El título elegido (sin utilizar comillas que indicaran el uso de una frase o declaración correspondientes a alguien distinto de la cronista) parecía indicar lo último, al adherir a la retórica habitual de Hamas:
Hija de una mártir de Gaza
Decía el artículo que:
En una sala amplia de paredes verdes hay una incubadora aislada. Una enfermera le ha colgado un pequeño cartel que dice: «Hija de la mártir Shahima Gannan». Dentro hay una niña que ha llegado a este mundo hace nueve horas. [ ]Ella no lo sabe, pero ha nacido en guerra. En su tierra, Gaza, Palestina, las bombas de las fuerzas israelís han matado ya a 835 personas y han herido a 5.200. Cuando vio la luz, los misiles de los cazas israelís caían cerca del hospital. Uno de los proyectiles había matado, poco después de las 3.30 de la madrugada, a su madre, Shahima Gannan.
Y finalizaba señalando que:
Las fuerzas israelís siguen su ofensiva implacable, a pesar de que ya han perdido a 35 soldados y oficiales, según confirmó ayer el Ejército israelí. Un soldado murió al ser atacado con misiles anti-tanque y fuego de mortero desde una estructura próxima a una escuela de la UNRW’, aseguró el Ejército, que dio por muerto al soldado que hasta ahora consideraba desaparecido.
Las fuerzas israelís siguen su ofensiva implacable porque Hamas y Yihad Islámica continúan atacando (un hecho que, además, no es, ni mucho menos, novedoso: más de 11.000 cohetes lanzados desde 2005). Además, Israel ha respetado los ceses del fuego, en tanto que Hamas los ha violado de manera reiterada.
¿Quién, pues, sigue su ofensiva y quién sigue su respuesta a esa ofensiva?
Embarullar causas (más de 450 cohetes lanzados contra Israel desde principios de año; 250 durante las tres semanas previas a la operación) o caer en el non causa pro causa – y efectos no cambia la realidad; la tergiversa, la confunde, sí, pero no la altera.
Por otra parte, las palabras Ejército (o fuerzas, bombas y ofensiva) e israelí van apareciendo a lo largo del texto como un recordatorio de culpas, de la dirección que debe tomar la indignación. Lo llamativo es que, en un conflicto que fue iniciado por el grupo terrorista Hamas (y otros, como Yihad Islámica) por el lanzamiento indiscriminado de cohetes contra la población israelí, éste no aparezca mencionado como causa del sufrimiento de los palestinos que viven en Gaza.
Tampoco menciona los numerosos cohetes de Hamas y Yihad Islámica que caen dentro de Gaza ni, más importante aún, que realiza sus ataques (y almacena arsenales) desde zonas habitadas, además de su política de utilización de escudos humanos. ¿Quién pone en peligro a los civiles de Gaza, entonces?
Dice la redactora, además, que las bombas de las fuerzas israelís han matado ya a 835 personas y han herido a 5.200, y, en contraposición, explica que un soldado [israelí] murió.
Utiliza el término abstracto de personas, con el que el lector no puede saber cuántos terroristas han sido abatidos, dando así la falsa impresión de que Israel ataca de manera indiscriminada a la población civil. En el caso israelí, sí identifica al fallecido como a un soldado, un combatiente.
¿Es posible escribir un artículo sobre el sufrimiento de los civiles en Gaza sin mencionar a Hamas como principal causa del mismo (o, sin más, sin mencionar siquiera al grupo terrorista)?
Para El Periódico, sí.