La última tentación de Trump: incendiar el statu quo en Tierra Santa es el análisis publicado el 5 de diciembre de 2017 por el diario El País en torno a la posible decisión del presidente Trump de mover la embajada estadounidense a Jerusalén.
El artículo presenta los hechos desde una perspectiva exclusivamente palestina, demostrando, una vez más, el sesgo mediático del que son víctimas sus lectores.
El corresponsal pretende explicar la importancia de la ciudad para las tres religiones, pero omite completamente un nombre clave: Monte del Templo.
La Ciudad Vieja alberga el Muro de las Lamentaciones y la basílica del Santo Sepulcro, lugares santos para el judaísmo y la cristiandad, junto a la Explanada de las Mezquitas, un emblemático icono y tercer recinto más sagrado, tras La Meca y Medina, para los musulmanes.
La Explanada de las Mezquitas es el nombre que los musulmanes dan a lo que los judíos llaman El Monte del Templo, y resulta ser el lugar más sagrado del judaísmo. No explicar esto es contar sólo una parte de la historia, desde un lado de la misma.
Otro interesante ejemplo de toma de partido lo da el siguiente párrafo:
Pero la guerra que libraron fuerzas judías y de países árabes hasta que se selló el armisticio en julio de 1949 arruinó los planes de la ONU. El Oeste de la ciudad fue ocupado por Israel, que estableció allí su capital, y el Este quedó bajo control jordano, al igual que Cisjordania.
1 – Según El País, los planes de la ONU se arruinaron por la guerra. Que los estados árabes hubieran rechazado dichos planes no le parece relevante al diario español. Recordemos que en 1947 el liderazgo palestino rechazó la propuesta de partición y se embarcó, junto a los estados árabes, en una guerra “de extermino y una masacre transcendental” contra los judíos- tal como lo expresara Azzam Pasha, Secretario General de la Liga Árabe.
2 – La frase El Oeste de la ciudad fue ocupado por Israel, que estableció allí su capital, y el Este quedó bajo control jordano es una buena muestra del sesgo radical a la hora de contar los acontecimientos.
Israel ocupa, mientras que el Este queda bajo control de Jordania. Es decir, que se reserva el término de presunta ilegitimidad para Israel, mientras que a su vecino (que inició la guerra y ocupó inicialmente la ciudad) lo retrata como a una suerte de actor involuntario, sin carga de ilegitimidad alguna, y que llegó a controlar dicho territorio como a pesar suyo.