¿Qué queda en un medio de comunicación una vez que el periodismo ha sido considerado una práctica prescindible? O, puesto de otra manera, ¿cuál es el residuo que permanece, que se establece en su lugar?
No es el único, pero la propaganda es el escombro más conspicuo. El Periódico postulaba un ejemplo rotundo de ello en su texto del 20 de septiembre de 2023. Era elocuente en este sentido el léxico utilizado – que no se reproducirá aquí ni como ilustración, puesto que la propaganda funciona a fuerza de repetición (incluso en un contexto de corrección, de deconstrucción) -, en lo hiperbólico de su afán proselitista, conmovedor; en definitiva, falsificador.
Nos detendremos, entonces, obviando las calificaciones del medio, en los que, este pretende, son los hechos que dan pie a la trillada retórica activista.
- “Seis personas han muerto a manos … del Ejército israelí…”.
“En la Cisjordania…, [en] una redada en el campo de refugiados de Yenín… ha acabado con la vida de cuatro”. “El movimiento de resistencia islámica (Hamás) ha identificado a tres de años [¿?] como Mahmoud Jaled Ararawi, de 24 años, Mahmoud Alí Nafi al Saadi, de 23 años, y Rafat Omar Jamaysa, de 22 años.
Lo que no decía El Periódico (goteo de propaganda) era que el grupo terrorista palestino Hamás había confirmado que dos de los fallecidos – Mahmoud al-Saadi y Mahmoud Ararawi – eran en realidad miembros del grupo terrorista Batallón Al Qassam. Hamás incluía una fotografía de ellos luciendo cintas de dicho grupo sobre la frente y portando armas.
Otra fotografía publicada por Al Quds (asociada a Hamas) mostraba a un tercer hombre – Rafat Khamayseh – también portando un arma de fuego.
Es más, la agencia de noticias Associated Press (AP), a la que curiosamente el medio español citaba, mas con propósitos exclusivos de “narrativa”, indicaba el mismo día que “tres de los muertos en Yenín fueron reivindicados por el grupo Hamás o por la Yihad Islámica Palestina”. Y añadía que el ejército israelí había informado que las “tropas abrieron fuego contra un palestino que les lanzaba explosivos mientras realizaban una redada nocturna de detención en el campo de refugiados de Aqabat Jabr”.
El grupo Yihad Islámica Palestina también llamó a los tres abatidos “guerreros de la yihad”, aunque se abstuvo de identificar sus afiliaciones.
Además, El Periódico aseveraba que “fuentes sobre el terreno han afirmado que las tropas israelís no han permitido la entrada de ambulancias para asistir a los heridos”.Algo que AP ponía seriamente en duda, al señalar que “vídeos difundidos en las redes sociales mostraban cómo los médicos descargaban [no indicaba de dónde] a los heridos en un hospital”.
- “En la valla fronteriza con la Franja de Gaza, … a otro palestino de 25 años que protestaba por el cierre del único paso entre ambos territorios”. “… en la frontera con Gaza, hace días que la violencia se perpetúa después de que Israel anunciara este domingo [16 de septiembre] el cierre del paso de Beit Hanoun o Eretz por las erupciones de protestas fronterizas”.
“Protestaba” por la respuesta a las “protestas” (que surgían, ‘erupcionaban’, naturalmente) que no son tales, sino orquestadas acciones violentas, ataques palestinos mediante disparos con armas de fuego y lanzamiento de explosivos contra posiciones israelíes (en Israel).
Tres días antes del cierre del paso limítrofe, así atacaban palestinos desde Gaza:
FFuente: Joe Truzman
Y así seguía la “protesta”:
Fuente: Ídem
Fuente: Ídem
Fuente: Ídem
En este contexto, de violencia iniciada desde Gaza, se produce la muerte del “manifestante”. Esa es toda la información que hay. Esa es toda la información que hay. Toda la evidencia que hay. Pero claro, en una pieza de propaganda, sólo los fines que esta persigue valen, y a ellos se supeditan los hechos – incluso su ausencia (u omisión); por ello mismo no mencionaba lo que recordaba AP: desde el comienzo de 2023 “al menos 31 personas fueron asesinadas en ataques palestinos contra israelíes”.
Esto es lo que queda cuando el periodismo es suplantado por el activismo: residuos.