El 30 de noviembre de 2015, el diario colombiano El Espectador publicaba su artículo ¿Por qué Israel suspendió a la Unión Europea del proceso de paz con los palestinos?
Dos errores factuales llamaban específicamente la atención:
1- Tel Aviv no es la capital de Israel
El autor de la nota seguraba que:
A pesar de la decisión de Netanyahu, la Comisión Europea expresó que las relaciones con Tel Aviv siguen siendo buenas, amplias y profundas y que eso seguirá siendo así.
La Comisión Europea no habló de sus relaciones con Tel Aviv, puesto que no es la capital de Israel. Tal y como reportaron varios medios, la Comisión Europea habló de las relaciones entre Europa e Israel.
Emplear Tel Aviv como capital es un ejercicio ideológico por parte del medio. Pero por mucho que los periodistas no les guste que Israel haya nombrado a Jerusalén su capital, no tienen el derecho de inventar una realidad paralela. Ni Tel Aviv ni Haifa ni Kiryat Shmona toman decisiones más allá de sus municipios. Las decisiones de gobierno se toman en Jerusalén, porque ahí están todos los organismos oficiales, incluidosu parlamento, la Knesset, y la casa del Presidente. Si el medio no quiere citar Jerusalén como capital por sus planteamientos ideológicos, al menos no debería confundir a los lectores hablando de Tel Aviv, podrían optar por un correcto Israel.
2- La ocupación no es ilegal
Afirma el autor de la nota que no etiquetar los productos procedentes de zonas ocupadas es reconocerle a Israel su propiedad sobre los territorios que ocupa de manera ilegal.
La ocupación puede resultar indignante, inmoral o puede ser considerada como parte esencial del problema. Pero no es ilegal. Medios como el New York Times han tenido que corregir esa aseveración en el pasado.
En esta ocasión, los lectores del diario colombiano no han tenido derecho a los hechos en sí, sino a una interpretación ideológica del periodista, lamentablemente basada en errores.