El lunes 18 de junio de 2012, una célula terrorista atravesaba la frontera entre Egipto e Israel y atacaba a unos vehículos israelíes, matando a un trabajador y provocando la consiguiente respuesta del ejército que abatió a dos de esos terroristas.
Teniendo en cuenta que fueron 2 tanques (media sección, la mitad de una unidad mínima), y que inmediatamente se retiraron, despliega sus tanques resulta bastante hiperbólico.
La posterior información ofrecida por el medio y firmada por Ana Garralda presentaba otra serie de inexactitudes:
Esta mañana tres individuos cruzaban al lado israelí detonando un explosivo al paso de varios vehículos de la policía de fronteras lo que después provocó un intenso tiroteo que se saldó con la muerte de un obrero árabe-israelí que trabajaba en la construcción de la valla y de dos de los individuos procedentes del Sinaí, que fueron abatidos por los soldados.
Los hechos son distintos: los terroristas (individuos según esta crónica) no atacaron específicamente a la policía sino que detonaron un explosivo al paso de varios vehículos y la víctima no murió en un tiroteo entre policías y terroristas, sino que murió a consecuencia del ataque. El tiroteo se produjo después, en respuesta al ataque.
LOS ACUERDOS DE CAMP DAVID:
Tras la breve mención al ataque (apenas 6 líneas en un artículo de unas 84), Ana Garralda se centra en explicar que Israel contravino los acuerdos de Camp David, lo que, dado el título elegido para el artículo, se convierte en la principal información de la jornada.
Cierto que los acuerdos de Camp David, que marcaron la devolución a Egipto por parte de Israel de la península del Sinaí, establecieron las relaciones diplomáticas plenas entre los dos países y la desmilitarización de la zona. Sin embargo, tras el ataque y ante la situación de peligro vivada en la frontera, Israel desplegó por pocas horas los dos tanques que protagonizaron esta información.
Pero no es la primera vez que se contravienen, ya que Egipto mismo desplegó sus fuerzas en la frontera en agosto de 2011, tal y como la propia periodista cuenta posteriormente, sin por ello acusar a los egipcios de violar los acuerdos. Y también en el año 2005, tras la Desconexión de Gaza, Egipto aumentó su presencia militar en la zona.
De hecho, también podrían ser consideradas violaciones de los acuerdos de Camp David la falta de control en la frontera por parte de Egipto (que desde que retiró a gran parte de su policía, tras el derrocamiento de Mubarak, ha permitido que el Sinai se convierta en territorio sin ley) o el ataque a la Embajada israelí en El Cairo, ya que los acuerdos estipulan la normalización de relaciones y que en ambos países habrá garantía de que bajo su jurisdicción los ciudadanos de las otras partes gozarán de protección y del debido proceso legal.
¿QUÉ ES LO MÁS GRAVE?
Llama también la atención la siguiente afirmación:
El incidente transfronterizo más grave hasta la fecha tuvo lugar en agosto de 2011, en que ambos países llegaron a un pacto que permitió el despliegue de varios miles de soldados equipados con tanques y vehículos blindados para que aplicaran un férreo control sobre algunas tribus beduinas, cada vez más involucradas en el contrabando de armas y en el tráfico ilegal personas
El link que ofrece el periódico al incidente transfronterizo más grave habla de la detención de decenas de dirigentes de Hamás. Tal vez habría sido interesante recordar los atentados de agosto de 2011 que se cobraron la vida de ocho israelíes. Sin embargo no se menciona ni una sola vez la amenaza terrorista que vive la región y la detención del delincuente se convierte en esta crónica en un hecho más grave que el mismo delito.
¿DEPORTAR O REPATRIAR?
Sorprendentemente, cuando la noticia del día ha sido un atentado terrorista, la información se titula con un ínfimomovimiento militar pasajero, apenas le dedican seis líneas a lo sucedido y la segunda gran parte del artículo se dedica a hablar de la relación de Israel con sus inmigrantes, para afirmar que han comenzado las deportaciones de inmigrantes africanos.
Según el diccionario de la Real Academia Española, Deportar significa: Desterrar a alguien a un lugar, por lo regular extranjero, y confinarlo allí por razones políticas o como castigo.
No es eso lo que hace Israel. Por muy dramático que suene, no es acertado el empleo de dicho término. El artículo debería emplear el verbo Repatriar: Devolver algo o a alguien a su patria.
De hecho, cuando se trata de España, El País habla de repatriación, no de deportación. ¿Por qué entonces esta diferencia?
En esta crónica El País convierte a la víctima en verdugo, y priva a los lectores de una información completa, algo nada digno del que pretende ser El periódico global en español, un medio de referencia.