Dentro del espacio Conversaciones Imposibles, el diario El Mundo publicó el 22 de noviembre de 2015 Cuando la intifada es sentarse a hablar.
Bajo el formato de diálogo, el medio pretendía presentar un intercambio de ideas entre un profesor nativo de Gaza y una profesora nativa de Tel Aviv. Pero el desequilibrio entre ambos era patente nada más iniciarse la conversación.
A un lado de la mesa se sentaba la israelí Dina C. Levy, profesora de hebreo, que presentaba unos planteamientos más personales, críticos con Israel y su gobierno, mientras que por otro lado, se encontraba Najib Abu-Warda, profesor de Relaciones Internacionales, conocido por sus posturas anti-israelíes, a los que ha llegado a acusar de cometer un Holocausto con los palestinos.
El periodista, por su parte, hacía una presentación bastante poco rigurosa de la situación, y en un acto de fe, proponía imaginar:
Oriente Medio tendría una solución, la franja de Gaza sería un lugar vivible, el muro de Cisjordania se vendería en pedacitos como el de Berlín, el Ejército israelí circuncidaría sus obuses y los niños palestinos no tirarían piedras. Sino Angry Birds blanditos.
Más allá del dudoso recurso a la circuncisión de los obuses (¿es una necesaria referencia a un hecho religioso?) habría que aclarar que el ejército de israel no se enfrenta a niños palestinos que tiran piedras, sino a grupos terroristas que lanzan misiles y cohetes (más de 11.000 desde la retirada de Gaza en 2005) contra su población civil, y concretamente, en estos últimos dos meses, a una ola de atentados terroristas que, a 23 de noviembre de 2015, había asesinado a 21 israelíes.
El texto, de hecho, plantea un paralelismo ético entre los ‘Netanyahus’ y los ‘Hamases’, es decir entre un primer ministro democráticamente elegido y un grupo considerado terrorista por la Unión Europea (DECISIÓN (PESC) 2015/521 DEL CONSEJO de 26 de marzo de 2015) entre otros.
Prosigue el periodista:
Aquí tienen a dos, hablando sobre uno de los lugares del mundo donde la razón anda más descabezada. Más de 52.000 muertos. 500 check points. Un muro de 700 kilómetros. Lo que las cifras no cuentan.
1 – ¿De dónde sacó el periodista la cifra de 52.000 muertos?
Las cifras que se barajan en este conflicto son de más de 115.000 muertos desde el año 1920. Aproximadamente 24,969 israelíes y 91,105 palestinos.
Recordemos que en Siria, las cifras más conservadoras hablan de 138,858 muertos en tres años. O que desde 1991 en Somalia, ya han muerto unas 500.000 personas… ¿De verdad es el conflicto entre israelíes y palestinos uno de los lugares del mundo donde la razón anda más descabezada?
2 – ¿Muro de 700 kilómetros?
La parte de “muro” apenas alcanza los 4 kilómetros (por tramos separados). Aproximadamente el 95% es una valla de alambre, sólo el 5% está constituido por el muro.
No entraremos en detalle a analizar los argumentos de los invitados al debate, ya que estos no son más que opiniones, pero sí querríamos destacar que estos incluyen la falsa acusación de genocidio a Israel (el único genocidio del mundo en el que la población aumenta), comparaciones con los nazis (según la OCDE, una acusación antisemita) y el famoso bulo de que los palestinos se quedarán con el 22% de su tierra (Israel sólo representa el 11% de esa tierra).
El propio título del encuentro es engañoso, ya que sería hermoso que la Intifada fuera sentarse a hablar, pero mientras no lo sea, es importante explicar en qué consiste. De lo contrario, tal y como el periodista parece plantear, hay una endulcificación del término. Desde el estallido de la llamada Segunda Intifada, en septiembre del año 2000 y hasta el año 2007, 1.213 israelíes fueron asesinados y 8.342 resultaron heridos en múltiples ataques y atentados cometidos por terroristas palestinos.
¿Titularía el medio un encuentro: Cuando el terrorismo es sentarse a hablar? Porque hasta nueva orden, eso es la Intifada: terrorismo. Por más que lo quieran justificar.