El Pentágono evalúa la hipótesis de que Israel ataque Irán en primavera, crónica firmada por Rafael Poch, corresponsal del diario La Vanguardia en Munich, el 4 de febrero de 2012 es un sorprendente ejercicio de tergiversación de la realidad. En el artículo, Irán, único país del mundo que ha amenazado a otro (Israel) con borrarlo del mapa, aparece retratado como una víctima inocente del afán belicista israelí, y de las amenazas de sus vecinos.
El artículo, que no se enmarca en los artículos de opinión, sino que es supuestamente informativo, empieza por menospreciar y criticar a David Ignatius, prestigioso periodista del Washington Post, acusándolo de estar “muy comprometido con la agenda belicista de Israel”. Así Poch anula cualquier posible desacuerdo y transforma lo que no es más que su propia opinión en un hecho (al margen de que Ignatius no es especialmente conocido por sostener posturas pro-israelíes).
El autor explica que Irán es un país “rodeado de ejércitos hostiles” y a continuación intenta describirlo como un país pacífico. En ningún momento, Poch menciona que Irán como el mismo ayatolá Jameini reconoció en su discurso de este viernes apoya grupos como Hamás o Hezbollah, considerados terroristas por los Estados Unidos o la Unión Europea. Tampoco menciona que Irán está detrás de sangrientos atentados en Argentina, no habla del último asalto violento a la embajada británica en Teherán, ni por supuesto cita las persecuciones y torturas a los opositores, así como asesinatos de los homosexuales.
Poch afirma vagamente que “Irán es acusado de ambicionar la bomba”, pero no explica que quien lo acusa es un indiscutible informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Por otra parte, cuando Poch habla de atentados contra científicos nucleares dice que son “técnicos supuestamente vinculados al programa nuclear”. Esta es otra manipulación lingüística, ya que Mustafa Ahmadi Roshan, por ejemplo, supervisaba la central nuclear de Natanz.¿Es eso supuesto?