“Periodistas, políticos y activistas de todo el mundo han sido espiados con un programa israelí”
Es decir, se presentaba a un “programa israelí” – ergo, por extensión y reiterada cobertura en tal sentido,a Israel (no una empresa) – como cómplice necesario de una vigilancia secreta mundial.
¿Pero quién llevaba a cabo el espionaje? Esa es la noticia ¿El programa que había adquirido voluntad propia? ¿O estados con los que la propia Unión Europea y España tienen relaciones en diversos ámbitos?
Pero en los primeros párrafos de la crónica no había asomo de intentar desvelar precisamente qué estados u agencias habían utilizado ese programa.
En el tercer parágrafo el medio decía que se trató de “una filtración masiva de información con más de 50.000 números de teléfono que previsiblemente han sido objeto de estas prácticas de espionaje”, y que “el análisis de 67 de los dispositivos de la lista filtrada revela que más de la mitad -en concreto, 37- tenían restos del programa espía [“diseñado para perseguir a criminales y terroristas”]”.
Sólo 67 dispositivos de, presuntamente, 50.000. El 0,13% de los dispositivos analizados. De los cuales, 37 “tenían restos el programa espía”. Y con este análisis estadísticamente insustancial, el medio español construía un titular que, está visto, no se sostenía con nada más que una fijación.
Así, a medida que se seguía avanzando en la crónica, no había ni un solo dato acerca de los países o agencias sospechosas de haber utilizado el programa. Por otro lado, visto el titular, no parecía ser la labor desvelar quiénes habían realizado la operación de espionaje. El objetivo, quedaba claro, estaba en el titular, y en las omisiones.
En los párrafos 6 y 7 el medio señalaba que:
“Los medios de comunicación [que realizaron la investigación sobre el tema] no han podido averiguar cuál era exactamente el objetivo de la lista, ni quién creó el listado ni cuántos de los teléfonos fueron objeto de espionaje.
NSO Group [la empresa que vende el software] asegura que vende el programa a 60 agencias militares, policiales y de inteligencia en 40 países, sin identificar cuáles, y que examina rigurosamente los registros de sus clientes antes de permitirles el uso de su herramienta”.
Vayamos entonces a una de las fuentes, y veamos qué decía The Guardian (que tiene muy escasas simpatías por Israel), uno de los medios que realizó la investigación sobre este asunto, según mencionaba El Periódico. Su titular era sustancialmente diferente:
“Revealed: leak uncovers global abuse of cyber-surveillance weapon”
“Revelado: una filtración descubre un abuso global de un arma de ciber vigilancia”
La palabra Israel (o israelí) ya no tenía presencia de titular. Ni tampoco en el destacado. Precisamente, porque la noticia era otra (aunque la crónica tampoco presentara pruebas concluyentes sobre el tema abordado).
En su texto, el medio inglés advertía que, “sin un examen forense de los dispositivos móviles, es imposible decir si los teléfonos fueron objeto de un intento de hackeo o de un éxito con Pegasus”. Y añadía que el grupo NSO “siempre ha sostenido que ‘no opera los sistemas que vende a clientes gubernamentales que son cuidadosamente examinados, y que no tiene acceso a los datos de los objetivos de sus clientes”.
Además, apuntaba que “no hay nada que sugiera que los clientes de NSO no utilizaran también Pegasus en investigaciones sobre terrorismo y delincuencia, y [que] el consorcio [de medios que forman parte del Proyecto Pegasus que investiga la utilización de este programa] también encontró números en los datos pertenecientes a presuntos delincuentes”. Aunque también señalaba que “el amplio abanico de números de la lista que pertenecen a personas que aparentemente no tienen ninguna relación con la delincuencia sugiere que algunos clientes de NSO están incumpliendo sus contratos con la empresa”.
Era entonces cuando el medio inglés mencionaba lo que El Periódico se cuidaba muy mucho de siquiera dejar intuir:
“El análisis… de los datos filtrados identificó al menos 10 gobiernos que se cree que son clientes de NSO y que estaban introduciendo números en un sistema: Azerbaiyán, Bahréin, Kazajistán, México, Marruecos, Ruanda, Arabia Saudí, Hungría, India y los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
El análisis de los datos sugiere que el país cliente del grupo NSO que más números seleccionó – más de 15.000 – fue México, donde se sabe que varios organismos públicos han comprado Pegasus. Tanto Marruecos como los EAU seleccionaron más de 10.000 números, según el análisis”.
Cuando se trata de Israel, El Periódico hace tiempo que, no sólo no es fiable, sino que, puede decirse sin temor a equivocarse a exagerar, que es una fuente de desinformación, de atribución de rasgos negativos a todo aquello que provenga del estado judío.