que cubrían el conflicto tuvieron acceso a los oficiales del Ejército israelí y a varias zonas de combate, lo que, a la postre, se descubrió que había incidido en el resultado de la guerra entre Hezbolá y las Fuerzas de Defensa de Israel. De ahí que, durante la operación Plomo Fundido, en 2009 en Gaza, Israel decidió prevenir la publicación sensible de información sobre el combate, que pudiera alterar el resultado final de la guerra.
Según el portavoz del Gobierno, Mark Reguev, dos terceras partes de la información sobre Israel que se publica alrededor del mundo tienen su origen en medios de comunicación israelíes. Esto significa que, a pesar de que Israel es uno de los temas que más páginas ocupan en la sección Internacional de muchos medios de comunicación en el mundo, existe suficiente libertad de prensa en el Estado hebreo como para que sean los propios medios de comunicación israelíes los que publican esa información primero.
Frank La Rue y la parcialidad del Consejo de Derechos Humanos
De forma paralela, algunas organizaciones, como el United Nations Watch (UNW), consideran que la atención que adquiere Israel en relación a otros países del mundo es “desproporcionada”. El UNW ha denunciado ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que más de un tercio de las resoluciones de ese organismo –cuyo antecesor, la Comisión de Derechos Humanos (DDHH), fue disuelta por Kofi Anan, ex secretario general de Naciones Unidas, debido a malas prácticas y corrupción- se centran en Israel de forma exclusiva y dejan de lado la situación en la gran mayoría de los países del mundo relegada a un segundo plano.
Así, en la misma línea expuesta por UNW, que denuncia que el Consejo de DDHH de Naciones Unidas critica a Israel de forma “desproporcionada”, el relator de la ONU aprovecha su visita a Medio Oriente para atacar duramente la supuesta falta de libertades en el Estado hebreo, sin poner de manifiesto que, en materia de libertad de expresión, Israel es el país más libre de toda la región.
La Información publica:
“Esa tendencia que se concreta, por ejemplo, en la prohibición de conmemorar el día de la independencia de Israel como un día de duelo; la prohibición de boicotear o solicitar el boicot de productos israelíes, incluyendo aquellos producidos en los asentamientos de Cisjordania; y el incremento seis veces de las multas por difamación”.
Sería adecuado que La Rue mencionara en qué países el gobierno del Estado subvenciona actividades que promuevan el boicot a la producción nacional. Normalmente, los países gastan millones para mantener legaciones comerciales, embajadas y oficinas de promoción comercial en el extranjero. No existe ningún motivo para que un gobierno fomente el boicot a su propia producción de bienes y servicios.
En Israel el movimiento BDS cuenta con el apoyo de ciudadanos israelíes e incluso de académicos, como Neve Gordon que recibe un sueldo de la Universidad de Ben Gurión, proveniente, en parte, de fondos públicos.
¿Puede, por tanto, decirse que Israel ha prohibido de facto la ‘solicitud’ de boicot y el boicot mismo, como afirma La Rue? Quizá Ilán Pappé o Neve Gordon, quienes han publicado artículos de opinión en la prensa extranjera e israelí a favor del boicot es el mejor ejemplo de la falsedad de la declaración del relator de la ONU.
¿Día nacional o día de duelo?
¿Debería el primer ministro de Israel bajar la bandera nacional a media hasta durante el día de la Independencia nacional? Al parecer, a La Rue esa le parece una posibilidad tangible, porque la crítica a la prohibición de conmemorar el Día de la Independencia, por ser un día de luto para otro pueblo, parece una broma antes que una declaración formal de un funcionario de las Naciones Unidas.
Israel es parte de la Organización de Naciones Unidas, cuyo objetivo es fomentar la ‘paz’ entre los pueblos. Al permitir que el día nacional de un país se convierta en un día de luto para otro, ¿no invita al conflicto y a la confrontación, en lugar de a la aceptación y el entendimiento? Ante la afirmación de La Rue cabe preguntarse si ese funcionario tiene claros los valores y la misión del organismo al que representa.
Por otra parte, ¿acaso en la mayoría de los países y ciudades, los días nacionales no representan la conquista de la independencia? ¿Deberían los Estados Unidos declarar día de luto el 4 de julio porque supuso una victoria sobre los ingleses? ¿O Madrid debe dejar de celebrar su 2 de mayo, para no herir las sensibilidades de los franceses?
La diferencia es que Israel celebra una Declaración de Independencia realizada tras una votación en el seno de la ONU. Fueron los países árabes quienes iniciaron una guerra inmediatamente después, provocando el posterior drama de su propio pueblo.
Difamación
En una crítica mucho más leve, en este caso hacia la Autoridad Nacional Palestina La Rue pide que ésta “despenalice la difamación, y que los altos funcionarios tengan mayor tolerancia ante la crítica”.
Habría que matizar que la definición del delito de ‘difamación’ dista de ser la misma en todos los países. En los territorios controlados por la ANP o en países como Túnez o Arabia Saudita, un mensaje publicado contra el profeta Mahoma en Facebook o Twitter puede ser motivo suficiente para ser arrestado y encarcelado durante años. Y, al mismo, tiempo, las autoridades religiosas palestinas solicitan abiertamente el exterminio de los judíos, sin que eso sea considerado un delito de difamación o incitación al genocidio. En Israel, las críticas a los gobernantes aparecen cada día en los diarios, y los debates entre la población religiosa y liberal, también.
¿Por qué entonces el relator de la ONU centra sus críticas en Israel?