Israel no le declaró la “guerra” a nadie. El estado de Israel no ha intervenido en el asunto. El titular es, por tanto, falso. Pero ya predispone al lector a tomar un rumbo interpretativo de lo que sigue a continuación.
Por ejemplo:
“… medios de comunicación judíos, como The Jerusalem Post, uno de los diarios más influyentes de Israel…”
El Jerusalem Post es un diario israelí en el que escribe gente de diversas religiones – así, como seguramente, ateos y agnósticos -.
¿Acaso “El Mundo es uno de los medioscatólicos de los más influyentes de España” – puesto que ésta es la religión mayoritaria, y con privilegios como la exención impositiva – es una aseveración verdadera? ¿Lo es “The Guardian, diario anglicano, es uno de los más importantes de Inglaterra”? Evidentemente, no. Pues la del Jerusalem Post tampoco lo es.
Claro que la idea parecía ser dar la sensación de un control mediático por parte de los judíos.
Máxime, cuando en el testo se repite hasta el cansancio la fórmula “lobby pro israelí”. Es decir, “grupo de presión pro-israelí”. Extraño que no se hable del lobby pro-palestino o pro-BDS (o anti-israelí): aquél que presiona para que se implemente el boicot mediante la banalización del apartheid sudafricano. Basta recordar el caso del cantante estadounidense, judío, Matysiahu, del verano pasado, y las presiones del lobby pro-BDS o lobby anti-israelí (sólo hace falta leer las declaraciones de sus líderes respecto de sus verdaderas intenciones). Decía el diario El País el caso del cantante:
“El cantante judío estadounidense Matisyahu ha calificado este lunes como ‘espantoso y ofensivo’ que el festival Rototom Sunsplash de Benicàssim (Castellón) haya intentado ‘coercionarlo para que hiciera declaraciones políticas’”.
Y el diario 20minutos:
“La organización, que se ha tenido conversaciones con las comunidades judías españolas e internacionales, ‘reconoce su equivocación, fruto del boicot y de la campaña de presiones, amenazas y coacciones promovidas por BDS País Valencià al considerar que podían alterar gravemente el normal funcionamiento del festival, lo que impidió gestionar la situación con lucidez’”.
Amenazas. Coacciones. Por parte del movimiento BDS. ¿No es labor periodística inquirir en qué es lo que sucede en los pequeños ayuntamientos que votan tales propuestas? ¿Qué hay detrás de ello? ¿Cómo funciona el movimiento BDS? ¿Qué presentan en los ayuntamientos? ¿Amenazas como en el festival Rototom? Si es así, ¿cuál es el contenido de estas coacciones? Y, ¿de dónde proviene el dinero que sostiene la estructura del movimiento de BDS?
Mientras tanto, “Israel declara la guerra” que nunca declaró, se machaca con el lobby (pro-israelí; el otro, el que promueve la demonización de Israel, no). La noticia, como se indicara en nuestro blog, era la respuesta ante un hecho discriminatorio, y no el hecho en sí (de algo suena este proceder…). El periodismo, quedará pendiente para otra oportunidad.
“Si los refugiados regresaran, no tendrías una solución de dos Estados, tendrías una Palestina junto a una Palestina… Si no atas al perro rabioso, morderá a todo el mundo”.